Antón demanda la implicación municipal para hacer Miranda más atractiva

Pero su experiencia de décadas en el sector le han enseñado que esa excelencia culinaria por sí sola no es suficiente reclamo para hacer de la ciudad un lugar de atracción de visitantes durante los fines de semana. «Hay que hacer algo más. En Miranda la gente es muy divertida, sale mucho; pero para que vengan de fuera el Ayuntamiento tiene que mojarse y crear rutas culturales que permitan realizar algo más en la ciudad».

Negocios y gastronomía necesitan un complemento que llene la ciudad sábados y domingos. «Yo tengo un hotel aquí, el Ciudad de Miranda, y los fines de semana se nos cae porque no hay ningún atractivo. Tenemos Haro a 20 kilómetros y está lleno. Tenemos que ser imaginativos y hacer algo importante. Nos vendría bien para darnos a conocer y ahí juega un papel importante el Consistorio», apuntó Antón, consciente al mismo tiempo de que la puesta en marcha de cualquier iniciativa requiere dinero y una mirada en el medio y largo plazo.

Aunque también cree que se pueden adoptar medidas de mejora con un carácter más inmediato, como la sustitución de las actuales terrazas de bares y cafeterías habilitadas durante la pandemia por un modelo unificado y más estético que entiende que debería plantear la administración local.

Uno de los atractivos turísticos por los que se podría apostar es el patrimonio artístico religioso, que, en palabras del arzobispo de Burgos, es «exuberante y fantástico» en una provincia que suma unos 1.500 templos. Si bien muchos de ellos, como es el caso de las ermitas de Arce y de La Nave, requieren una inversión para su mantenimiento y conservación.

Pero llegar a todo Iceta lo considera imposible tanto para la iglesia como para las administraciones por lo que no dudó en volver a reclamar al Gobierno central el estímulo del mecenazgo privado, que «en muchos países recibe muchos beneficios fiscales» a cambio de aportaciones que contribuyen a mantener un patrimonio inabarcable.

Y que, además, en muchos casos permanece cerrado buena parte del tiempo, lo que imposibilita su visita. Algo difícil también de gestionar, aunque no descarta que se pueda implantar en la ciudad un programa de voluntariado de guías que ya funciona en otros lugares para enseñar los templos. «Es un modelo que se puede exportar. El problema siempre es la seguridad. No puedes dejar una iglesia abierta sin nadie vigilando, porque los amigos de lo ajeno hacen estragos», apuntó Iceta.

De hecho, ése ha sido uno de los temas de debate en la asamblea diocesana que se acaba de cerrar. «A ver si podemos arbitrar el modo de que las joyas que tenemos pueden estar más tiempo abiertas para que sean visitables», avanzó.

Muchas visitas recibe cada dos semanas Anduva, el 'templo' de Joseba Etxeberria desde febrero, y donde asegura sentirse «como en casa». Aunque tanto el estadio como la ciudad le eran conocidos «la acogida ha superado con creces lo esperado. Estoy disfrutando mucho de la cercanía y la hospitalidad. Es algo que se percibe desde que llegas y que ha estado entre los motivos por los que he decidido seguir un año más».

Decisión aplaudida por la afición rojilla y por el centenar de personas que se dieron cita en el acto desarrollado en el Casino, donde les impusieron las txapelas a los tres protagonistas que participaron en un coloquio moderado por Pedro Ontoso, profesor de Periodismo en el Máster de EL CORREO, del que llegó a ser subdirector y que tuvo su primer contacto con el periódico en Miranda, donde trabajó un verano.