Las excursiones salvaron las jornadas

Las tenían los micólogos más experimentado y también los meros aficionados, los mirandeses que ayer no perdieron la oportunidad de reencontrarse con Micomanía; unas jornadas que, al final y «sorprendentemente», fueron exitosas en cuanto al número de especies.

«Al principio de semana nos dábamos con un canto en los dientes si reuníamos cien y no sólo hemos conseguido esas, sino que hemos alcanzado prácticamente las doscientas». Cierto es que para lograr esa gran cifra los integrantes del Centro de Estudios Micológicos han tenido que moverse y, por así decirlo, irse de excursión. «Hemos ido a sitios en los que sabíamos que había. Nos hemos movido por parajes de La Rioja, de Navarra, nos hemos acercado hasta Soria y, así, uno cogía veinte, otros treinta, y sumando, sumando pues tenemos ciento noventa y tantas»

Habitualmente preparan en esta cita con Micomanía todos los ejemplares en sus correspondientes ecosistemas y ayer sorprendía ver en el centro del patio uno en el que la vida natural brillaba por su ausencia.

Desierto y tierra quemada por los incendios con «unos extremos con un poco de verde. Ahí ponemos nuestro rayo de esperanza y lo que hemos querido es llamar la atención para que la mano del hombre no siga degradando la naturaleza y nos concienciemos todos sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente».

No faltaron tampoco los talleres para los más pequeños o las opciones de ver algunos ejemplares al microscopio o a través de una lupa, y se dispuso de una vitrina en la que se pudieron contemplar objetos de colección «tenemos un socio que colecciona de todo y hemos puesto sellos, billetes de lotería, chapetes d cava o vitolas de puros con motivos micológicos. Son cosas curiosas».

Y para curiosidades la opción de ver una Himenopellis Hispánica. «El miércoles la encontré en la zona de Bernedo, y es algo interesantísimo porque es tercera cita mundial; es decir, es una seta que solamente se había encontrado antes en España, en la zona de León. Para nosotros esto es una satisfacción enorme», apuntaba un orgulloso Luis Abadía

Lo estaba porque con el constante ir y venir de mirandeses al lugar de la exposición quedaba claro que el grupo había acertado al adoptar la decisión d volver a organizar, después de dos años esta jornadas micológicas. «Parece que sí, que había ganas de Micomanía, y el público creo que está disfrutando», apuntó.

También lo hicieron muchos o bien antes o bien después de pasarse por el patio en el que se podían contemplar los diferentes ejemplares de setas, acercándose hasta el lugar en el que podían hacerse con un menú degustación. Tres pinchos, pan y una bebida, por cinco euros.

Prepararon un total de 1.500, quinientos, quinientos de cada uno, Dani Santos, encargado del menú comentaba que «lo que más está llamando la atención es el postre, que es un cremoso de queso con mermelada de setas y pistachos. Estamos acostumbrados a comer las setas en salado y este toque dulce sorprende».

Lo que no sorprendió fue la buena organización para que todos disfrutaran de Micomanía dos años después.

200especies. Es la cifra que estuvo a punto de alcanzarse. Todas se vieron en la exposición que se ofreció en patio interior del Conservatorio. Hubo más de las que podía esperarse dada la adversa climatología