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Aciturri prevé recuperar el volumen de actividad y los niveles de empleo previos a la irrupción de la pandemia, que frenaron en seco el desarrollo del sector aeronáutico y desembocaron en el despido de casi 150 personas de la empresa (106 en Miranda y Berantevilla), « ... entre 2025 y 2026». Ésa es la previsión que figura en el escenario con el que está trabajando la compañía, tal y como apuntó su fundador y consejero delegado, Ginés Clemente, ayer en la planta que la firma tiene en el parque tecnológico de Boecillo, en Valladolid, donde recibió la visita del vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, y de Carlota Amigo, consejera de Empleo e Industria.
Mientras, de cara a lograr ese objetivo, en la compañía siguen trabajando para diversificarse y participar en proyectos no sólo del sector aeronáutico, sino también de otros ámbitos en los que «podamos aplicar la tecnología el conocimiento que durante estos años se han adquirido». La implicación en el suministro del fuselaje y alas de un aerotaxi eléctrico para Lilium Jet o la mejora de prototipos para el desarrollo de velas rígidas para barcos están entre esos caminos de ampliación de la actividad por los que apuesta la empresa, aunque no sean parte esencial de su actividad.
Quedarse parado no es una opción. De ahí que, aunque Clemente dejó claro que la suya no es una empresa acostumbrada a vivir de subvenciones, porque creen firmemente que las compañías «tienen que apostar y ser generadoras de valor y hacer sus inversiones; en esta ocasión sí van a optar a todas las líneas de ayuda vinculadas a fondos europeos que estén a su alcance «para acelerar los cambios tecnológicos que necesitamos realizar de cara a garantizar que la empresa es sostenible en el largo plazo y no pierde capacidad competitiva», de cara al futuro, más allá de la actual situación de incertidumbre e inestabilidad.
«Aunque el escenario es muy cambiante, nosotros tenemos un proyecto a medio y largo plazo, no un proyecto especulativo. Estoy seguro de que la humanidad no va a volver a viajar en burro; tendremos que seguir viajando en avión. Cambiarán las cosas, el crecimiento será menor... pero cuando todo esté en su línea, se volverá a viajar y a usar los aviones; aunque tendremos que evolucionar para ser respetuosos con el medio ambiente», valoró.
Tras la visita a la planta de Boecillo, Igea agradeció «el trabajo y el ejemplo» de compromiso con la comunidad y con el empleo, con la generación de valor añadido para la región y la prueba de que «todo es posible con esfuerzo trabajo y generosidad».
Reconocimiento público que llegaba un día después de que el empresario mirandés y su familia recogieran en Valladolid el premio de Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL) Antonio Pérez, por su «compromiso y apuesta a largo plazo para desarrollar en Castilla y León un proyecto empresarial internacional de elevado componente tecnológico, creador de empresa auxiliar y generador de empleo cualificado».
Actividad, que además, se ha convertido en que se ha convertido en «el único suministrador aeronáutico de primer nivel de capital 100% español», según se destacó en la gala.
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