Juanito Oiarzabal | Alpinista
«Nunca voy a dejar de hacer montaña, es más, creo que me voy a morir en la montaña»Montaña ·
Se cumplen hoy 25 años desde que el alavés holló las 14 montañas más altas del planeta, un hito para el deporte vascoSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Juanito Oiarzabal | Alpinista
«Nunca voy a dejar de hacer montaña, es más, creo que me voy a morir en la montaña»Montaña ·
Se cumplen hoy 25 años desde que el alavés holló las 14 montañas más altas del planeta, un hito para el deporte vascoJuanma Sotillos
Lunes, 29 de abril 2024, 07:33
El alpinista alavés Juanito Oiarzabal (Vitoria, 1956) celebra hoy el 25 aniversario desde que logró culminar la carrera de los 14 ochomiles de la Tierra, convirtiéndose el 29 de abril de 1999 en el sexto hombre en apuntarse a esta lista y en el tercer ... alpinista en hacer los 14 sin oxígeno. Este año también se celebrarán otras dos efemérides importantes en su vida y trayectoria alpinística: el 30 aniversario de su exitosa expedición al K-2 y el 20 de su segunda ascensión al K-2, en 2004, que fue una expedición diametralmente opuesta a la de 1994, saliendo todo mal, excepto la cumbre, costándole los diez dedos de los pies.
Noticia relacionada
Después siguió enfrascado en los ochomiles hasta ascender en 47 expediciones al Himalaya y el Karakorum en 26 ocasiones a cimas por encima de la cota de la muerte. En una entrevista realizada en la sede de 'Diario Vasco', se pregunta incluso a sí mismo cómo puede seguir vivo. En la actualidad está afectado de una dolencia crónica que tiene que ver con un edema pulmonar, y soportando las secuelas que le dejó el covid cuando estuvo ingresado casi un mes muy afectado por el virus. Estos cinco últimos años ha dado un bajonazo a su salud. No está contento con su físico, que no le favorece para ejercer su profesión de guía de montaña, si bien sigue haciéndolo disfrutando en el terreno que mejor se mueve, el Himalaya, tanto en Nepal como en el Karakorum en Pakistán.
- ¿Cómo es el Juanito de ahora?
- El Juanito de ahora no tiene absolutamente nada que ver con el Juanito de antes. La motivación es diferente debido a dos situaciones que tuve en los últimos años en el Himalaya. Una de ellas, la embolia de pulmón severa que tuve en la expedición al Dhaulagiri en 2016. Me pasó factura. Y el otro revés que me llevé fue en la pandemia. Pasé un covid muy severo que me tuvo ingresado 25 días. Aquello me ha dejado un montón de secuelas, he engordado, mi situación ha cambiado totalmente.
- ¿Cómo lleva esa transformación y pasar buena parte del año en casa con lo acostumbrado que estaba a viajar?
- Mal, con ansiedad, estoy tomando algo de medicación. Me gustaría tener ahora mismo otro físico para todavía hacer alguna cosa diferente. Me veo mal y estoy mal. Pero no tengo ninguna duda de que mientras pueda, seguiré haciendo montaña hasta que me muera. Lo tengo claro. Es más y diré algo fuerte: creo que me voy a morir en la montaña.
- ¿Qué queda de aquel Juanito en plena forma que subía a las cimas ágil y rápido?
- La ilusión de seguir haciendo montaña. De hecho, no paro. Soy guía UIAA trabajando un montón como tal en la montaña durante muchísimos años. Ahora guío dos o tres grupos al año a Nepal o Pakistán en plan tranquilo y relajado. Tengo ya 68 años y no puedo aspirar a mucho más. He bajado el pistón de viajes al año.
- ¿Cuándo se jubila uno de esa profesión de guía de montaña?
- De la profesión tendría que estar ya jubilado. Voy poco a poco quitando destinos. Por ejemplo ya no llevo gente a los Alpes. Tengo que hacer cosas que me sienta cómodo guiando, ir a lugares que controlo perfectamente como Nepal y Pakistán. Va a ser mi último año guiando gente. Tenemos un trekking en primavera al campo base del Everest y otro en verano para conmemorar los 20 y 30 años al K-2. Vamos a guiar a 30 personas entre Sebastián Álvaro y yo al trekking del Baltoro en Pakistán hasta el campo base del Broad Peak. Y con ello, creo que con las conmemoraciones de los 20 y los 30 años del K-2 y de los 25 años de mis 14 ochomiles es un momento oportuno para retirarme de guiar, no de hacer montaña. Que no dejo la montaña. Seguiré haciendo montaña hasta que me muera.
- ¿Qué le reportó ser el sexto hombre en el mundo, tercero sin oxígeno, en hacer los 14 ochomiles?
- Fue un reconocimiento importante en Araba, en Euskadi, y determinó que la gente reconociera mi valía. Sí que me siento profeta en mi tierra. Quizás tendría que haber tenido un reconocimiento importante, no ha sido así y no le voy a dar más vueltas. He hecho lo que tenía que hacer y me siento orgullosísimo de ello. Sé que he hecho historia.
- En 2022 le quitaron la hegemonía de ser el único en el mundo de haber subido 26 veces a montañas de 8.000 metros. Lo hizo el nepalí Sanu Sherpa…
- Sí, pero hay una diferencia sustancial. Yo todos los ochomiles intentaba hacerlos sin oxígeno. Solo hice el primer Everest con oxígeno artificial en 1990 pero diez años después me quité la espinita y lo hice sin oxígeno. Sin embargo, el sherpa Sanu ha utilizado oxígeno en alguna de sus 32 ascensiones . Y una cosa más. Si no hubiese sido por la embolia en el Dhaulagiri, habría sido perfectamente capaz de hacer todos de la segunda vuelta sin oxígeno, algo que no ha hecho el sherpa en cuestión.
- Antes se escalaba de otra forma. Han cambiado los tiempos…
- ¡Qué verdad es esa! Escalábamos en los años 80 y 90 en el que el oxígeno no entraba dentro de los planes de ascensión. Era otra forma de hacer montaña. No había partes meteorológicos, hoy en día decisivos. Casi aciertan al 100% y haces cumbre asegurándote el tiempo. Por otra parte no teníamos sherpas de altura. Nos lo currábamos todo nosotros. Si había que equipar, nosotros. Si había que portear, nosotros. Íbamos hacia lo desconocido. No teníamos conocimiento de las rutas que íbamos a realizar.
Noticia relacionada
- ¿Cómo ve el alpinismo de hoy?
- Me molesta mucho que se comparen cosas ahora que no tienen que ver con la forma de hacer montaña de antes. Hay una masificación terrible. El alpinismo de ahora en ochomiles es una absoluta mierda. Puro negocio por parte de las agencias comerciales en el que no te dan la oportunidad de hacer nada creativo, nada diferente, nada distinto. Me pone muy de mala leche.
- ¿Se sienten los grandes olvidados?
- Parece que hemos pasado de largo y que no hemos hecho nada. Félix y Alberto eran unos críos y fueron los más jóvenes del mundo en subir al Everest sin oxígeno. Hoy en día un 8.000 es infinitamente más fácil que en nuestros tiempos por el equipo, el material, el oxígeno… El 90% de los 14 ochomiles lo hacen consumiendo oxígeno. En1985, cuando hice mi primer ochomil, ni siquiera nos planteamos hacerlo con oxígeno… Hoy es al revés.
- Los tiempos han cambiado…
- Absolutamente. La montaña que hacíamos entonces no tiene que ver con lo que se hace ahora. Son denigrantes las fotografías que todos los años vemos de esas enormes colas para subir al Everest. Esa masificación es un delirio, una locura. Y eso es por los partes del tiempo son tan precisos que se juntan todos el mismo día y a la misma hora para hacer cumbre. Las agencias quedan de acuerdo para salir tal día del campo cuatro para llegar a la cima porque a tal hora no hay viento y se dan las mejores condiciones que se van a encontrar. Por eso esas terribles colas y aglomeración de gente, aunque muchos tengan que darse la vuelta antes de tiempo porque se les acaba el oxígeno estando esperando la cola.
- Se ha empezado incluso a masificar el K-2...
- Una montaña que se mantenía carismática, sin estar corrupta por la masificación, y que todavía se podía subir en estilo alpino, sin demasiada gente. Llegan las expediciones comerciales de Nepal y lo estropean todo. La agencia Seven Summit es la que más ha jodido el himalayismo. Y desde hace unos pocos años trasladan a Pakistán esa mala y atroz filosofía de llevar la masificación al Karakorum. ¡Increíble! Se han cargado la esencia y la ética. Se han cepillado ese concepto de subir una montaña con las manos desnudas, como decía Sebastián Álvaro. No como ahora, con cuerdas fijas, oxígeno, sherpas de altura... Y con todo esto ha bajado el índice de compromiso. Tú tenías un compromiso con la propia montaña y tú te la jugabas. Hoy en día es diferente.
- ¿Qué presupuesto se precisa para ascender al Everest?
- De entrada tienes que pagar 10.000 euros sólo por el derecho a subir a la cumbre. A partir de ahí hay muchas variantes. Con uno, dos o tres sherpas. Con dos, tres o cuatro botellas de oxígeno. Te pueden abrir el regulador y lo puedes poner a 3, 4 o 5 litros por minuto. Puedes ir con la mascarilla. De ahí sale un tubo que a tres o cuatro metros va a un sherpa que va viendo cómo vas y va regulando el oxígeno en función de cómo te vea. Tienes que pagar una parte para todos los sherpas que son los cacadieres, se encargan de equipar toda la ruta de ascensión. Y ahora más, que ponen dos líneas de cuerdas fijas, una de subida y otra de bajada. Desde el campo base hasta la cumbre no hay un metro que no las tenga. Tienes que pagar también los servicios del campo base, desde unos baños a salas de cine, barras americanas con licores... El mínimo serán 50.000 euros y el máximo 200.000 o 300.000.
- ¿Cuando echa la vista atrás, cree que ha merecido la pena?
- Sí, siempre he hecho lo que me ha gustado. Ahora mismo, me siento feliz. Añoro todo aquello que no puedo hacer.
- Mucha gente se ha quedado en el camino, muchos amigos…
- Si echo la mirada atrás se han ido Toño, Atxo, Mikel, Zulu, que éramos como hermanos, el amigo y entrañable Félix, Pepe Garcés. Alberto Zerain, otro de mis grandes amigos. He perdido a mucha gente con las que he compartido montaña y vida y me pregunto muchísimas veces cómo puedo llegar a estar yo vivo.
- Le han sacado varias veces en helicóptero del Himalaya, ¿recuerda la última vez?
- En primavera del año pasado por culpa del covid que volví a pillar. Me evacuaron en Lobuche en el trekking del campo base del Everest. No he sido el mejor cliente para las aseguradoras. Ya sabemos que los seguros están para ganar dinero, pero conmigo han perdido.
- ¿Cuál fue la última vez que estuvo en los Pirineos?
- En el Salvaguarda, con unos clientes, y el Posets, con clientes en septiembre del año pasado.
- Recuerdo haberle visto fumando en alguna cima de ocho mil metros. ¿Cuándo fue el último cigarro en una de esas cumbres?
- Dejé de fumar hace 25 años. Pero he fumado en bastantes de los ochomiles que he subido. El cigarro más alto que he fumado fue en la cima sur del Everest.
- ¿Le gusta ir solo al monte?
- Mucho. Sobre todo porque con la gente que ando van mucho más deprisa que yo y no quiero hacer esperar a nadie. Voy más a gusto a mi paso. Me gusta ir solo al monte. Otra cosa es la bici de montaña. Nos juntamos diez amigos y lo paso bien. Soy muy aficionado a la BTT.
- Cuando no va solo, ¿con quién le gusta ir?
- Tengo tres cuadrillas con las que voy al monte. Una, la de toda la vida, en la que estaban Atxo, Toño. Salimos los domingos y luego a comer. Otra, con la que entre semana hacemos un par de montes. Y la tercera, la de esquí de montaña, aunque ya no escalo.
- ¿Qué compañero ha sido para usted el ideal en sus 47 expediciones al Himalaya?
- Con la persona que más a gusto he estado fue Mikel Ruiz de Apodaka. Tampoco puedo olvidarme de Toño, Atxo, Zulu... Con Atxo Apellaniz, que empecé con él, he padecido y vivido muchas experiencias. Con Antonio Miranda, que fue posterior, hice muchas cosas. Me acuerdo de todos pero del que más de Mikel. Era mi profesor, mi amigo, mi gran e inseparable compañero de cordada. Lo era todo para mí.
- Se le asocia con los ochomiles pero ha sido más que eso...
- Mucha gente no tiene ni idea de lo que éramos capaces de hacer escalando en roca, hielo. Era nuestra pasión. Hicimos la primera nacional absoluta al diedro central de Telera en invierno. Hace 40 años hacíamos cosas en paredes y montañas de Pirineos, Picos, Alpes... Juanito era mucho Juanito. Así nos fuimos forjando como grandes escaladores y grandes alpinistas.
- Se planteó en su día hacer las 'siete cumbres' con Edurne Pasaban. ¿Por qué no se consolidó el proyecto?
- No lo acabamos. No hubo un acuerdo entre los esponsors aunque todo empezó muy bien. El Everest sin oxígeno en primavera de 1991 y el Elbrus en invierno ese mismo año. No llegaron las subvenciones y se paró ahí. No pudimos concluirlo.
- En el Aconcagua ha hecho cima 31 veces. ¿Se acuerda de la primera y de la última?
- De la primera claro. La hice en 1982 en el invierno austral. Después vinieron otras treinta. La última fue justo antes del comienzo de la pandemia.
- ¿Qué opina de la actual situación del alpinismo vasco?
- A la hora de hacer otro tipo de montaña, quizás ha cambiado. Antes íbamos a los Alpes a hacer de todo. Hemos sido tres los que hemos terminado los catorce. Euskadi, siendo un país tan pequeño, tiene muy arraigada la cultura de montaña. A pesar de la orografía de montañas pequeñitas, hay una tremenda afición. En todas las disciplinas tenemos un gran nivel.
- ¿Hay relevo generacional?
- Sí. Ha influido mucho la escalada deportiva, que ha llevado a la gente a escalar en cualquier lugar. Hay escaladores que hacen cosas excepcionales en los Alpes, en la Patagonia... Son gente que formarán parte de otra generación con otra motivación. Hacer ahora mismo ochomiles no sé… Ya está todo hecho. Hay que apoyar a la gente nueva con proyectos diferentes.
- ¿Cómo ha llevado la fama y que le reconozcan allí donde va?
- Llevo ya muchos años con esta historia. Primero en la montaña. Después de aparecer en el programa de 'La isla de los famosos' empecé en 'El Conquis' y a la vez con 'Al filo de lo imposible', lo que hizo que la gente comenzara a conocerme. Que me reconozcan por la calle me halaga. Lo que sí me preocupa es que me conozcan más por 'El Conquis' que por mi trayectoria deportiva.
- ¿Cómo recuerda su paso por esos 'realities'?
- Ya nos habían tanteado a Martín Fiz y a mí para llevarnos a 'La isla de los famosos'. Dijimos que no. Pero en 2004 tuve el incidente del K-2 en el que me amputaron los dedos de los pies y los médicos me aconsejaron pasear en arena, metiendo los pies en agua salada. Estaba en Argentina y me llamaron otra vez. Había bajado del Aconcagua con una tendinitis y en marzo me iba al Annapurna. No me lo pensé demasiado y con esas premisas de baños de agua y caminar por arena y por mi tendinitis, en lugar de ir al Annapurna les dije que sí. Quedé segundo y después me llamaron para ser capitán de los equipos de 'El Conquis' dando batalla a Korta. Lo pasamos muy bien. Fue una de esas experiencias que hay que vivir.
- ¿Me ha comentado varias veces los aniversarios que se dan este 2024 con el denominador común del K-2. Los 30 años de esa expedición perfecta y los 20 de aquella nefasta expedición.
- Tengo momentos encontrados en el 94 fue la expedición perfecta: 25 días de campo base, una ascensión en estilo alpino, dos años que se llevaba sin subir el K-2, una compañía inigualable con Kike de Pablos y los hermanos Iñurrategi, Félix y Alberto. De Félix me acuerdo muchísimo. La segunda ascensión de 2004, todo lo contrario, fue nefasta. También llevaba dos años sin subirse. Íbamos a conmemorar el 50 aniversario de la primera ascensión con 'Al filo de lo imposible'. Ahí cometí el mayor error de mi vida. Sabía que me estaba congelando, que me estaba dando un edema de pulmón. Aun así, decidí ir para arriba. Entonces era un cabra loca, pero siempre he sido así. Aunque me amputaron todos los dedos de los pies, salí de aquello, por eso hablábamos de la suerte que he tenido en la vida.
- ¿Qué tal su familia, Araceli, su esposa, que ha tenido que aguantar 47 expediciones al Himalaya, y otras muchas a diferentes partes del planeta, y sus hijos Mikel y Sangita, que han soportado esas ausencias?
- En mi casa, en los últimos 30 o 35 años siempre han estado acostumbrados a verme salir, a hacer petates…. A verme llegar, a deshacer los petates para enseguida volverme a ir, y más de lo mismo. Ellos ya sabían a qué me dedicaba y cuál era mi profesión.
- Sus hijos ya van creciendo…
- Mikel nació el año que terminé los 14 ochomiles. Tiene 24 y cumplirá 25 en 2024. Y Sangita llegó a Vitoria en 2008. Ahora tiene 18 años y está estudiando en la Universidad. Su adopción fue un proceso largo, de varios años. No fue nada fácil. Iniciamos la adopción sin estar casados. Araceli tuvo que viajar en varias ocasiones a Nepal, como madre soltera, casándonos posteriormente. Fue un proceso difícil, coincidió con algún cambio de gobierno, entraron los maoistas y tuvimos bastantes problemas. Pero finalmente lo conseguimos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.