Alex Txikon ya mira cara a cara al Annapurna (8.091 m). Será su objetivo en las próximas semanas en busca del que sería su tercer ochomil invernal. Una cifra que le situaría en el olimpo del «arte del sufrimiento» como en su día definieron ... los alpinistas polacos el ochomilismo en la estación más inhóspita del año. Tendría los mismos que Krzysztof Wielicki y Maciej Berbeka y uno por debajo de Jerzy Kukuczka y Simone Moro. Palabras mayores.
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Pero, de momento, la cumbre del Annapurna es solo un deseo para Txikon y sus compañeros de expedición. Como en los últimos años, volverá a contar con su habitual 'guardia de corps' de sherpas, que este año serán su inseparable Chhepal, Ming Temba (ambos le acompañaron en enero pasado en la cima del Manaslu), Ang Gyalu, Magkpa y Lakpa. Esta vez no estará Simone Moro, aunque contará con otro italiano como invitado, Mattia Conte, veterano ochomilista italiano que cuenta en su palmarés con el Manaslu, el Gasherbrum I y el Broad Peak y que en 2001 intentó el K2 en invierno junto al malogrado Sergi Mingote.
Como ha aprendido en los últimos años, Alex no perderá el tiempo una vez instalado en el campo base. Lleva desde principios de mes en Nepal, un tiempo en el que ha aprovechado para aclimatarse y llegar a los pies del Annapurna preparado ya para ir hacia arriba. «En estas últimas semanas he estado casi quince días por encima de los cuatro mil metros y aunque el mal tiempo, sobre todo el viento, nos ha impedido hacer cima en los dos montes de más de seis mil metros que teníamos previsto he hecho varios picos de altitud por encima de esa altura y además con carga de trabajo». Todo ello le lleva a considerar que llega al décimo ochomil «mejor aclimatado que el año pasado al Manaslu».
Así que en cuanto esté instalado el CB tirarán para arriba «a ver si podemos instalar el campo 1 antes de Nochebuena». Aunque el primer problema va a ser el lugar en el que ubicar el campo base. «Está siendo un invierno muy seco y nos han dicho que la montaña está pelada. No hay nieve ni en el campo base, lo que nos deja pocas opciones de conseguir agua». Por ello, es posible que tengan que instalarlo más abajo, junto a un pequeño lago.
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Lo que sí parece tener decidida es la ruta a seguir por la cara norte. «En principio será la franco-alemana. Es por la que subimos en 2010 con Edurne Pasaban y creo que es la más segura» apunta. A partir de ahí será la montaña la que marcará las decisiones a tomar. Un ochomil con solo dos ascensiones invernales, la original de los polacos Kukucka y Hajzer por la cara norte y única íntegramente invernal (3 de febrero de 1987), y la lograda por los japoneses Noboru Yamada, Teruo Saegusa, Toshiyuki Kobayashi y Yasuhira Saito por la cara sur el 20 de diciembre de 1987 y que a los dos últimos les costó la vida durante el descenso.
Este invierno, los ochomiles están más tranquilos. Solo habrá una expedición más, aunque será muy especial. Denis Urubko, el mejor ochomilista en activo, intentará el Gasherbrum I (8.080 m). Y lo hará en solitario. Para alimentar la polémica ha dicho que si lo logra será la primera invernal, despreciando las cimas que los polacos Bielecki y Golab lograron el 9 de marzo de 2012. El kazajo se suma así a la tesis de considerar válidas solo las ascensiones en el invierno meteorológico, esto es, diciembre, enero y febrero.
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