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María Ángeles Crespo
Sábado, 5 de abril 2025, 23:23
Una de las mejores maneras de poder disfrutar de los años sesenta es, sin duda, hacerlo a través de la música, con esos acordes que ... nos transportan a todos a esa época que tan buenos recuerdos trae a muchos, y en especial a los que participaron en la XVedición de la Sixties Weekend.
Fue el viernes cuando el regreso a los escenarios de los californianos The Loved Ones, que presentaron nuevo disco tras muchos años de silencio discográfico, sirvió para arrancar. También se disfrutó con los británicos Squire referentes del revival mod de finales de los años 70, la delicia de contar con la presencia y con la nueva reina del soul, Acantha Lang, desde Nueva Orleans.
En estas dos jornadas del Ebroclub también ha habido espacio para el pop-psicodelia de los holandeses Mooon y para escuchar a Lie Detectors con su garaje y a los gallegos Fogbound; sonido sesentero en esencia. Los Djs y una buena ruta de pinchos fueron también opciones para los que se acercaron a Miranda para disfrutar de este particular Ebroclub.
Al margen de los sonidos de los conciertos en la ciudad se disfrutó con los emitidos por las más de cuarenta Vespas –había también alguna Vespino, Mitt, Lambretta y Derbi–, que no quisieron perderse la ruta por los alrededores.
Hubo participantes mirandeses y amantes de estas clásicas motos llegados de Burgos, Vitoria, Santander o Logroño, como era el caso de María Gil, integrante del Scooter Club de La Rioja que tiene en su calendario «apuntada la cita de Miranda, no nos la perdemos nunca. Venimos más o menos pero siempre hay una representación». Al final estuvieron siete y disfrutaron de la jornada y de «volver a reunirnos con amigos de Vitoria y otros sitios que hemos conocido aquí hace algunos años».
No faltaron tampoco los moteros mirandeses como Carlos Martínez que tenía muy claro que «cuando hay actividades como éstas organizadas en Miranda, hay que participar. Siempre hay un buen ambiente y hay que colaborar».
Esto decían algunos veteranos conocedores de lo que ha pasado en ediciones anteriores y más expectantes estaban algunos jóvenes como Diego Ramos, de 17 años que se presentó a la cita con una Vespino de 39 años. «Era de mi abuelo, la tenía aparcada en el pueblo, y como me gustan las motos la hemos rescatado, la hemos puesto a punto y ahora a rodar con ella». Participaba por primera vez e iba acompañado por un amigo que guiaba una Derbi Variant. De cara al futuro quiere «conservar la Vespino y también dar el paso hacia motos grandes».
El balance del Ebroclub de este año fue para Ramiro Molinero «muy bueno. El viernes tuvimos uno de los mejores arranques de todas las ediciones en cuanto a público. Los conciertos fueron increíbles y la gente salió encantada. Y hoy –por ayer–, todo ha salido perfecto, estamos muy contentos».
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