¿Cómo es un día en un colegio de Finlandia?

En un centro educativo al que asisten estudiantes de más de una veintena de nacionalidades, convertir la diversidad en una ventaja y no en una barrera, es un reto. El modelo educativo finlandés es un referente en materia de inclusión e incorporación de nuevas tecnologías en las aulas, como ha podido comprobar Fernando, que ha regresado de Helsinki con muchas ideas para implementar en Anduva, siempre tomando como base el principio de que los matices culturales deben enriquecer al grupo y no separar a los alumnos. Periodos lectivos más cortos, aprendizaje grupal o evaluación continua son algunas de las características del sistema nórdico que «en muchas cuestiones nos lleva años de ventaja».

La primera diferencia con España es que existe un pacto educativo que no se toca, independientemente del color político del gobierno. Eso permite tener estabilidad legal y avanzar en la modernización del curriculum académico. «Lo que nosotros estamos viendo ahora de robótica o pensamiento computacional ya lo vienen trabajando desde hace diez años», asegura Fernando.

Aunque hay problemas comunes en todos los rincones del mundo, como que el ratio de alumnos por clase obliga a relegar las tareas más prácticas y centrarse más en las teóricas, «en Bélgica tienen un modelo más abierto en el que se marcan unos contenidos mínimos pero que deja más libertad a los profesores para que añadan lo que consideren que responde mejor a las necesidades de la clase», explica Álvaro, que ha regresado recientemente de su Erasmus.

En el intercambio formativo, los docentes de Anduva también tienen mucho que aportar a sus compañeros de otros países ya que Castilla y León está a la cabeza de los informes Pisa, que valoran la calidad educativa. «Una de las cosas que más les sorprende es que los directores de colegio y los jefes de estudio somos profesores y también damos clase, ya que en muchos lugares las tareas de dirección las llevan a cabo gestores que están solo enfocados en la parte administrativa pero que no entienden bien la realidad del aula», asegura Laura, quien a pesar de ser la que más sufre la burocracia ya que está al frente del colegio de Anduva, considera que en este tema el modelo español es mejor. En un par de semanas, ella hará las maletas para viajar a Ancona para ver la forma de trabajar de un centro educativo italiano. Las ganas de formarse y aprender de los docentes mirandeses es otro de los puntos que llama la atención en otras comunidades educativas. «Pasar una semana lejos de casa también conlleva sacrificios pero te aporta otros puntos de vista muy útiles que luego puedes aplicar para acercarte más a los alumnos», afirman.

Una de las obligaciones del programa Erasmus+ es que hay que adaptar el conocimiento adquirido al colegio. Tras un intercambio en Berlín surgió un aula de arte. «A veces es más una cuestión de cambiar la mentalidad que de recursos. La idea que deberíamos tener presente siempre es que no educamos a los niños de hoy sino a los adultos de mañana, en un mundo cada vez más cambiante», explica la directora, quien remarca que Anduva es un centro pionero al haber solo dos colegios en la provincia que están incluidos en el programa Erasmus +. «La diversidad es una riqueza y refleja la realidad de Miranda, una ciudad en la que conviven personas con orígenes muy diferentes», sentencia.