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toni caballero
Lunes, 24 de octubre 2022, 03:31
A La buena acogida que ha tenido en la ciudad la nueva biblioteca municipal durante sus primeros cinco meses de apertura queda fuera de toda duda. Tanto los socios de la instalación, que hacen uso del edificio para la lectura y retirada de libros, como ... los estudiantes y el resto de usuarios, que se trasladan hasta la Plaza Cervantes para preparar sus exámenes en las aulas de estudio o disfrutar de alguno de los servicios que ofrece la construcción, aseguran estar «muy satisfechos» con la apertura de la nueva biblioteca.
Ángel Fernández, de 25 años, abandona el complejo después de destinar la sesión matutina a preparar unas oposiciones. «Respecto a lo que teníamos antes en Miranda, todo ha mejorado, de hecho antes no era ni una biblioteca. Yo sólo voy a estudiar y el espacio destinado para ello es perfecto, hay mucho más sitio que en la Casa de Cultura», argumenta.
En cuanto a los posibles cambios que implementaría, señala que «quizá el mayor problema sea la idea de que sea una biblioteca sostenible, ya que la temperatura durante el verano fue horrible, hacía muchísimo calor, apenas se podía respirar, pegaba mucho el sol por las mañanas y se acumulaba por las tardes. Espero que no sea un problema este invierno».
Asimismo, en relación a los horarios de la biblioteca, Fernández es uno de los muchos usuarios que levantó la voz en verano por la reducción de horas de apertura: «Estoy un poco disconforme porque mi oposición requería estudiar en verano y esta situación me limitó bastante, pero con el comienzo del curso ya ha cambiado el horario y todo funciona bien. Al haber sala de estudio, ya no hay una recepción como antes en la que se junte la gente que está estudiando con otros socios que vienen a por libros continuamente, es fácil concentrarse», cierra.
En la misma opinión se alinea Maite Pérez, socia de la biblioteca Cervantes desde prácticamente su apertura. Para ella, la mudanza de la Casa de Cultura al nuevo espacio municipal ha supuesto un «alivio y una mejora en comodidad porque yo no necesitaba un horario más amplio, como sí que lo demandaban los estudiantes que suelen venir, pero sí era necesario habilitar una biblioteca acorde a la ciudad, un espacio amplio».
Por el contrario, bastante más critica con el funcionamiento de la instalación se muestra Lidia Pradillo, estudiante para las pruebas de Adif: «la biblioteca no tiene ningún control porque las bibliotecarias tienen que estar en recepción, no hay contratado ningún conserje y es necesario que haya que esté abajo para que la gente no tenga que autodespacharse los libros, tampoco hay nadie controlando que se esté en silencio», lamenta la joven.
Por último, Ismael Palomero, de 26 años y también estudiante, acostumbra a utilizar el aula de estudios 24 horas en horario vespertino. «Todo depende del trabajo, del turno semanal que tenga», aclara. Para el joven, la nueva instalación «cuenta con todo el espacio necesario para que cada persona pueda leer, estudiar o lo que necesite», pero también recuerda que «en verano, el horario reducido nos complicó a muchos que necesitamos prepararnos para septiembre u octubre».
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