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Kalden Sherpa progresa por un tramo de cuerdas fijas camino del campo 1 Phelipe Eizaguirre

Alex Txikon parte hacia el Manaslu con el objetivo de alcanzar la cima el domingo

Los alpinistas tienen previsto progresar a razón de un campamento por día y hoy han iniciado la ascensión Iñaki Álvarez y los sherpas Kalden y Namja

Martes, 9 de febrero 2021, 19:12

Llegó la hora. La montaña de los espíritus espera. Alex Txikon, Simone Moro, Iñaki Álvarez y los sherpas Chhepal. Kalden, Namja y Gelum parte hacia la cima del Manaslu. Si la meteorología cumple sus previsiones, el día 'D' será el domingo. El estado anímico el grupo no es el más adecuado tras la desaparición de su gran amigo Ali Sadpara en el K2, pero el tiempo manda y la oportunidad que les abre el próximo fin de semana no se puede desaprovechar, con vientos de apenas 20 kilómetros/hora en la cumbre para el domingo.

El equipo se ha puesto en marcha hoy mismo. A media mañana han partido del campo base Iñaki Álvarez, Kalden Sherpa y Namja Sherpa. Su labor hoy ha sido la más ingrata. Abrir huella en la ruta tras la fuerte nevada que cayó hace tres días. El resultado no se ha hecho esperar. En algunos tramos han encontrado nieve hasta casi la cintura, lo queha retrasado notablemente su progresión. Al final, no han llegado la campo 1 (5.850 m.) hasta bien entrada la tarde.

Mañana miércoles partirá del campo base el resto del grupo: Alex Txikon, Simone Moro, Chhepal Sherpa y Gelum Sherpa. El objetivo será también el campo 1. Sobre la marcha, y en función de cómo se encuentren tanto los alpinistas físicamente como el estado de la ruta, decidirán si los dos grupos progresan de campo en campo manteniendo esa diferencia de un día o se unen en alguno de ellos para seguir ascendiendo todos juntos.

En todo caso, el objetivo el remontar un campo por día. Mañana dormirán en el C-1, el jueves llegarán al campo 2 (6.600 m), el viernes subirían hasta el campo 3 (6.900 m), mientras que el sábado ascenderían hasta los 7.400 metros, ubicación prevista del campo 4. Sería la antesala del ataque a cima, previsto para el domingo.

Hay que tener en cuenta que a partir de los 6.700 metros el terreno es virgen para los expedicionarios, ya que ésa es la cota máxima alcanzada por los alpinistas, hace más de una semana, tras abrir la variante a la que les obligó la gran grieta que le cortó el paso a 6.200 metros de altitud en la ruta normal. Eso significa que el grupo de ahí para arriba tendrá que cargar con todo el material para equipar los dos últimos campos, además de cuerda para la eventual equipación de tramos especialmente delicados, sobre todo entre los campos 3 y 4, en el que tienen que escalar una auténtica pared de hielo (o nieve si se ha cargado tras la nevada de hace tres días) para auparse a la larga meseta inclinada que lleva hasta la cima.

Iñaki Álvarez supera un escalón de roca con la ayuda de las cuerdas fijas, también camino del C-1. Phelipe Eizaguirre

Mientras tanto, el ataque a cima llega tras una semana mucho más movida de lo que hubieran deseado los alpinistas. Para empezar, han estado más pendientes de lo que sucedía en el K2 que de su propia expedición. Como ya sucediera con el accidente de Sergi Mingote, el campo base del Manaslu se ha convertido en uno de los puntos neurálgicos de la operación de rescate, con Simone Moro y Alex Txikon haciendo todo tipo de gestiones para agilizar la búsqueda de Ali Sadpara, John Snorri y Juan Pablo Mohr. No hay que olvidar la estrecha relación que unía a los alpinistas pakistaní y vasco, compañeros de cordada durante varios años y que compartieron, en 2016, cima con el italiano en la primera invernal al Nanga Parbat.

Por si fuera poco, los expedicionarios se han pasado los dos últimos días arreglando los desperfectos que causó en el campo base un inesperado vendaval con vientos por encima de los 130 kilómetros horas que arrasó con parte del campamento. La tienda más afectada fue el domo-comedor, cuya estructura de cientos de kilos voló por los aires como si fuera una pluma. Ese equipamiento albergaba todos los equipos electrónicos de la expedición, desde ordenadores a walkie talkies, que quedaron esparcidos en decenas de metros a la redonda del campo base, alguno de ellos con serios daños.

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