Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
… así que, cuando Karim le pidió a Sebastián Álvaro que le ayudara para que algunas de sus nietas pudieran llegar hasta donde había llegado él… quién sabe lo que pasó por la cabeza de nuestro pequeño amigo. Muchas veces me ha sorprendido comprobar cómo ... una misma actividad -una ruta, una ascensión, una aventura, el mismo camino hacia un mismo objetivo, con las mismas vicisitudes, con idénticos riesgos e incertidumbres compartidas…- puede aportar sensaciones, experiencias, emociones y conclusiones tan diferentes a cada uno de los miembros de una misma cordada. Existen casos, algunos muy conocidos, de compañeros de cordada a quienes no separaron amargas –ni dulces- experiencias vividas en común y sí lo hicieron sus diferentes relatos elaborados sobre ellas. De modo que, cuando menos, soy consciente de que todo cuanto viene a continuación puede no ser sino el resultado de un presunto –y profundo- error de interpretación personal.
A veces, cuando me sincero conmigo mismo y pienso con prisa (algo bastante frecuente), tiendo a concluir que eso de complicarse la vida escalando montañas es propio de gilipollas –afortunados- que tenemos la vida resuelta. No es este el caso de nuestros amigos de Pakistán. En los tiempos en que dediqué mis mayores energías a escalar montañas, nunca necesité preguntarme por qué lo hacía. Ahora no puedo evitar el tratar de descifrar las razones que llevaron a un buen musulmán como Karim a 'empujar' a tres mujeres, y no a ninguno de sus nietos varones, hacia las alturas. Porque ni Amina, ni Sudiqa, ni Mariom han sido las primeras, ni las únicas en escalar montañas, pero sí están entre las contadísimas chicas de Pakistán que lo han hecho hasta hoy.
Intuyo que Karim quería –y quiere- ver a sus nietas en la cima de alguno de los 'ochomiles' de su país. Y sé que Sebas desconfía de los atajos para alcanzar tales objetivos. De modo que, con buen criterio, eligió el camino indirecto, el complejo, el más largo, ese que pasa por experiencias previas en montañas más bajas. El que obliga a acumular conocimientos, a mejorar capacidades antes que a satisfacer impulsos rápidos de coleccionista. Ese camino que exige abordar un complejo conjunto de tareas que van desde la definición de las ideas básicas, objetivos parciales y finales, diseño de estrategias… hasta la búsqueda de patrocinadores que financien el proyecto sin olvidar los compromisos adquiridos por los patrocinados.
Esa vía que, como ocurriera con él y con nosotros hace ya unas cuantas décadas, conduciría ahora a Amina, a Sudiqa y a Mariom a la comunicación, al relato de las experiencias vividas, a sorprenderse al encontrar respuestas para preguntas insospechadas y a conmoverse, incluso, al descubrir que también existen preguntas que no tienen respuesta. A fascinarse por universos inimaginados, algunos de los cuales se encontraban sin embargo, dentro de los ya conocidos: en las laderas y en las cimas de sus montañas más próximas, en sus pueblos, en sus valles. Esos universos que asombraron a Amina, a Sudiqa y a Mariom, desde que, tras la cima del Mangilik Sar, pusieron pie en Skardú -capital de Baltistán- convertidas en el principal centro de interés de la prensa local, hasta su regreso a Hushé, su aldea, al verse aclamadas como heroínas por sus vecinos. Nuevos mundos que, para Amina, Sudiqa y Mariom no habían hecho sino comenzar.
Los relatos anteriores
Juanjo San Sebastián
Juanjo San Sebastián
Juanjo San Sebastián
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.