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Subida al Pagasarri 2018. Fernando Gómez
El Mendi film, el Pagasarri y los impuestos

El Mendi film, el Pagasarri y los impuestos

Viernes, 13 de diciembre 2019, 15:32

Nunca me cansaré de honrar a los clásicos: a aquel modelo puesto en marcha por el joven Club Deportivo de principios del siglo XX. Seguimos aplicando sus líneas básicas de actuación: salidas colectivas a la montaña y conferencias de ilustres ponentes confluyendo en los mismos escenarios. Algunas viejas citas se mantienen bastante similares (por cierto, la del Pagasarri es este domingo, a las 9 de la mañana, con la Sala BBK, en Gran vía como punto de partida), mientras que otras han sufrido notables transformaciones.

Como si de una profecía se tratara, las crónicas de la 'I Copa de Pagasarri' decían que «la prueba será retratada por el aparato fotográfico de la casa Pathé-Frères, que en distintos tramos del camino habrá obtenido las diferentes vistas cinematográficas de los equipos, a fin de completar esta curiosa prueba alpinista que, con el tiempo, será presenciada su cinta cinematográfica por todo el mundo.»

¿Sabrían, desde entonces aquellos visionarios, que casi un siglo después iba a seguir su huella tan presente en la villa? ¿Hubieran podido imaginar que aquella «Copa de Pagasarri» pudiera continuar su andadura, en el Bilbao actual? ¿Que la élite del alpinismo internacional, como Alberto Iñurrategi, Juanito Oiarzabal, Jean Troillet, Erhard Loretan… que personajes clave en la evolución del concepto que hoy tenemos en España sobre el alpinismo y la aventura, como Sebastián Álvaro, hitos históricos como la japonesa Junko Tabei, primera mujer sobre el Everest, porteadores baltíes como Ibrahim, Alí Rustam, Abdul Karim… iban a ascender hasta la cima de éste, nuestro monte amable, acompañándonos en nuestra cita anual? ¿Soñaron quienes confiaron en el «aparato fotográfico de la casa Pathé-Frères», que hoy íbamos a poder disfrutar –y hacer disfrutar a locales y foráneos- de uno de los mejores festivales cinematográficos y del mejor ambiente en el ámbito de montaña, naturaleza y aventura de cuantos en el mundo son?

¿Alcanzarían los sueños de aquellos pioneros a vislumbrar que científicos, intelectuales, alpinistas, directores… como Jerónimo López, Juan Luis Arsuaga, Peter Habeler, Patricia Ayala, Moon Chang-Yong… iban a suceder en otros ámbitos, con otros estilos y formatos narrativos a aquellos conferenciantes ilustres de sus tiempos: los Miguel de Unamuno, Mr Audrain, Bandrés, Prado-Urquijo, Doctor Areilza… que ellos conocieron?

Mi amigo Sebas cita con frecuencia una frase rotunda atribuida a Benjamin Franklin: «En la vida, tenemos dos certezas: que vamos a morir… y que hay que pagar impuestos». Y a mí, que siempre tiendo a ver todo «medio lleno», me da la impresión de que vivimos en una sociedad que, si bien no es del todo buena, sí es notablemente mejor que aquélla que conocieron nuestros pioneros del Club Deportivo, una sociedad que aprendió tanto de aquellos tiempos de insalubridad y miseria, que generó personas de sentido compromiso con la función pública.

Me emociona observar que dos eventos que nacieron separados, como el 'Mendi' y la Subida al Pagasarri, marchan hoy al unísono. Y aprecio escuchar, al inicio de cada sesión del 'Mendi', algo que no siempre se expresa en suficiente medida: su agradecimiento a patrocinadores. Empezando por BBK, una fundación que tiene que ver (¡quién lo iba a decir!) con algo tan denostado hoy como un banco. Y a instituciones: Diputación y Ayuntamiento, sin olvidar al Gobierno vasco ni a ninguno de los otros patrocinadores menores pero tan importantes. Compartí con Jabi Baraiazarra y Josean Cabarcos varias sesiones del Festival de Banff, y no es Canadá precisamente, uno de los peores países del continente americano en cuanto a modelo de gestión pública.

No pertenezco a la organización del «Mendi» (por eso funciona tan bien), así que, salvo a la que ellos pudieron invitarme, debí desembolsar el importe correspondiente a cada sesión: 48 dólares canadienses. Seis veces lo que cuesta de media una sesión del «Mendi». Todos moriremos sin remedio, pero deduje que, en este fantástico rincón del mundo en el que tuve la fortuna de nacer, sirve de algo pagar impuestos.

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