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Raúl Canales
Miércoles, 3 de julio 2024, 23:26
Reducir riesgos o conservar el paisaje. Los mirandeses tendrán que pronunciarse sobre la colocación de muros a lo largo del cauce del Ebro para evitar ... las inundaciones. El impacto visual que tienen estas motas, que para que sean eficaces en el caso de una crecida repentina tendrían que levantarse desde el paraje de Los Pinos hasta el polideportivo, hace dudar al equipo de gobierno sobre si realmente merece la pena cambiar tanto la imagen de la ciudad por un peligro puntual.
«Está claro que las consecuencias de las últimas riadas obligan a adoptar medidas», asegura Guillermo Ubieto, que al igual que el resto del equipo de gobierno, no acaba de ver clara la solución de los muros planteada en el proyecto elaborado por la Junta. A pesar de que el diseño ha sido modificado varias veces para reducir la altura de los diques (1,20 metros), y que su impacto sea menos agresivo, es evidente que su colocación alteraría el paisaje actual del Ebro porque sería necesario levantar paredes fijas en varias zonas, y en otros puntos, colocar estructuras que permitan desplegar paneles móviles en caso de riada.
Ayer representantes municipales mantuvieron una reunión con miembros de la Junta, Ministerio de Transición Ecológica y Confederación Hidrográfica del Ebro. El objetivo era analizar todas las opciones, aunque la decisión final estará en manos de la ciudadanía.
Y es que el Ayuntamiento ha pedido una recreación lo más detallada posible de cómo quedarían los muros para que todos los mirandeses puedan verla. Una vez que los vecinos tengan claro el resultado y sean informados en una charla pública, se someterá a consulta, probablemente a través de una encuesta en la que la gente podrá mostrar su opinión ya que el equipo de gobierno entiende que es un tema de suficiente calado porque modifica la imagen de una parte muy significativa de la ciudad.
«Estamos muy preocupados por encontrar soluciones a las riadas pero a la vez entendemos que no podemos vivir de espaldas a nuestro río. Tenemos que encontrar un equilibrio», afirma Ubieto, que quiere sondear la opinión de la gente antes de tomar una decisión. «IU–Podemos siempre hemos considerado la participación ciudadana como un eje fundamental de nuestra política», asegura el concejal de Urbanismo, que debido a la envergadura del proyecto, en este tema cuenta con el respaldo del PSOE para llevar a cabo la encuesta. Por lo tanto, en cuanto se tenga el diseño definitivo, se hará la consulta.
El problema es que el tiempo apremia ya que está en juego una subvención de más de 3 millones de euros procedente de fondos europeos y los trabajos deberían salir a licitación antes de finalizar el año para poder ejecutarlos durante 2025.
La ciudad ve con buenos ojos otras medidas planteadas por CHE y Junta como la colocación de válvulas antirretorno en los aliviaderos, la elevación de la rasante de Ronda del Ferrocarril en el cruce con calle Arenal o la protección de la urbanización El Lago. Otra de las inversiones que cuenta con el beneplácito de todas las partes es el pozo de impulsión que bombee el agua de lluvia en caso de que las válvulas antirretorno no permitan su evacuación al río.
Sin embargo, desde un primer momento, el Ayuntamiento ha recelado de la colocación de muros, tanto fijos como portátiles. Las reticencias se basan en el impacto visual que tendrán y en la complejidad técnica que entraña la colocación de las contenciones móviles, ya que requieren de una previsión que no siempre se tiene con la crecida del río y emplear a muchos técnicos municipales.
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