![«Planeaban dar el golpe de su vida»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201711/01/media/cortadas/1402229801-k0SE-U5024682803SuD-624x385@El%20Correo.jpg)
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l. ramos
Miércoles, 1 de noviembre 2017
Iba a ser «el golpe de su vida». El que les iba a retirar. Lo tenían todo preparado e incluso habían elegido un día en el que, por ser final de mes y víspera de festivo, cabía esperar que en la sucursal bancaria habría más cantidad de dinero de lo habitual. Pero el mirandés Juan Carlos Sahagún Gobantes, de 59 años, y J. M. S. V., de 43, no contaban con la presencia de dos patrullas de la Guardia Civil a pocos metros de la oficina y todo se fue al traste. La llamada de una vecina de la localidad que se disponía a acceder a la entidad pero se percató a tiempo de lo que estaba ocurriendo y la inmediata llegada de varios agentes frustró los planes de los atracadores, quienes contaban con hacerse con un cuantioso botín. El que prometía ser un golpe rápido terminó con uno de los asaltantes arrestados, un guardia civil herido por arma de fuego y 3 personas –dos empleadas del banco y un cliente– retenidas durante más de 3 horas por el segundo atracador, quien finalmente se suicidó disparándose en la cabeza.
La de este martes no fue la primera vez que Juan Carlos Sahagún G. y J. M. S. V. delinquían. Ambos contaban ya con un completo historial delictivo a sus espaldas, así como una vida marcada por continuas entradas y salidas de la cárcel. Sin embargo, no estaban cortados por el mismo patrón, como se pudo comprobar ya desde un inicio. Mientras que el más joven de los atracadores salía de la sucursal con las manos en alto para momentos después tirarse al suelo y ser arrestado sin oponer resistencia, obedeciendo las órdenes de los agentes; el segundo, mucho más veterano, no dudó en abrir fuego contra los efectivos de Guardia Civil y Policía Local con las dos pistolas que portaba, una en cada mano. No tuvo reparos, tampoco, a la hora de atrincherarse en el interior de la sucursal con sus tres rehenes durante horas ni en amenazar desde un primer momento con dispararles si no le dejaban marcharse.
Toda una vida de delitos
El veterano asaltante mirandés, con más de un asalto a sus espaldas, el último de ellos en 2011 a un hospital de Palencia dedicado a la atención a grupos sociales desfavorecidos con graves deficiencias psicosociales, era «un atracador nato. Se podría decir que era su dedicación», según manifestaron fuentes cercanas al caso. La negociación con el delincuente fue dura, pero «fundamental» para que finalmente accediese a liberar a sus rehenes, como también lo fueron las posiciones que tomaron los más de cuarenta agentes implicados en el dispositivo, fuera del campo de visión del atracador-secuestrador, de forma que éste no se pusiera nervioso.
Con gran sangre fría, el atracador manifestó al mediador su intención de no volver a pisar una prisión –a lo largo de su trayectoria delictiva conoció varios centros penitenciarios–. «Antes me pego un tiro», aseveró. Y cumplió su promesa. Minutos después de permitir que las empleadas del banco y el cliente salieran ilesos de la oficina, se apuntó a la cabeza y disparó, poniendo fin así a toda una vida de delitos. Mientras, su compinche fue trasladado al cuartel de Cangas de Onís, donde se negó a declarar. El proceso se repetía ayer, en presencia de su abogado y en Llanes, con idéntico resultado. Según la Guardia Civil, el arrestado permaneció «tranquilo» y sin dar problema. Debido a la complejidad de las diligencias que se están practicando, no pasará a disposición judicial hasta mañana.
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