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El navarro Mikel Zabalza es un ejemplo… quizás inalcanzable. Las cifras que exhibe su currículo apenas sirven para señalar su implicación absoluta con una actividad tan comprometida y caprichosa como el alpinismo. Lo tremendo no es todo lo que ha podido escalar en sus más ... de 25 años de trayectoria en la élite del alpinismo. Lo tremendo es comprobar cómo su motivación, en la frontera de los 50 años, no sufre la corrosión del paso del tiempo. Sus más de 35 expediciones extraeuropeas, su centenar largo de aperturas pirenaicas en roca, hielo y mixto, su contacto permanente con la montaña no explican cómo es capaz de seguir alimentando una pasión tan exigente. En el panorama nacional, solo Jordi Corominas puede rivalizar con él en este sentido. Al frente del Equipo masculino de Jóvenes Alpinistas de la Fedme desde hace 9 años, Zabalza traza un balance de su periplo en el cargo. Por supuesto, ninguno de sus antecesores (Jordi Corominas, Chiro Sánchez o Simón Elías) duró tanto en éste puesto.
Ahora que está confinado, ¿ha pensado qué es lo que realmente echa de menos de la montaña, lo que le motiva para seguir escalando?
Todos echamos de menos la libertad. Siempre me ha motivado la aventura, la incertidumbre, aunque ahora lo que más añoro es el contacto con la naturaleza, el encontrarme en lugares remotos donde las únicas reglas que imperan son las de la propia naturaleza.
¿Cuál es la razón de ser de los equipos de alpinismo de la Fedme?
Formar y tecnificar a jóvenes con talento para que tras el periodo en el que pasan por los equipos vuelen libres con más seguridad y nivel técnico.
Pese a haber contado con excelentes jóvenes alpinistas, muy pocos (quizá ninguno) vive actualmente del alpinismo, como un profesional patrocinado. ¿A qué se debe esto?
R: Quizás porque fuimos certeros a la hora de realizar las entrevistas personales previas a acceder al equipo y no son de vender humo (ríe). Varios de ellos viven como guías profesionales de alta montaña y tienen colaboradores pero no patrocinadores que les den un sueldo. Eso, a día de hoy, es para cuatro figuras o para los que dedican muchas energías a vender. Supongo que al no existir la competición el alpinismo vende poco y es difícil que los neófitos puedan distinguir lo realmente bueno de lo comercial.
En cambio, cada vez hay más integrantes del equipo de jóvenes que acaban haciendo la formación de guías: ¿les anima a que lo hagan o es una iniciativa propia?
En varias ocasiones a los que veo que lo llevan dentro les he animado y estoy encantado de que hayan seguido ese camino. Ha sido el caso de Alberto Fernández, Iker Madoz, Mikel Inoriza o Ruben SanMartín entre otros
En estos años, se ha formado como guía: ¿ha tenido alguna repercusión en su forma de llevar el equipo?
Por supuesto. En la formación de guías pude ampliar mi nivel de conocimientos y esto me dio bagaje como técnico.
En la última promoción de jóvenes, masculina y femenina, el nivel de estudios de muchos de los integrantes era elevadísimo: parece que las cosas cambian y que el alpinismo ha dejado de ser algo marginal que tentaba a personas sin demasiados estudios.
Es cierto, cada vez hay más gente con estudios universitarios que da un giro a su vida y se enfoca hacia la montaña y la escalada. Todavía estamos lejos de tener el reconocimiento que hay en centro Europa pero poco a poco se nos ve con mejores ojos.
¿Cómo gestiona la responsabilidad de llevar a cabo actividades potencialmente peligrosas?
Intento actuar con sentido común, igual que si voy a escalar con un amigo. Está claro que el riesgo en actividades alpinas de alto nivel es alto pero el nivel de los deportistas también es muy alto con lo que hay una correlación. Es decir el riesgo que se asume varía con el nivel deportivo, las condiciones meteorológicas y del terreno y la capacidad psicológica o motivación. Las condiciones son las que son en ese momento, igual para todos pero el nivel deportivo, de conocimiento del medio y la capacidad psicológica es en lo que podemos trabajar para actuar con mayor margen de seguridad. Normalmente dejo que las cordadas y los objetivos fluyan por iniciativa de ellos salvo que vea que lo que van a intentar es una estupidez o que van a asumir riesgos innecesarios. Entonces es cuando les doy algún consejo.
En su día Jordi Corominas observó que la gran mayoría de los integrantes de los equipos de la Fedme dejaban de practicar alpinismo de compromiso poco después de pasar por el equipo. ¿A qué cree que se debía? ¿sigue pasando esto hoy en día?
El alpinismo de alto compromiso no es para practicarlo todos los días; cada uno debe alinear sus astros y encontrar su momento. Algunos de los chicos que han estado conmigo hacen actividades muy buenas pero es muy difícil que alguien emule a Jordi, no conozco otro alpinista con semejante historial en actividades realmente comprometidas. Si Jordi puso el baremo teniéndose en cuenta a sí mismo es muy difícil de igualar.
¿Considera que hay una buena base para que siga habiendo jóvenes candidatos a los equipos? ¿O haría falta mejorar el trabajo de base?
Los equipos territoriales están haciendo un magnífico trabajo. Esa va a ser la cantera del futuro.
La escalada en rocódromo, en escuelas de deportiva, crece a toda velocidad y lo hará aún más después de los Juegos. ¿El alpinismo corre peligro de morir por falta de interesados?
No lo creo. La aventura siempre tendrá sus adeptos. Cada vez seremos menos en porcentaje respecto al número de escaladores pero el escenario de alta montaña tiene una sublime atracción. Los escaladores que queden prendados de esa belleza puede que se hagan alpinistas.
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