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Cristina Ortiz
Viernes, 17 de enero 2025, 20:53
Los 125.000 euros que van a recibir de la Diputación de Burgos son una ayuda más que importante para financiar la renovación del tejado de la ermita de La Nave, pero no suficiente; por lo que la Cofradía de San Antón está a la ... espera de saber si pueden contar con ayuda económica municipal. A partir de ahí, tendrán que ver si es necesario trabajar sobre otras fórmulas de cara a obtener el dinero necesario para renovar en su totalidad la cubierta, manteniendo el diseño original, de madera con teja superpuesta, o se tienen que replantear la ejecución de la obra.
Lo que la entidad tiene claro es que, con lo que tengan, cuando empiece a hacer buen tiempo, ejecutarán la intervención ajustándola al presupuesto del que dispongan. No pueden esperar más. El tejado está muy deteriorado y no quieren arriesgarse a que acabe afectando al conjunto del edificio.
Y es que ya para poder cumplir con la tradición de San Antón y permitir el acceso al interior han tenido que hacer pequeños trabajos en la zona de cornisa en los últimos días. «Las tejas se van corriendo y no queríamos correr ningún riesgo», explicaba el cofrade mayor de este año, Manolo Pérez.
De ahí también la insistencia del colectivo a la hora de buscar apoyos para financiar la reforma. «Cuando en una casa se cae el tejado, se cae todo, ya no hay remedio», incidía. Un mensaje que trataron de trasladar a todos aquellos que se acercaron este viernes a La Nave para animarlos a hacer alguna aportación en las urnas colocadas a las puertas de la ermita para recoger donaciones. También están dando forma a un programa cultural con conciertos y alguna otra actividad para tratar de recaudar fondos.
El proyecto de la obra ya lo tienen y, en función del dinero que logren reunir, se ajustarán a él o lo modificarán; pero Pérez cree que la obra sí o sí tendría que empezar este año.
Ahora mismo ésa es su única preocupación, porque la continuidad de la tradición está asegurada. Tanto por el volumen de gente interesada en formar parte de la Cofradía –hay unos 50 en lista de espera–, como por la cantidad de personas que todos los años se acercan hasta La Nave, con animales o sin ellos, para dar las nueve vueltas al templo y disfrutar de una mañana diferente.
Entre los que más lo disfrutan los escolares. En esta ocasión tanto de Sagrados Corazones como de Sagrada Familia, emocionados incluso con que a ellos también les bendijeran. Confiaban en que así fuera y les rociaron con el hisopo. «No conocían ni la nave, ni San Antón, ni qué se hacía este día; y la broma fue que les traíamos a bendecirlos, así que cuando ha venido el cura les ha hecho mucha gracia», explicaba una profesora de la Safa, centro que había desplazado un centenar de alumnos.
Lo hicieron andando, tanto a la ida como a la vuelta, lo que hizo que alguno, medio en broma medio en serio, echara de menos el autobús. Lo que les gustó a todos fue el bollo preñao. Lo mejor del día. Se repartieron unos 3.000.
Nueva fue también la experiencia para los dos gatos de Matilde Ochoa, fiel a la cita con San Antón, en la que, evidentemente, cumplió con el ritual de dar las nueve vueltas. «Soy de Miranda, me gustan las tradiciones, y me gusta mucho que se pierdan».
Eso mismo llevó a Luis Visa a acudir un año más a la campa y hacerlo acompañado de un perro de caza y un halcón, un ejemplar que llamó la atención de muchos chavales que se animaron a enfundarse el guante para que ese ave de cetrería se posará sobre su mano.
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