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Esto no es una selección de las mejores actividades alpinísticas del año 2019. Para decidir una cuestión tan delicada ya existen los premios Piolet D´ Or, que se entregaron el pasado mes de septiembre. Tan solo deseamos recordar algunas actividades que, por sí mismas, sirven ... para demostrar que el alpinismo de vanguardia no retrocede, por mucho que el consumismo indiscriminado de montañas haya llegado para quedarse. Y todo esto, el año en el que la UNESCO ha declarado el Alpinismo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, una actividad a caballo entre la aventura, la técnica, el sufrimiento y el arte.
1
jDmitri Golovchenko y Serguei Nilov buscaban en la parte central de la cara este del Jannu (7.710 metros, Himalaya de Nepal) una aventura a la altura de su tremendo pedigrí de alpinistas. Contaban ya con dos Piolets de Oro (2013 y 2017): dos rusos solventes, creativos y fieles al estilo alpino. Con todo, ambos acabaron luchando con todo lo imaginable por sus vidas. El alpinismo no solo premia los éxitos, las cimas, las planes bien concebidos y mejor ejecutados. También premia la habilidad y el conocimiento para salir bien parado de situaciones críticas. Varios aludes cerraron cualquier posibilidad de retirada mientras el mal tiempo y la escasa visibilidad empujaba a la pareja hasta una huida hacia arriba, prescindiendo de la cima y con la vista puesta en la arista sur, desde donde podrían tomar la ruta original francesa de 1962. Tras 12 días de escalada, la pareja alcanzó la arista a 7.360 metros, pero la visibilidad nula y el terreno complejo todavía los retuve seis días más, ya sin alimentos. Un día, apenas fueron capaces de perder 100 metros de desnivel. El siguiente, apenas 300… Cuando sus compañeros del campo base fueron a buscarlos al pie de la montaña, 18 días después de su despedida, se encontraron con dos tipos de aspecto cadavérico que habían escapado de la muerte a fuerza de criterio, obstinación y temple. Eso sí, sabían de antemano que el peligro de aludes en la cara este podía convertir su ascensión en una trampa.
2
Con National Geographic como amplificador, el alucinante viaja de ida y vuelta de Jim Reynolds a la cima del Fitz Roy (3.359 m)resultó uno de los momentos fuertes de 2019. El escalador norteamericano escaló en solo integral y destrepó la ruta Afanassieff en un viaje alucinante que le llevó apenas 15 horas y media horas para completar sus 1.500 metros de ascenso y los mismos de descenso. En el Fitz Roy, cualquier actividad supone un reto de alta montaña, en un medio castigado por la climatología adversa, por brutales cambios de tiempo, viento enloquecedor, difícil acceso y con un compromiso enorme dado que no existe rescate aéreo. Reynolds no conocía la vía… ni la Patagonia. Estudió el área durante un par de meses, firmando otros solos integrales hasta que vio la oportunidad de sorprender al planeta con su audacia. No se sabe de nadie que haya bajado del Fitz Roy sin rapelar.
3
En 1978, cuatro de los mejores alpinistas norteamericanos del momento firmaron un épico ascenso y descenso del Latok I (7.145 m) desde su vertiente norte. Lo bautizaron como el 'Espolón Walker del Karakoram', y aunque no hicieron cima todo el mundillo del alpinismo lo celebró como una hazaña. Jim Donini, Michael Kennedy, George y Jeff Lowe escalaron durante tres semanas, hasta que el viento, el frío y el mal de altura severo traicionó a Jeff Lowe. La montaña fue conquistada un año después por un equipo japonés, pero por su vertiente sur, menos escarpada. Todos los intentos por la norte fracasaron por debajo del punto de retirada del equipo americano, salvo un grupo ruso que alcanzó la arista norte pero no la cima… en 2018. Para asegurarse la cima los eslovenos Aleš Česen, Luka Straža y el inglés Tom Livingstone escalaron directamente el espolón hasta un punto en el que decidieron cruzar la vertiente oeste, dar con su arista y pasarse a la cara sur para alcanzar más fácilmenteb la cima y firmar la primera ascensión desde el norte. Su actividad les llevó cinco días para subir y tres para bajar, siguiendo la ruta de ascenso… y les sirvió para adjudicarse el Piolet de Oro de 2019.
4
Puede que 'solo' se trate de una repetición, pero escalar la ruta Slovak Direct al Denali (6.194 m, Alaska) y en las condiciones tan delicadas que encontraron Marc Toralles (Black Diamond Team) y Bru Busom, es una hazaña que ha colocado a ambos alpinistas en el escaparate. La ruta, abierta en 1984 por los eslovacos Tono Krizo, Frantisek Korl y Blazej Adam, recorre la cara sur de la montaña superando un desnivel de 2.700 metros de nieve, roca y hielo, y observa un compromiso enorme en un lugar donde el frío extremo, la altitud y los improbables rescates obligan a los alpinistas a pensar con calma antes de atarse. Con una predicción del tiempo tirando a preocupante, los catalanes alcanzaron un punto de no retorno el segundo día de escalada y lograron salir por la cima cuatro días después de arrancar. La naturalidad y frescura de estos dos alpinistas remite a la búsqueda real del alpinismo del siglo XXI: escalar rápido, con el menor material posible y asumiendo un compromiso que desmotivará incluso a los más preparados.
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