Alex Txikon se va al Everest. El alpinista vizcaíno intentará en las próximas semanas una ascensión exprés al techo del mundo por la ruta normal de la vertiente nepalí y sin la ayuda de oxígeno embotellado. Mañana mismo parte hacia Nepal y nada más ... cumplir con la perceptiva cuarentena a la que obligan las autoridades locales viajará al campo base del glaciar de Khumbú.
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De esta forma, y si sus planes se cumplen, el de Lemoa estará dentro de apenas de una semana en disposición de atacar la cumbre del techo del mundo (8.848 m). Lo podrá hacer ya que mantiene la aclimatación de su reciente intento invernal al Manaslu, del que volvió hace apenas mes y medio, lo que le permitirá minimizar las rotaciones necesarias para adaptar su cuerpo a la altitud.
Txikon viaja solo al Everest y así intentará ascenderlo, pero desde luego no será una escalada en solitario. El vizcaíno compartirá ascensión en la ruta del collado Sur, la normal de la vertiente nepalí, con los cientos y cientos de alpinistas que acuden cada primavera en pos del sueño dorado del techo del mundo enrolados en las expediciones comerciales, que les atiborran de oxígeno artificial y les equipan la ruta desde el campo base hasta la misma cumbre.
Eso no significa que Alex Txikon lo vaya a tener fácil. Y los números lo demuestran. El techo del mundo acumula ya más de 10.000 ascensiones, pero a pleno pulmón apenas son 200, lo que supone un porcentaje de apenas el 2% del total de ascensión, desde que en 1978 Reynhold Messner y Peter Habeler lograran lo que hasta entonces se creía imposible. Así que el desafío de escalar el Everest sin la ayuda de oxígeno embotellado es ya un reto con suficiente entidad, aunque se haga por la vía normal.
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De hecho, subir por la vía normal se puede convertir en un problema añadido, ya que se encontrará en el camino con cientos de escaladores que entorpecen su ascensión y provocan atascos y tapones en puntos concretos de la ruta con esperas que, sin la protección del oxígeno artificial, pueden ser letales u obligarle desistir en su intento.
Los motivos de esta expedición exprés de Alex Txikon al Everest son simples. «Tengo mono de cumbre en un ochomil. La última fue la primera invernal al Nanga Parbat en 2016 y creo que toca ya pisar una cima de un ochomil. La expedición este invierno al Manaslu la verdad es que me dejó mal sabor de boca porque es una cima que considero accesible, ahora me ha surgido la posibilidad de ir al Everest y no la he querido dejar pasar. Soy perfectamente consciente de que no va a tener nada que ver con las expediciones a las que estoy habituado, en las que estamos solos en la montaña, pero el reto llegar a los 8.848 metros de la cumbre del Everest sin oxígeno me atrae mucho. Y además me vendrá bien como experiencia añadida si vuelvo en invierno a intentarlo, ya que en esa época solo he llegado hasta el collado Sur, a 8.000 metros».
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Si lo logra, el Everest será el duodécimo ochomil distinto para Txikon -decimoquinto absoluto- y solo le quedará en K2 y el Kangchenjunga para completar Los Catorce, un reto que nunca le ha atraído, pero que quedaría ahí, al alcance de dos cumbres. Eso sí, probablemente las dos más exigente de todos los ochomiles.
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