Llegar a ser proveedor de primer nivel de gigantes como Airbus y tener entre sus clientes a Boing, Rolls Royce o ITP Aero no es fruto de la casualidad, requiere mucho trabajo y esfuerzo en investigación. Una realidad que tienen muy presente en Aciturri y ... que les ha llevado en la última década a estar inmersos en una veintena de proyectos de I+D+i (siete iniciados en 2021), centrados fundamentalmente en reducir la emisión de gases de efecto invernadero, frenar el calentamiento global, mejorar materiales de construcción y garantizar la competitividad.
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Entre ellos, la firma mirandesa lidera desde el año pasado Overleaf, que cuenta con financiación de los fondos Next Generation y que busca desarrollar un concepto innovador de tanque de hidrógeno líquido para su uso en aviación, que contribuirá a reducir notablemente el efecto de los vuelos en el calentamiento global, de cara a cumplir con uno de los objetivos de la transición energética que la UE quiere alcanzar mediante el uso de ese combustible.
En este proyecto, Aciturri asume retos que incluyen la producción del prototipo y la realización de ensayos para garantizar su funcionalidad.
También trabaja y financia, con una inversión de más de 3 millones de euros, el proyecto Neotail para el desarrollo de un timón de dirección de una aeronave a base de materiales de resina termoplástica reforzados con fibra de carbono La búsqueda de materiales me mejoren la resistencia al fuego y a los impactos, al mismo tiempo que reducen el peso y la emisión de los aviones, son los objetivos que persigue la empresa mirandesa con su participación en Aercost. Retos compartidos por otro de los proyectos que lidera Aciturri: Multiglide, al que va a destinar 2 millones.
Algo mayor es cantidad que se va a invertir en Aercost. Son 2,7 millones que, sumados a las aportaciones del resto de los implicados, tienen por objeto buscar soluciones que permitan integrar los componentes de las estructuras con nuevos sistemas de propulsión cero emisiones.
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A estos hay que sumar otros tres de innovación que han contado con financiación regional y europea. Uno de ellos es el denominado Daamas, centrado en la aplicación al ámbito industrial de la tecnología conocida como Waam y que permite obtener resultados similares a los de procesos de forja y fundición pero de manera más sostenible y económica.
Aciturri también forma parte de Pole, en el que se prevé una inversión de 2 millones para profundizar en el desarrollo tecnológico que puedan repercutir en el motor del avión, ya sea por la mejora de los productos metálicos o por los obtenidos por fabricación aditiva. Este proyecto, tal y como se reconoce desde la empresa, forma parte de su plan estratégico y «cuenta con unos objetivos muy exigentes en materia de explotación de resultados».
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El tercero de los programas en los que parte de la financiación corre a cargo de la administración regional y que tiene prevista su finalización para diciembre de este año, es el denominado Compcoat, que busca mejorar las funcionalidades, tanto térmicas como de desgastes o erosión, de algunos materiales gracias al uso de recubrimientos.
También este ejercicio está previsto que concluyan dos iniciativas financiadas por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Una es el Copérnico, cuyo objetivo pasa por obtener herrajes aeronáuticos en fibra de carbono con muy altas cadencias, que «es lo que se demandará en los futuros aviones de pasillo único»; y el otro el Feína, en el que se trabaja con titanio para sustituir a las forjas actuales.
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