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El Gran Paradiso (4.061 m.) es uno de los 'cuatromiles' de los Alpes más sencillos, una ascensión sin dificultades técnicas que ofrece, de paso, vistas impresionantes del macizo del Mont Blanc. Su acceso sencillo, su dificultad moderada y su cercanía con Chamonix convierten a esta cima en un objetivo perfecto para aclimatarse (con vistas a empresas mayores) o en un fin en sí mismo cuando el mal tiempo se ceba con el Mont Blanc.
En consecuencia, muchas cordadas coinciden en sus laderas y avanzan sin problemas… hasta que se plantan a escasos 50 metros de la cima. En ese punto, la nieve deja paso a una arista de roca que se afila hasta convertirla en un breve pasillo de un metro de ancho, un lugar muy expuesto. El camino de subida es el mismo que se emplea para descender, y las colas en éste punto llegan a superar la hora y media de espera.
Los guías se habían acostumbrado a madrugar para ahorrarse el inconveniente, pero lo único que ocurre ahora es que los atascos cada vez son más madrugadores… Para remediarlo, la compañía de guías del Gran Paradiso ha regulado el tráfico en ese punto culminante, proponiendo un sentido de subida y otro de bajada.
Con este fin, han equipado un tramo de roca vertical con escalones metálicos, como si de una vía ferrata se tratase, para superar los últimos metros de roca hasta la cima. Desde este punto, después de tocar la 'madonna' que custodia la cima, los montañeros dejan la cima tomando el que hasta la fecha era el camino de ascenso.
La iniciativa se ha dado a conocer en todos los refugios de la zona, informando a los montañeros del itinerario a recorrer. Según el vicepresidente de la compañía de guías del Gran Paradiso, Alex Chabod, se trata de «acabar con las colas creando un sentido obligatorio de circulación, con un ascenso independiente del descenso, en el sentido de las agujas del reloj«.
En la arista final, se han registrado estos últimos años varios accidentes debido a inoportunos empujones o tropezones, en una zona que no admite error alguno. El tapón final obligaba a los montañeros a esperar incluso dos horas o a renunciar a la cima cuando el mal tiempo desaconsejaba espera alguna.
Algunas voces critican desde ya el equipamiento con escalones metálicos, una práctica muy extendida en las montañas alpinas más visitadas que no tiene más objeto que reducir la dificultad técnica para que las cimas sean más accesibles o para que los guías trabajen con comodidad. Como siempre, las montañas vecinas, menos sencillas y famosas, no conocen aglomeración alguna…
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