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La adjudicación era por cuatro años pero la cafetería del Centro de Día de la Junta en la calle San Agustín apenas estuvo abierta dos meses. Antes de finalizar el año, su gestor renunció a continuar con el servicio por falta de viabilidad económica; dejando ... a un buen número de mayores de la ciudad que a diario acudían a comer al establecimiento sin alternativa social en la ciudad, más allá de la que se gestiona a través del servicio de Ayuda a Domicilio.
Una situación que ahora se busca revertir, ya que la Gerencia de Servicios Sociales de Burgos ha vuelto a sacar a licitación el servicio. Esta vez por un plazo de 24 meses (aunque podrá ser prorrogado por dos años más) y con el objetivo de que se ponga en marcha ya para el 1 de mayo o, de no ser posible, ese día, al siguiente de que ser firme el contrato, sea cuando sea, siempre y cuando se presenten ofertas. En la ocasión anterior, en un proceso que se resolvió en febrero del pasado año, fueron dos las empresas que optaron a encargarse de reabrir una cafetería que tras años de funcionamiento se cerró con la pandemia.
Ahora, aquellas personas interesadas en asumir la gestión del establecimiento hostelero situado en el interior del centro de día tienen de plazo hasta el día 27 para presentar sus ofertas. El pliego de condiciones a cumplir por quien regente el servicio recogen entre otros, que la cafetería deberá abrir de lunes a viernes de 09.00 a 20.30 horas y el resto de los días de podrá comenzar su actividad a las 10.30, una hora más tarde. No habrá variaciones en el comedor, que deberá estar operativo de 13.30 a 16.00.
También se detallan los precios que el responsable de la explotación deberá fijar, no pudiendo exceder el coste del menú los 9 euros (con agua mineral y vino incluido). Se quedará en 8,50 si se eliminara la bebida. El resto de los precios, aunque algo más baratos, que en un bar o cafetería de la calle, no recogen grandes diferencias. El importe del café cortado se fija en 1,25 y el del café con leche o las infusiones, en 1,30.
Eso sí, los precios no se moverán durante todo el tiempo de vigencia del contrato, ya que en las cláusulas de condiciones se especifica que esa opción no se contempla. De hecho, la imposibilidad de variarlos es lo que llevó al anterior adjudicatario a renunciar a seguir con un servicio en el que el precio del menú de dos platos, se había fijado en 6,5 euros; sumando unos céntimos en función de si se completaba con agua, caso en el que había que abonar 7 y eran 7,5 euros el precio si se consumía vino.
Quien gestionó entre septiembre y noviembre del pasado año la cafetería, Ronny Alberto Sorich Rojas, reconoce que «cuando licité sabía que no iba a ser fácil con los precios que se establecieron, pero todo se complicó con la guerra de Ucrania y el incremento tan grande de los precios en todo. Con ese aumento me quedé sin margen de maniobra».
Para dar el servicio de comedor y atender la cafetería tenía contratadas a cinco personas y «en eso se me iba muchísimo dinero, así que no me quedó más remedio que renunciar. Era un negocio inviable y no recibí ningún tipo de ayuda para intentar seguir con ello. Tuve que hacer muchos gastos para acondicionar la maquinaria; invertí una cantidad importante y no recibí por parte de la Junta ningún tipo de ayuda».
En el tiempo en el que permaneció abierto el comedor se venían dando al día unos sesenta y cinco o setenta menús y según los cálculos que hizo Sorich, «para rentabilizarlo, al precio que teníamos, debería haber llegado al menos a noventa. El número de menús era importante pero con un precio tan bajo no salían las cuentas».
Cuando el pasado año se volvió a ofrecer el servicio de comedor en septiembre, fueron muchos los clientes habituales de antes de la pandemia los que recibieron la reapertura con entusiasmo. Profesores, jubilados o, sencillamente personas poco duchas en tareas culinarias, manifestaban que «es una gran noticia recuperar la opción de comer aquí o llevarte el menú a casa. Nos hace un gran servicio».
Poco les duró la alegría de tener la opción de disfrutar de comida casera por un precio tan asequible y algunos como Andrés Espinosa, pensionista, confían en que «puedan volverlo a abrir otra vez, porque para gente como yo es la mejor manera de que comamos bien».
Con la licitación sobre la mesa habrá que esperar para ver si llegan ofertas a la gerencia y si lo hacen con tiempo para reanudar el servicio en mayo, o si será más adelante.
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