La responsabilidad, la profesionalidad y la disposición a aprender de los trabajadores que pasan por Cáritas es la mejor carta de presentación de la entidad y de su labor social. Un reconocimiento que miman y cuidan al máximo porque es la garantía de futuro para ... quienes vengan detrás. De ahí que, además de estudiar los mejores candidatos para cada puesto, realicen un seguimiento a posteriori tanto con el empleado como con el empleador.
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Entre ellos está Jesús Conde, responsable de Bocca y Restaurante Carbón, que se ha comprometido con el arraigo social de hasta tres personas ofreciendo contratos de un año a jornada completa, al igual que ha hecho Alejandro Serrano con otra más.
Conde llamó por primera vez a la puertas de Cáritas en 2019 (un año antes lo había hecho por el programa de A huertas con la vida) y lo hizo de manera muy consciente con la idea de introducir un proyecto del ámbito social en su actividad de restauración. Buscaba adaptar a su negocio el proyecto MO de movimiento de Madrid, un local que apuesta por la inclusión y la sostenibilidad para crear valor. Todo su personal forma parte del programa de arraigo para conseguir los papeles.
«Vimos que era una manera de hacer una contribución social y aunque nosotros no tenemos esa capacidad, decidimos empezar poco a poco», explicó Conde; muy satisfecho tanto con el resultado como con la implicación y el apoyo de Cáritas. «Estamos muy contentos». De hecho, cuenta con un chico desde hace tiempo y va a incorporar a dos más en unos días, en cuanto consigan los papeles. Van a ser una chica latinoamericana y dos chicos marroquíes.
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Para el responsable de Bocca y Carbón se trata de una iniciativa social pero también de «una apuesta», porque no es lo mismo meter en la cocina o en sala a una persona que ya tiene una experiencia y una formación en esos trabajos. No es así en estos casos y eso sí que es algo que cree que se debería hacer, buscando alguna fórmula legal y de colaboración que una a Cáritas con la Escuela de Hostelería ITM para cualificar en un buen número tareas a gente que podría tener un acceso casi garantizado a un empleo dada la demanda de personal del sector. «Es gente con muchas ganas de trabajar, de aprender, muy implicada, y en hostelería también buscamos eso», concluyó Conde; al tiempo que lamentaba «las trabas» administrativas y legales que «se les ponen para trabajar».
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