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La difícil vida de las personas sin hogar se conoce muy bien en organizaciones como Cáritas que, en la medida de sus posibilidades atiende las necesidades de los hombres y mujeres que pueden estar hoy aquí, en Miranda, y pocos días después en alguna otra ... localidad más o menos cercana.
La pandemia ha afectado también a la vida de estas personas y por consiguiente a las estadísticas que manejan en la ONG dependiente de la Iglesia. El responsable del programa d personas sin hogar, Juan Alfonso Menéndez, conoce de primera mano cuáles son las estadísticas y apunta que hasta que «no se alcance la normalidad previa a la situación de pandemia no vamos a movernos en cifras similares a las del año 2019», y que tampoco se va a saber con exactitud cuál es la movilidad de las personas sin hogar.
Lo que sí ha podido especificar es que el pasado año hicieron uso de alguno de los servicios de Cáritas un total de 272 personas sin hogar. «La normalidad de lo que ocurría hace dos años no hemos recuperado, pero desde el verano para acá, se va notando la recuperación».
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La cifra se va incrementando de modo paulatino y poco a poco y, lo apunta Menéndez es que en estos momentos la práctica totalidad de las personas sin hogar que pasan por la ciudad son españoles. «Extranjeros hay en estos momentos muy pocos». En esto han influído las restricciones a la movilidad que se han producido tanto en Francia como en Portugal.
«Aquí había un grupo que se movía entre los tres países, buscando trabajo según épocas. Con las normativas restrictivas se ha frenado ese movimiento y aquí hemos atendido a menos gente».
El repunte del covid en el último tramo del pasado año ha supuesto una nueva ralentización en lo que puede denominarse normalidad en la vida de las personas sin hogar. Muchos son los que van moviéndose de unos territorios a otros buscando trabajos ocasionales. Y dice Juan Alfonso Menéndez que este año «la suspensión de las fiestas ha implicado también que muchas de esas personas, sabedoras de que no iban a encontrar trabajo, no se han movido».
El invierno en Miranda «no es época en la que haya muchos sin hogar», afirma. Entiende que circunstancias como la mejoría de la situación del covid -es lo que espera-, y la llegada de un clima más benigno harán que «las cifras de personas atendidas se incrementarán».
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