Canciones que hacen más corta la semana

Lo que no está tan claro es que sea también nuevo estilo. Para unos, las diferencias con el anterior grupo son notables; para otros es la misma esencia, con menos gotas de ska y más dosis de rock, en otro envoltorio. «Las letras siguen hablando de lo que nos pasa y de injusticias que vemos cada día, aunque con un tono un poco más poético y menos directo. Lo que no nos salen son las letras típicas de amor», asegura el vocalista, incansable buscador de la canción perfecta.

En su casa hay cientos de servilletas y folios emborronados con esa frase que viene a la cabeza en un momento de inspiración, y que siempre se presenta con melodía de estribillo pegadizo dispuesto a martillear los oídos de medio mundo, pero que a los pocos días acaba en la papelera. «Si guardase todo lo que escribo tendríamos cien discos, pero la mayoría de los temas los descarto, porque cuando los dejo reposar un tiempo, no me convencen», explica.

Pa ti los martes, «el nombre menos malo de los muchos disparatados que dijimos una tarde cualquiera», es un alegato a esa pereza que invade a todos los currelas en los albores de la semana. «Los lunes llegas todavía con el subidón del fin de semana, pero al día siguiente cuesta más levantarse», afirma Rubén. Pero si es con música, la rutina a la que obliga la necesidad de un salario, se lleva mejor. Y si encima hay ensayo, la energía vuelve rápidamente al cuerpo.

Porque estos cuatro músicos mirandeses se toman cada sesión en el local como una catarsis. Los directos son la gasolina que mueve a casi todos los grupos, pero los miembros de Pa ti los martes hace mucho que decidieron soltar la mano de la fama y el ego, incómodos compañeros para aquellos a los que la rutina del andamio y la fábrica deja poco tiempo libre para compenetrarse con los instrumentos.

Sin esa mochila que frustra a muchas bandas locales que no acaban de romper la frontera invisible que da paso a cientos de horas de furgoneta y carretera, ellos caminan lentos pero con paso firme.

Lo suyo es algo más mundano, hacen lo que les gusta cuando les gusta. El aplauso alimenta pero no les desvía del camino, porque tan importante como el destino, es saber disfrutar del viaje. Y ellos exprimen cada rato al máximo, sin marcarse fechas, sin prisas, con esa filosofía do it yourself que cada vez cuesta más encontrar y dando cientos de vueltas a los temas hasta que han quedado satisfechos.

«No tenemos que rendir cuentas a nadie, así que nos tomamos nuestro tiempo para todo. Queríamos tener algo para que la gente sepa en lo que hemos estado metidos todo este tiempo y porque ayuda para buscar conciertos, pero ahora mismo ni siquiera sabemos cuándo vamos a poder presentar el disco porque no tenemos fechas libres por los compromisos personales y laborales de cada uno», afirma Rubén, contento con el resultado final del trabajo de presentación, disponible ya en todos los canales digitales aunque de momento no está claro que vaya a salir en soporte físico. «Si hay personas que nos lo piden quizá editemos unas copias», explica.

Es una decisión acorde a los tiempos que corren pero que contrasta con la poca importancia que le conceden estos cuatro músicos a las redes sociales.

En una época en la que tiene más impacto una buena campaña en instagram que una canción, Pa ti los martes son de los grupos a la vieja usanza, de los que prefieren perder sus horas en buscar esa melodía que desde hace años ronda su cabeza, posiblemente la banda sonora de sus vidas, y a la que nunca acaban de dar forma definitiva. «Siempre estás pensando en la canción perfecta y siempre crees que es la próxima que vas a escribir», apunta el cantante.

Ya lo dice uno de sus temas, «camino a mi ritmo y no me rindo, si no es ahora el momento dime cuando va a ser, que si no veo el mañana no entiendo el ayer, si vives anclado a un pasado caminas al precipicio». Con ellos, las semanas parecen más cortas.