La despoblación avanza mientras se prometen megaproyectos inviables

Mientras las administraciones públicas siguen hablando de un maná cada vez menos concreto, los datos reflejan que la sangría de población no se detiene. «No necesitamos megaproyectos sino realidades», asegura Cadiñanos.

En los últimos años, en el entorno de Miranda se han puesto sobre la mesa propuestas variopintas, mayoritariamente relacionadas con las nuevas formas de energía. Desde una presa hasta plantas de biomasa, pasando por fábricas de generación de hidrógeno verde.

«Son ocurrencias que en muchos casos no se acompañan ni de un estudio de viabilidad serio y con perspectivas a largo plazo», denuncia el alcalde de Pancorbo, que lamenta que la mayor parte de inversores que están detrás de estas iniciativas lo único que buscan son las subvenciones. «Nos generan un trabajo administrativo ingente a los ayuntamientos, gastos cuantiosos en proyectos para poder concurrir a las convocatorias de ayudas, y luego en el mejor de los casos, de los importes previstos llega una mínima parte. En otros, directamente nada», apunta.

Tampoco el turismo parece un sector tractor capaz de reactivar la zona. «La experiencia nos dice, que al menos como está planteado ahora mismo, apenas deja dinero», afirma el regidor, que tiene claro que la solución para fijar población pasa por dar uso industrial al medio millón de metros cuadrados que tiene parados el Puerto Seco. «No hace falta que sean empresas gigantes ni grandes ideas que acaban siendo entelequias; simplemente hay que captar empresas que puedan beneficiarse de las sinergias de la zona»

Sería el primer paso, porque sin empleo es imposible retener a los vecinos. Si a eso se suma la falta de servicios, la fuga de población es inevitable. «Apostar por el medio rural es invertir en proyectos que sean reales y productivos, así como en viviendas sociales y una fiscalidad favorable. El resto son simplemente campañas grandilocuentes pero que no aportan nada a los pueblos».