Los agentes sopesan la realización de trabajos de prevención en el monte debido al riesgo que entraña introducir cierta maquinaria. Avelino Gómez

Los equipos forestales prevén una campaña «con más riesgo que nunca» por la sequía

La escasez de lluvias y las altas temperaturas obligan a intensificar la vigilancia preventiva de incendios en el monte

Toni Caballero

Sábado, 22 de abril 2023, 00:00

«Este año no ha llovido prácticamente nada y, con las altas temperaturas que ya estamos teniendo y las que vendrán en verano, se prevé una campaña más complicada que nunca. Esta es la previsión, puede que luego no sea así e incluso que llueva ... en estos meses y se humedezca el terreno, no queremos ser pesimistas; pero ahora mismo el riesgo es alto, cualquier chispa en un día de viento puede generar un problema grande», estas son las palabras seleccionadas por Urbano Chamorro, coordinador de los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León, para definir la preocupación existente en el cuerpo de cara al próximo verano.

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Lejos de querer caer en el alarmismo, Chamorro es consciente de que se trata de un curso «atípico» por las condiciones meteorológicas. Por ello, desde la Junta se han ampliado, a todo el año, las vigilancias preventivas de incendios forestales. «En años anteriores sólo se hacían guardias en los meses de verano, pero ahora se está haciendo todo el año por la sequía y las temperaturas», explica. Asimismo, a falta de oficialidad, está previsto que el Gobierno nacional también adelante la fecha de inicio de la campaña de incendios en todo el país, previsiblemente un mes, por lo que daría comienzo en junio.

«Se están realizando ya labores de prevención de incendios en el monte, trabajos selváticos que van desde la creación de fajas horizontales para cortar un posible fuego a desbrozar matorrales», apunta Chamorro. La idea es crear auxiliares de seguridad alternativas a los cortafuegos para romper la continuidad vegetal horizontal. En caso de que haya fuego, estas medidas ayudarían a cortar la velocidad que pueda coger.

En cifras

36 hectáreas

se quemaron el año pasado en el incendio de La Llana, entre Valverde y Orón.

1 mes,

previsiblemente, podría adelantar el Gobierno el comienzo de la campaña de prevención de incendios.

8 agentes medioambientales

conforman el equipo que se encarga de velar por la seguridad de nuestros montes.

Sin embargo, pese a encontrarnos todavía en primavera, el riesgo de incendio cohibe la realización de ciertos trabajos. «Hay actuaciones que implican utilizar maquinas que pueden ser peligrosas en estas condiciones. Al final, con estas temperaturas y el monte tan seco, llegas a plantearte si desbrozar o no un matorral porque, si pillas piedras, puedes generar chispas que acaben en un incendio. Da bastante respeto porque, con un poco de viento, el fuego puede subir al monte muy rápido», argumenta.

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La preocupación en los equipos forestales esta más presente que nunca. «Es necesario estar muy atentos a cada cosa que se hace porque es un año muy atípico y complicado», añaden.

En total, el equipo guardián de los montes de nuestra comarca está compuesto por ocho agentes medioambientales, dos puestos de vigilancia (Treviño y Mancubo, en Pancorbo), y la cuadrilla de vigilancia Romeo 7, precisamente compuesta por siete profesionales; se encargan de velar por el buen estado de los bosques de la comarca mirandesa.

Asimismo, esperan que lleguen refuerzos de cara a la campaña veraniega, más aún viendo los numerosos incendios que tuvieron lugar el curso pasado cerca de nuestra ciudad, tales como los de Valluércanes, Ocio, Treviño o el de Valverde y Orón, donde se quemaron varias hectáreas del Monte La LLana.

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«Viene un año complicado. Cuando se produce un incendio grande, todos los recursos se quedan cortos, pero lo importante es actuar con la mayor celeridad posible. El momento idóneo a la hora de poder atajar un fuego es al principio. Si no se actúa con rapidez cuando aún no se ha descontrolado, luego es mucho más complicado combatirlo. Por eso es muy importante que los equipos cercanos puedan desplazarse rápidamente para colaborar, como ya pasó el año pasado», argumenta el agente medioambiental.

Y es que, una vez que los equipos forestales reciben el respectivo aviso por presencia de fuego en la comarca, uno de los dos agentes que está de guardia, el encargado de cuadrilla, sale con el grupo hacia el incendio con el equipo mientras que el segundo se queda operativo en la zona salvo necesidad extrema y tengan que acudir los dos. Una vez en el punto indicado, los especialistas forestales se encargan de dirigir el operativo sobre el terreno, desde los medios aéreos a cuadrillas de tierra, puestos de vigilancia y autobombas. «Todavía puede llover, lo cual ayudaría mucho, y ya se están realizando trabajos de prevención de incendios. Pero estamos viviendo un año atípico y muy complicado», cierran.

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