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Que sea eficiente, ecológica y amigable. Eso son los tres criterios que han guiado el trabajo del Centro Tecnológico de Miranda (CTM) a la ... hora de incorporar la tecnología 4.0, a través de todo el proceso informático, al desarrollo de un sistema inteligente de carga de baterías para electrolineras, en el que han trabajado durante más de dos años junto con la UBU y Nicolás Correa Electrónica S.A.
Su apuesta, denominada EVChargePoint 4.0, permite repostar en un tiempo de entre 10 y 20 minutos y, además, de manera más eficiente. Lo hace incorporando baterías a otros sistemas de carga ya existentes; de modo que se puede almacenar parte de la energía en esos elementos y así reducir a la mitad la potencia que se necesita introducir en el equipo. De este modo, los puntos de recarga rápida de hasta 50 kilowatios, tendrán contratada la mitad de la potencia, ya que el resto se suministrará gracias a esas baterías que lleva la electrolinera y que ofrecen un almacenaje totalmente independiente de la red.
Pero además de crear y producir los equipos hay que controlarlos y sacarlos el mayor rendimiento. Y ahí es donde ha jugado un papel fundamental el CTM, ya que su departamento de informática se ha encargado de todo el desarrollo de los sistemas de inteligencia que controlan el proceso de carga de la electrolinera, la solicitud, el pago por servicio y la finalización. Durante todo ese proceso, el sistema está monitorizado en remoto mediante técnicas de Big Data y gestionado por un avanzado sistema de órdenes.
Este programa desarrollado en Miranda permite operar a las electrolineras de forma 'offline' y 'online', autogestionando la sincronización de la información del sistema con el servidor principal. Además, se han utilizado técnicas de IA (inteligencia artificial) para que cada electrolinera, dependiendo de sus usos, optimice su servicio a través de un protocolo de recarga inteligente, que permita maximizar el beneficio reduciendo el coste. Se trata de, en función de los datos, saber cuándo es el mejor horario del día para 'llenar' las baterías de cada uno de esos surtidores de energía para coches. «No es lo mismo una de ciudad que una de pueblo, porque habrá algunas que tengan que recargar todas las noches y otras que no», explicó David Ayala, ingeniero informático del CTM.
De manera paralela el Centro Tecnológico ha diseñado una plataforma de servicios para el cliente y una aplicación móvil para que los usuarios puedan gestionar sus recargas, sus pagos y sus facturas; así como calcular la huella de carbono de cada repostaje. «El señor que va a recargar va a utilizar nuestra aplicación, va a interactuar con la pantalla diseñada por nosotros. También la web del cliente para que pueda ver cómo se encuentran las electrolineras y saber si está libre o no la hemos hecho nosotros». La monitorización va a ser constante y también va a permitir crear un histórico con el modelo de consumo de las electrolineras y de las baterías. «Está diseñado para generar un enorme torrente de datos», incidió.
Todo el sistema es soportado por la plataforma de IoT (Internet de las cosas) del CTM que ha sido ampliada para dar un servicio ligado a un protocolo específico de comunicación entre estaciones de carga de vehículos eléctricos. Eso ha permitido desplegar de forma eficiente los servicios de gestión, monitorización y control de gastos e ingresos. «Al depender de un sistema centralizado tenemos que estar conectados a una plataforma en la nube que percibe y monitoriza todas y cada una de las electrolineras, para cada una de ellas asigna una forma de recarga, ya que se tiene que hacer en las horas valles de consumo», detalló Ayala.
Se trata del resultado de dos años de trabajo que ha contribuido a dar forma a un producto que ya está listo para su implantación en el mercado y que, está convencido, de que tendrá buena acogida.
Para el CTM, con una larga trayectoria en actividades energéticas y de gestión medioambiental, la creación del software para este nuevo modelo de electrolineras ha supuesto un desafío apasionante. «Ha sido un proyecto bastante interesante y bonito. El mayor resto era crear algo que no existía. Pero contando con mucha ayuda de la UBU y la empresa Nicolás Correa Electrónica se ha creado algo útil, real, que está en el mercado y genera una recarga eficiente. No ha sido una lucha, porque ha ido bastante bien, pero sí ha supuesto un aprendizaje constante», valoró Ayala; que ahora confía en que haya una buena acogida por parte del mercado, ya que puede recargar coches europeos, japoneses e híbridos, y que se instalen muchas unidades a lo largo de todo el país.
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