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Cristina Ortiz
Martes, 22 de octubre 2024, 23:29
Diez ejemplares siguen aún en la perrera municipal, junto al Parque de Bomberos, a la espera de ser trasladados al Centro de Protección Animal (Cemba), ... donde residen otros 14 (descontados los 3 que tienen en acogida en hogares de la ciudad). Un cambio de 'domicilio' que va a requerir de una ampliación previa de la nueva instalación de Las Californias. Actualmente no hay espacio suficiente para todos los animales. No caben. Y que compartan chenil es una opción que se descartó hace más de un año, cuando se comprobó que animales que en las dependencias antiguas habían permanecido juntos ahora eran incompatibles y se atacaban.
Situación que se achacó al estrés y al cambio de comportamiento derivado del ruido de las motos y la gente al pasar por un camino en la parte alta del Cemba, separado sólo por una verja de las casetas para perros, y que se planteó solucionar mediante la colocación de una pantalla acústica que se ha acabado descartando en favor de una solución que se considera más definitiva y adecuada al volumen actual de canes: la construcción de unos siete más cheniles.
¿Dónde? En un lateral del complejo, a la izquierda de la entrada al centro, donde cuentan con terreno que estaba sin ocupar y que ahora se va a hormigonar para crear una solera con metros cuadrados suficientes para acoger los cheniles, unidades que se van a comprar ya prefabricadas para que sólo haya que instalarlas y tratar de agilizar los plazos.
Además, el proyecto de ampliación va a incluir también otra zona para gatos. La Ley de Bienestar Animal, que se aprobó en marzo del año pasado, obliga a las instalaciones a tener dos espacios diferenciados para ese animal y eso es algo con lo que el Cemba, diseñado y construido con anterioridad a la nueva normativa, no cuenta. «El reglamento ha salido este verano y tenemos que contar con ello. Hemos modificado un montón de puntos de los planes», apuntó la concejala de Medio Ambiente, María Cueva.
El inmueble cuenta con un área para estos felinos, para los acostumbrados a interactuar con las personas, donde ahora hay 5 ejemplares; pero deberá incorporar otra para los comunitarios. Una estancia cerrada, para que no se escapen; que, además, deberá estar subdividida en dos. En una se atenderá a aquellos ejemplares que tengan que salir de la calle de manera temporal, hasta un máximo de tres semanas, por algún motivo como puede ser una patología que requiere una vigilancia o una cuarentena.
Mientras que la otra está pensada como alojamiento permanente en el caso de que haya que hacer alguna reubicación definitiva de animales. Aunque los gatos no se pueden sacar de la calle, de las colonias en las que están, la ley recoge unas excepciones en las que se permite, siempre y cuando haya un informe previo de la administración regional, de la Consejería que corresponda, ya sea por un problema de salud pública, porque están en un espacio totalmente inadecuado, porque hay fauna salvaje y se puede deteriorar el ecosistema...
Para esta ampliación la Concejalía de Medio Ambiente cuenta con una partida global de unos 90.000 euros, los 60.000 que estaban presupuestados para el Centro Municipal de Protección Animal y 30.000 más, reservados inicialmente para incluir la atención a las colonias felinas dentro de la ampliación del nuevo contrato de gestión del Cemba que se preveía firmar en este ejercicio, pero que finalmente no se espera que salga a licitación hasta enero. Con ese dinero también se confía en poder hacer algunas tareas de mantenimiento que están pendientes.
En principio, la intención de Cueva es que el proyecto se pueda llevar a cabo antes de final de año. Pero, por ahora, se está en la fase de pedir presupuesto tanto para la solera como para la compra de los cheniles.
Por otro lado, también está pendiente vallar y delimitar la zona verde exterior del Cemba para crear un espacio de encuentro entre animales y adoptantes para que se puedan conocer en un área segura pero confortable que favorezca la intercalación entre las mascotas y sus futuros dueños.
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