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toni caballero
Lunes, 9 de agosto 2021, 00:55
Adrenalina, probabilidad, ambición, estadística, habilidad...son algunos de los ingredientes que creemos controlar y, si se mezclan, pueden acabar construyendo una adicción que lleva conviviendo silenciosamente en nuestra sociedad desde hace años y ya se ha tornado en todo un problema endémico a nivel nacional: ... la ludopatía. El juego presencial siempre ha estado más vinculado a personas adultas, desde casinos hasta tragaperras, sin embargo, estas vertientes clásicas del juego han ido perdiendo terreno con las apuestas en línea, que afectan especialmente en los sectores más jóvenes de la población.
En el caso de Miranda, cada vez son más las personas jóvenes, o más bien las familias, las que acuden en busca de ayuda a los diferentes colectivos de la ciudad. Sin un ente público que brinde un servicio para hacer frente a la adicción al juego, AREMI (Alcohólicos Rehabilitados de Miranda) se convierte en el único espacio que ofrece terapia para hacer frente a la ludopatía, si bien se trata de un trabajo grupal que se centra en el trabajo psicológico frente a la adicción en sí (alcohol, drogas, juego, entre otras).
A lo largo de 2020, el colectivo atendió a 160 usuarios con algún tipo de adicción (25 de ellos nuevos) y 44 familias, varias de ellas afectadas por el juego, y «este año ya habremos recibido a unas 20 personas, 2 de ellas por adicción al juego. El juego online está cada vez más presente en los jóvenes, pero el problema suele ir unido a otros consumos», señala Joseba Orueta, psicólogo de AREMI.
Tras entrevistarse con el terapeuta, muchas de estas personas acabaron traslandándose posteriormente a ASAJER (Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación) o a ABAJ (la Asociación Burgalesa de Rehabilitación de Juego Patológico), en busca de un tratamiento más especializado.
«En nuestra asociación trabajamos con alrededor de 150 personas entre jugadores y familiares afectados por el juego. Vienen de Burgos, de Miranda y de muchas otras provincias. Hay un denominador común muy evidente, cada vez son más jóvenes los que vienen a recibir el tratamiento. Antes demandaban la ayuda las mujeres de los jugadores, ahora lo hacen las madres. En esto tienen mucho que ver las nuevas modalidades de juego por internet», explica David Burgos, psicólogo de ABAJ con más de 30 años de experiencia. De hecho, este problema se extiende a nivel nacional, España cuenta con la tasa más alta de ludopatía en Europa entre personas de 14 a 21 años de edad.
«Ahora en seis meses un jugador se hace adicto, antes tardaba cinco años. Los salones de juego son peligrosos pero las casas online son aún peor. Los jóvenes son engañados por la publicidad, la ludopatía está avanzando, les hace perder dinero, su carácter, oportunidades y su vida. El jugador que gana quiere más, el que pierde siempre vuelve a tratar de recuperarlo. Este problema no se arregla controlando el dinero y con un sermón de los padres, se necesita un diagnóstico y un seguimiento especializado. Es algo que no dura poco, alrededor de 250 horas al año entre terapias de grupo y cursos. Casi todos tienen problemas más profundos que han de solventar antes de salir de su adicción, lo primero es pedir ayuda», zanja Burgos.
Este perfil de jugador se asemeja mucho al de Daniel, un joven mirandés de 24 años que cumple un año luchando contra su adicción. «Comencé a apostar en deportes con 18 años y siempre he estado tonteando con ello. Sin embargo, el problema fue creciendo según iban llegando salas de juego a Miranda, cada vez más máquinas para apostar en cualquier lado, más casas de apuestas publicitándose en la tele; es un laberinto del que es muy complicado salir sin ayuda», argumenta el exjugador.
Para más inri, la llegada de la pandemia de la Covid-19 supuso un acicate para un gran porcentaje de las personas adictas, incluso para aquellas enganchadas a las apuestas deportivas, pese al parón de las competiciones deportivas de mayor renombre.
«Mi ansiedad aumentó mucho durante el confinamiento en casa y ahí tuve mi peor momento. Perdí mucho dinero, tanto mío como de mis padres, en apuestas y sólo pude comenzar a ponerle remedio con ayuda de mis padres», explica Daniel, que acudió a AREMI acompañado de su madre para, finalmente, acabar los servicios de un terapeuta especializado con base en Vitoria.
Este agravamiento también lo confirma David Burgos, que vio como en su asociación «recibíamos a muchísimos jóvenes después del confinamiento que venían con sus madres. Al final, estaban encerrados y sólo necesitaban un móvil o un ordenador para caer en el problema de las apuestas, la ruleta y demás juegos. No se puede decir una cifra concreta porque mucha gente juega y no lo dice. Hay un problema grande con el juego», zanja.
14-21 años de edad, la franja en la que España lidera la tasa de ludopatía en Europa
Cambio de paradigma en el juego «Antes nos visitaban las mujeres de los jugadores, ahora lo hacen las madres de los jóvenes que se han enganchado»
250 horas de tratamiento especializado brinda ABAJ anualmente a cada usuario entre terapias de grupo y otros trabajos, como cursos de formación para que el jugador pueda hacer frente a la adicción.
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