El historiador Rodolfo Vélez, con la obra en sus manos. Avelino Gómez

«Miranda recibió la Segunda República con una esperanza sin precedentes»

El historiador Rodolfo Vélez recuerda en una nueva publicación la ilusión con la que acogió la ciudad el cambio de sistema político en 1931

Jorge A. López

Domingo, 27 de diciembre 2020, 01:39

La Segunda República Española es junto a la Dictadura de Franco el periodo de la historia que está sufriendo un mayor revisionismo y posiciones enfrentadas en los últimos tiempos con la polarización de la política y la consolidación de los partidos extremistas. Una etapa sin ... duda apasionante sobre la que un grupo de profesores e historiadores burgaleses vinculados a la Universidad de Burgos trata de arrojar un poco de luz.

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Bajo la coordinación de José María Chomón y Miguel Moreno y con Rodolfo Vélez Castrillo como uno de los investigadores, ha visto la luz recientemente 'La Segunda República en Burgos a través de la prensa', nacido dos años después de 'La prensa en Burgos durante la Guerra Civil', en la que las labores de coordinación las completaba Clara Sanz junto a Chomón.

El manual, de 580 páginas y publicado por Editorial Fragua, aporta datos inéditos sobre aspectos como la censura, la presencia de la mujer en la vida pública, las infraestructuras o las preferencias electorales de los burgaleses. Dividido en 20 capítulos, narra cómo se proclamó la República en Burgos, Aranda de Duero y Miranda; la evolución y crisis políticas en los ámbitos local, nacional e internacional; la vida municipal, con debates religiosos, dimisiones, detenciones o ceses de concejales…; la presencia de la mujer en la vida pública, con la creación en Miranda de la Agrupación femenina al Servicio de la República; o las obras e infraestructuras, entre ellas la línea férrea de Madrid-Burgos. Una segunda parte del libro incide en la prensa durante la República, desde los profesionales, los medios y la imagen, hasta la censura en el cine y en los periódicos burgaleses.

«Alcalá-Zamora, en una visita a la ciudad, dijo que era la vanguardia de la República en la provincia»

Una 'isla'

El capítulo dedicado a la ciudad del Ebro, escrito por el profesor del Sagrados Corazones Rodolfo Vélez, se titula 'Miranda de Ebro, vanguardia de la República en la provincia de Burgos'. «Una frase que no digo yo -explica Vélez-, sino que la pronunció el entonces presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora en una visita a la ciudad. Se desplazaba al norte y paró en Miranda en 1932 en plenas fiestas y fue muy aplaudido y recibido con entusiasmo. Y realizó esa afirmación».

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Una afirmación que se debe a la especial ilusión y esperanza con la que la República se recibió en la ciudad. «En la provincia de Burgos las elecciones de abril de 1931 las habían ganado los partidos conservadores, pero en Miranda venció la ideología republicana, lo que hacen de Miranda una 'isla'», recuerda.

«Las presiones de la derecha y la división de la izquierda acabaron muy pronto con el sistema»

Bipolarización

Unas tendencias ideológicas heredadas de la tradición obrera y sindical de la comarca, y que en aquellos años se consolidó con Antonio Caballero Zuccani como alcalde tras el triunfo de la Candidatura Antimonárquica, alianza impulsada por la izquierda y los republicanos ue obtuvo 12 de 18 concejales y logró el 77,34 por ciento de los votos. Aunque el desgaste interno y externo que a nivel nacional sufrieron los partidos del Frente Popular durante la vigencia de la República dieron al traste con un periodo de «modernización, europeización y reformas». «Los extremos -expresa Vélez- acabaron por degradar a la República hasta el punto de que las elecciones de 1936 fueron a vida o muerte. Los dos primeros años, con gobierno de izquierdas (1931-1933) estuvieron marcador por la implementación de libertades» en una «revolución elegante», que denominó el historiador Rafael Cruz. Pero ya en esos mismos años los anarquistas, por ejemplo, apretaron porque querían «en dos años hacer lo que no se había hecho en 200», expresa Vélez. Y tras vencer la CEDA en 1933, «se quiso echar atrás esos avances y regresar casi a modelos no de 200 años atrás, sino 400», relata. Todo ello fue «bipolarizando» la vida política y llevaron a un enfrentamiento armado. «La derecha trató de hacer presión en todo momento, la izquierda se resquebrajó y fue también un polo de conflicto interno, y las tendencias anticlericales de la República también castigaron mucho, puesto que la Iglesia seguía teniendo mucho peso e importancia en la sociedad, especialmente la rural», cuenta el historiador. Un cóctel explosivo que hizo que la llegada de la República, vista como «un hilo de esperanza» por la población en 1931 tuviera corta vida.

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También a nivel local las luchas internas de la izquierda fueron aprovechadas por los conservadores, sufriendo Emiliano Bajo Iglesias, último alcalde republicano de la ciudad y fusilado en septiembre de 1936, «plenos lamentables y bochornosos» en los que sus propios aliados de las elecciones le atacaron sin piedad.

La prensa local en unos años convulsos

El libro de Fragua pone especial énfasis en el papel de la prensa en el periodo, que en el caso de Miranda, tuvo la peculiaridad de no contar con medios propios. «Había existido durante la Restauración en la ciudad La Verdad, El Eco de Miranda, El Ebro y El Defensor de Miranda, semanarios de ámbito local, pero al llegar la República la ciudad se queda sin medios propios», lamenta. Apenas los últimos números de la revista Ilustración Escolar (1917-1933) del colegio Sagrados Corazones, y Vida Moderna, con dos números en enero y mayo de 1934.

La ausencia de medios locales no implica que no se vendieran periódicos en la ciudad, llegando medios riojanos, alaveses y burgaleses. «El que más tirada influencia tuvo, por la ideología de izquierdas tanto del medio como del corresponsal (Raimundo Porres, que firmaba sus artículos como Serafín de la Casa) era La Rioja, pero se vendían también el moderado Diario de Burgos, el liberal La Libertad de Vitoria y los ultraderechistas Heraldo Alavés (y su sucesor Pensamiento Alavés, ambos carlistas) y El Castellano», que como muestra de su radicalidad, «acusaba a la otra cabecera burgalesa de ser de izquierdas», explica Vélez.

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