Las bambalinas de la democracia

En plenas negociaciones entre POSE y la coalición IU- Podemos por la investidura de Aitana Hernando, repasamos la historia entre bambalinas de todos los equipos de gobierno de las últimas cuatro décadas.

Las urnas dieron el triunfo a UCD, pero la suma de los concejales de los tres partidos de izquierda daban una amplia mayoría. «La negociación para el pacto fue muy fácil porque era evidente que la ciudad quería un gobierno progresista que rompiera con la línea franquista. Los votos premiaron a los que más habíamos luchado contra la dictadura», recuerda Fernando Campo, que en aquellos comicios se había presentado con la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), y que asumió la concejalía de Industria. «Los funcionarios al principio nos veían como si llegara el demonio rojo, pero pronto se normalizó la situación», apunta cuando echa la vista atrás. El pacto de PSOE, ORT y PCE se mantuvo estable hasta los últimos meses de legislatura, en los que Anuncibay retiró las carteras de Servicios y Barrios a los dos compañeros de Campo por discrepancias. «Yo me mantuve porque en ese momento estábamos impulsando el polígono de Bayas y no se podía frenar ese proyecto», rememora.

Soplando con fuerza un viento de cambio en todo el país, Julián Simón Romanillos arrasó en los segundos comicios democráticos en los que obtuvo la primera mayoría absoluta del PSOE en la ciudad.

Romanillos mantuvo su dominio en las urnas aunque precisaba el apoyo de otro grupo para gobernar. Lo obtuvo en el CDS, que había sacado tres concejales. De esta forma José María Villegas y Mari Carmen Portillo se hicieron cargo de Deportes y Cultura. «La clave para que un acuerdo prospere es que exista voluntad y que no haya filtraciones», explica Campo, presente en aquellas negociaciones ya bajo las filas socialistas.

A pesar de poder gobernar en solitario porque los números le permitían hacerlo, Romanillos quiso agradecer al CDS (ya en declive y con un solo edil) el apoyo recibido en el pasado, por lo que Villegas repitió en su cargo. «En política, hay que acordarse de los que te ayudaron cuando lo necesitabas y no caer en la prepotencia», afirma Campo, convencido de que aquel gesto con la oposición fue bueno para dar más estabilidad al mandato.

La abstención de IU permitió a Carlos Marina erigirse alcalde. Las semanas previas a la investidura, habían mantenido reuniones con PSOE y PP pero sorpresivamente tuvieron más puntos de encuentro con los populares. De las siete propuestas irrenunciables de su programa que IU fijó como líneas rojas, el socialismo rechazó la mayoría, por lo que la asamblea del partido decidió dar un voto de confianza a Marina. Las diferencias con Romanillos por el trato en las anteriores legislaturas también pesaron en una controvertida decisión que tenía como punto central la sociedad que debía impulsar Miranda Logística y de la que se nombró gerente a un miembro de IU como guiño de buena voluntad.

Con Pablo Nieva ya como líder del PP, nuevamente el apoyo de IU fue clave para dar la alcaldía a la derecha. Pero el pacto tenía cada vez más voces críticas dentro del partido. «Estábamos divididos entre los que seguían creyendo que el PP iba a cumplir lo acordado y los que pensábamos que todo era un paripé. La tensión llegó a ser muy fuerte y ni siquiera la mediación regional pudo apaciguar los ánimos», recuerda Javier López Simón, por entonces coordinador de IU en la ciudad.

La presión interna hizo que los dos concejales de IU dimitieran y varios de los siguientes nombres en la lista descartaran sucederles. La escisión era evidente, hasta que López Simón y Casto García asumieron la responsabilidad.

«La moción se coció a fuego lento y en ella jugó un papel importante José María Santamarta», asegura Borja Suárez, que por entonces estaba dando sus primeros pasos en la política como concejal de Juventud y que considera que el único concejal de Incide fue uno de los promotores del cambio político con un discurso agresivo que terminó calando en las bases de su anterior partido y que acorraló a los dos ediles que habían dado su apoyo a Nieva. «Nos sacaron a base de relato y oratoria, porque si se analiza con el tiempo transcurrido, fue una alianza muy fructífera para la ciudad en la que se hicieron muchas cosas, como la mejora del Antonio Machado, las riberas del río, el PGOU,...».

Pero la legislatura aún guardaba una nueva sorpresa, y es quedos ediles del PSOE se saltaron la disciplina de voto y Romanillos decidió retirarles su concejalía, por lo que en la recta final, López Simón y García tuvieron que asumir carteras.

«Toda aquella polémica nos pasó factura», afirma López Simón. Los datos avalan su teoría porque IU solo obtuvo un concejal, que sumado al de Incide, permitieron a Fernando Campo obtener la mayoría necesaria para su primer mandato. «Para llegar a acuerdos hay que tener talante y saber ceder. Un pacto en el que no cedas no es un pacto, es una imposición», afirma el exalcalde, que repartió entre sus socios las concejalías de Obras y Servicios Sociales.

Aunque IU renovó su cabeza de lista e Incide desapareció del mapa político, el acuerdo de los primeros con el PSOE se mantuvo y Fernando Campo tuvo una segunda legislatura muy cómoda en la que hizo algunas concesiones a a sus socios. «Entre los puntos prioritarios estaba el referéndum popular sobre las centrales térmicas», apunta López Simón. El pueblo se opuso por una amplia mayoría a ese proyecto.

«Teníamos claro que era mayoría absoluta o quedarnos en la oposición», recuerda Borja Suárez sobre unos comicios en los que estuvo muy cerca de convertirse en alcalde. Le faltó un concejal, ya que la suma de PSOE e IU le privó de la posibilidad de dirigir la ciudad. «Los pactos son parte de la democracia y hay que asumirlos. Si son justos o no, buenos o no, lo determina el tiempo», apunta.

Pero la relación PSOE e IU ya estaba desgastada y terminó por romperse antes de que acabara el mandato. El detonante fue la poca información que desde alcaldía se daba sobre ciertos temas y el caso omiso de Campo a las advertencias de que la relación estaba tocada. «Las concejalas no sé si realmente querían romper pero acataron la decisión de su partido», recuerda el exalcalde, que tuvo que llevar a cabo una reestructuración interna para los meses que restaban, en la que dio mucho más peso a la actual alcaldesa, Aitana Hernando, que asumió Servicios Sociales además de Urbanismo.

La primera legislatura de Aitana Hernando estuvo marcada por la cintura política para, a pesar de las duras críticas a su gestión, lograr sacar adelante los presupuestos con el respaldo de una formación distinta cada año. PP, Miranda Puede y Ganemos dieron su voto favorable a las cuentas socialistas gracias a acuerdos puntuales. Solo IU se mantuvo al margen de esos acuerdos.

Las dificultades para sacar adelante proyectos como la piscina y las polémicas suscitadas con la oposición, Policía Local, servicio de limpieza, plaza Alfonso VI... han pasado factura al PSOE, que ha perdido un número importante de votos en las últimas elecciones tras haber obtenido mayoría absoluta en las anteriores.