¡Cuánta pena, Dhaulagiri!

Un día después de esa fecha tan meritoria, pero muchos años antes, en 1960, un grupo internacional formado por escaladores suizos, austriacos y alemanes, y liderado por Max Eiselin había logrado pisar por primera vez la cima de la «montaña deslumbrante» (traducción de su nombre en sánscrito), rodeada por los valles de Kali Gandaki y Myagdi Khola.

Pero si hay alguien que desea subir a su cima ese es Carlos Soria. Este 'chaval' de 84 años se encontraba una vez más -y van catorce- en el campamento base de la montaña. Tras realizar el largo proceso de aclimatación y superar los 6000 metros, después de unos largos días de continuas nevadas, se abrió una oportunidad para salir hacia la cima. No tenía excusas para vivir el sueño de llegar a su esquiva cima.

Pero a veces la mala suerte no avisa y se desploma con toda su falta de lógica sobre los deseos de cualquiera. Una caída de un sherpa le producía hace unos días una fractura en la pierna cuando ya habían sobrepasado los 7.500 metros y casi veían la arista cimera. Tras un rescate difícil, pero muy efectivo, Carlos fue trasladado en helicóptero a Katmandú. Y allí estalló toda la pena. Qué pena, Carlos, qué pena! Ya lo tenías!!!

Él mismo decía poco antes de situarse de nuevo a sus pies que esta montaña, con sus 8.167 metros y su preciosa estampa, es terriblemente atractiva: «me ha rechazado muchas veces, pero sé que puedo subir y quiero subir y lo voy a intentar. Quizás sea esta la última oportunidad que tenga». Su ideario lleno de motivación inspira a vivir intensamente, a realizar el sueño particular de cada uno.

Pero está claro que es una montaña complicada, peligrosa y de alta dificultad. Carlos ha estado muchas veces en el campamento base viendo cómo se esfumaban las posibilidades de ascenso debido a las condiciones nefastas de la nieve, y a los súbitos cambios en la caprichosa meteorología. En alguna ocasión se ha dado la vuelta camino de la cima de esa mole que admira y quiere subir, pero en aquellos momentos siempre tuvo claro que el precio a pagar por alcanzar su sueno era demasiado alto. Y con frialdad, pero a la vez convencido de tomar la mejor decisión, se ha media vuelta. Por eso sigue vivo y con su motivación intacta.

Pero por ahora todo ha terminado para Carlos. Toca recuperar esa fractura y volver a inspirar al mundo entero. Animo, Carlos!!!

Y la verdad sea dicha, hay un difícil trayecto hasta la cima. Unas pendientes con peligro de avalancha desembocan en un estrecho corredor; este último escollo con elevada pendiente termina en una arista de roca que asciende levemente hasta la cima. Muchos alpinistas han llegado hasta una enorme roca que aparentaba ser la cima, y allí sacaban sus fotos de cumbre. Hoy en día se ha establecido la verdadera cima en un punto más alejado, donde una pequeña loma de nieve reclama ser, a todas luces, la cima principal.

El Dhaulagiri también ha sido noticia estos días ya que sus pendientes extremas han vivido el primer descenso integral con esquís. El polaco Bartek Ziemski. Muy activo por ciento en el rescate de Carlos soria, ha sido su protagonista. El tramo final de la ascensión, desde el campo 3, lo hizo sin cuerdas fijas, ni oxígeno, ni sherpas en compañía de Oswald Rodrigo Pereira. Según los datos que han aportado, partieron hacia la media noche y a las 07:30 de la mañana pisaban la cumbre. Allí se calzó los esquís y descendió hasta el CB. Oswald tuvo más trabajo y bajó a pie. Llego al anochecer. Dos portentos. Por cierto, hace un mes, el 17 de abril, pisaban la cumbre del Annapurna, y el polaco también descendió con esquís hasta el base.

Casi todos los grandes ochomiles han sido descendidos esquiando. Solo falta el Kangchenjunga, pero seguro que Bartek ya le ha echado el ojo.