La Estación de Haro gana luz y vida

De obrar ese milagro, favorecido seguramente por el que fraguaron contra pronóstico las bodegas del enclave en septiembre de 2015, al aunar esfuerzos y voluntades con el anuncio de la primera edición del evento, se ha vuelto a encargar en esta ocasión la misma energía que reforzó la posición de la ciudad en el mapa del país hace ciento veinte años, el fluido eléctrico que alumbra sus calles desde 1891.

Alimentadas por la corriente que generan los polos positivos y negativos (cátodos y ánodos), miles de bombillas adornan ya los complejos de las firmas que se asientan junto a la línea férrea y construyen un espacio 'único' (de unidad, de singularidad también) al homogeneizar, cuando cae la tarde y se ensombrece el entorno, todos los edificios y espacios de esa geografía con la misma estética y el mismo planteamiento lumínico.

De prender la mecha se encargos los representantes de las seis marcas que participan de esta iniciativa en la noche del viernes, antes de saludar al ciclo litúrgico del Adviento y a los centenares de jarreros que se acercaron atraídos por el acontecimiento con el encendido de las guirnaldas luminosas que cuelgan de sus aleros, simulando los efectos de una copiosa nevada.

La inmensa bola de luces que pone el foco en el epicentro geográfico del barrio, convirtiéndose de esa manera en la luz que se ve al final del túnel por el que pasaron durante décadas carros, primero, y camiones, después, cargados de uva y partidas de vino en última instancia, concentró al numeroso público que asistió expectante al acto y recorrió perplejo seguidamente la trama urbana de La Estación, para asomarse al Belén instalado un año más en el patio de Muga, traspasar el templete vegetal que da acceso al jardín de La Rioja Alta y hacerse hueco en el Garaje del Club de Cosecheros, disfrutar con una luz más trémula de los murales exteriores que José Uríszar pintó para Gómez Cruzado, asombrarse ante la fachada principal de Bilbaínas que perfila el alumbrado y ascender por la cuesta que lleva a la loma donde se asienta Roda, antes de traspasar las puertas de forja que conducen a la 'aldea' de CVNE, en ese espacio abierto donde confluyen su pasado y presente, para convertirse por un día en caja de resonancia del barrio y trasladar a los presentes las melodías barrocas que interpretó bajo la cubierta de sus naves La Accademia del Piacere, la formación musical que puso cierre a la jornada más luminosa del mítico enclave bodeguero de Haro y el conjunto de la Denominación de Origen Rioja.

Se hizo, en fin, la luz y con ella las calles y los complejos bodegueros cobraron vida. Más vida de la imaginable a estas alturas del año. Porque todos toman como referencia el 18 de junio para reencontrarse por fin con la Cata de la Estación y los doce vinos que acaben siendo finalmente elegidos por las firmas implicadas en la convocatoria, pero si algo dejó claro el encendido oficial del alumbrado que las abraza a todas ellas es que hay muchas más fechas para poder disfrutar de las etiquetas que elaboran y se presentarán ese día.

Quienes estuvieron por allí y aprovecharon la ocasión para perderse por el callejero, alumbrados por el chisporroteo cálido de las bombillas, lo constataron al colarse en sus enotecas y pedir una copa de vino con el que saludar, como Dios manda, al puente que establece enlace directo con las fiestas más entrañables del año que está a punto de expirar, a través de los pilares de las fiestas de la Constitución (el lunes) y la Inmaculada (el miércoles).

Al fin y al cabo, las guirnaldas luminosas que adornarán a lo largo de las próximas semanas el acabado arquitectónico y urbanístico del histórico enclave jarrero no es sino una excusa más que conducirá todos los viernes y sábados, salvo los del 24,25 y 31 de diciembre, y 1 de enero, a las entrañadas de las bodegas para constatar que allí, alrededor de la estación de Renfe, hay mucha historia y mucho vino, vino del bueno. También una fusión de retos que han puesto de acuerdo a empresas que han encontrado en la competencia todo un estímulo para ser consideradas santo y seña del sector. Como tantas otras con plaza en la región natural de Rioja.