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Raúl CAnales
Jueves, 3 de noviembre 2022, 00:01
El Ebro es una de las señas de identidad de la ciudad pero en los últimos años se ha convertido también en la peor pesadilla de los mirandeses cuando llega el invierno. Aunque la ola de calor actual invita a a pensar en una estación poco lluviosa, el temor a una posible crecida está siempre presente porque las inundaciones cada vez se repiten con más frecuencia.
Evitarlas, o al menos minimizar sus consecuencias, requiere una inversión aproximada de 6 millones de euros. Es el coste que tienen las medidas propuestas por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) al Ayuntamiento tras estudiar el comportamiento hidráulico en el entorno de la ciudad del Ebro, Bayas y Zadorra en situaciones de grandes avenidas.
Con ese dinero se podrían construir pequeños muros de hormigón en las riberas, actuar en zonas como el Lago o el polideportivo, instalar válvulas de no retorno en los colectores o dragar el cauce a la altura de los puentes. Son las actuaciones más destacadas de una lista mucho más amplia de soluciones para reducir las probabilidades de sufrir una riada.
Con el informe de la CHE como base, los técnicos municipales han elaborado un anteproyecto y la administración local se ha puesto manos a la obra para buscar fuentes de financiación externas. La ayuda podría llegar a través de la Junta de Castilla y León, ya que el director general de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental ha comunicado recientemente que las actuaciones previstas cumplen con los criterios para obtener una subvención con cargo a los fondos Next Generation.
Aunque inicialmente existían dudas sobre si los trabajos previstos encajaban dentro de los objetivos de la Fundación de la Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y que es la que lanza la convocatoria, finalmente parece que la ciudad sí puede optar a la subvención.
Dentro de la suma de millones que recibirá la administración regional para este tipo de obras, tiene reservados 4,6 millones para el proyecto de Miranda, con la única condición de que un 20% de dicha cantidad debería ser financiada por el Ayuntamiento. La noticia ha sido bien recibida por el equipo de gobierno, que ve como se abre la puerta a ejecutar unas medidas totalmente necesarias pero que por su elevada cuantía es imposible asumir en solitario.
El próximo paso será mantener una reunión con la Junta, que ya ha sido solicitada y está a la espera de fecha, para definir la hoja de ruta a seguir ya que será necesario «firmar un convenio de colaboración similar al que ha permitido la ampliación de la depuradora», explica Adrián San Emeterio, quien también ha encargado ya una revisión del anteproyecto para ver que medidas se podrían suprimir con el objetivo de reducir la inversión y ajustarla a los 4,6 millones que contempla la subvención en vez de a los cerca de seis cuantificados inicialmente.
La idea es redactar el proyecto definitivo cuanto antes para poder licitar las obras en 2023, aunque el Ayuntamiento tiene que definir cómo financiará su parte ya que el porcentaje que debe asumir tendrá que ser una inversión plurianual con cargo a varios presupuestos.
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