toni caballero
Miércoles, 23 de septiembre 2020, 03:00
Es uno de los rostros más reconocibles de la escena nacional, tanto que personas de prácticamente todas las generaciones le paran por la calle al tiempo que gritan el nombre de personajes como Cuco, de Torrente; y hasta el Rey Felipe en El Rey Pasmado ... o Gustavete, de ¡Ay, Carmela!, Todos ellos son Gabino Diego (Madrid, 1966) y actualmente, el actor se encuentra de gira con la obra 'Los Mojigatos, que aterrizará el viernes, a partir de las 20.30 horas, en un Teatro Apolo con aforo limitado de 166 butacas.
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-No es su primera vez actuando en nuestra ciudad, ¿que ofrece su nueva obra?
-Así es, he estado actuando en bastantes ocasiones. 'Los mojigatos' es una obra bastante interesante, trata de una pareja que tiene problemas desde hace un tiempo y deciden compartirlo con el público, que se convierte en una suerte de terapeuta. Es una función muy bien escrita por Anthony Nelson, un autor inglés, en la que se habla de muchas cosas, van sucediendo escenas que hacen ver al público porqué la pareja está tan mal. Además, se tratan otros temas como el del Me Too, un movimiento para denunciar la agresión sexual, o el de la normalización de la pareja.
-También habrá tiempo para las carcajadas...
-Sí, claro. Es una función divertida, tiene incluso momentos musicales, pero la obra tiene un drama detrás que no puede obviarse. Estos personajes van reflejando sus problemas mientras se desarrolla la función.
-El público juega un papel importante en la obras pese al aforo limitado del Apolo.
-El público siempre es importante, es fundamental saber la respuesta de los espectadores, pero nosotros hacemos la función con la gente que haya, no hay problema si hay más o menos. Oír las risas de la gente, y oírlas bien, es mejor; pero no afecta al desarrollo de la obra si hay un menor número del que podría haber. Un actor que hace comedia siempre desea provocar a un momento en el que la función tenga que parar por el sonido de las risas, eso es el sueño de un actor de comedia, eso es algo maravilloso.
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-¿Cómo lleva la vuelta al ruedo después de meses parado por la pandemia?
-Me hace mucha ilusión estar en Miranda, mi vida es el teatro y soy feliz haciéndolo. Me da mucha pena la época que estamos viviendo, muy complicada para todo el mundo y en especial para este mundillo. Ojalá se vaya normalizando la situación y que todos podamos ir funcionando bien.
-¿A qué dedicó las semanas de confinamiento obligatorio?
-Fueron momentos difíciles, de incertidumbre. Parecía que el mundo se iba a venir abajo, nadie sabía qué iba a pasar. Esos meses estuve viendo películas, plantando lechugas y una calabaza (risas), leyendo y demás. No me apetecía mucho leer textos de teatro porque no sabías si la situación iba a mejorar o no, era difícil. Tras el confinamiento, comenzamos a ensayar esta obra para después iniciar las representaciones en directo, y ahora le toca a Miranda.
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-Con este contexto, la comedia hace más falta que nunca.
-Yo creo que sí, que la gente tiene mucha necesidad de reír y de volver al teatro, que se les había olvidado cómo es. Igual ocurre con el cine y con otros géneros, la cultura es segura y la gente tiene que salir a pasarlo bien.
-¿Le queda algún reto por cumplir dentro de la interpretación?
-Lo estoy haciendo ahora. Soy feliz haciendo teatro y esta obra es un escalón dentro del mundo del teatro. Es una función bastante complicada, aunque tengo de compañera a Cecilia Soraguren, una fantástica actriz . El reto es seguir con esto y, en el futuro, quién sabe qué ocurrirá.
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