Familiares de Iker Bilbao preparan un viaje a la Patagonia para conocer el lugar del accidente

«Tenemos que asimilar el golpe», aseguran personas cercanas a su entorno. Estas mismas fuentes avanzan sobre la intención que se baraja en el seno de su familia para trasladarse al lugar de la tragedia. Y adelantan también la intención de rendirle tributo en la intimidad. Desde los ayuntamiento de Durango y Abadiño señalan que se sumarán a cuantos actos se convoquen, a la vez que muestran su apoyo a la familia en estos momentos de duelo.

Iker se encuentra desaparecido, junto con la guipuzcoana Amaia Aguirre, desde el pasado jueves tras ser arrastrados por una avalancha en el pico Fitz Roy, de 3.405 metros de altitud, y a ambos se les da por muertos al ser inviable el rescate.

Desde la asociación duranguesa de promoción del monte y piragüismo Ourdaybi, a la que Iker, de 29 años, se unió para iniciarse en el mundo de la escalada hace casi tres lustros, se mostraban ayer abatidos con el trágico desenlace. Admitían necesitar «un tiempo para asimilar el golpe», si bien tienen en mente rendirle un homenaje en la intimidad más adelante. Indicaron también que familiares de la víctima, en concreto su hermano Aitor, con el que tantos momentos compartió en la montaña, preparan un viaje hasta el lugar de la tragedia.

«Necesitamos asimilar lo ocurrido», subrayan sus amigos. El abadiñarra Aitor Azueta, que compartió con Iker muchas de sus travesías por la montaña, insiste en que, de momento, no han previsto realizar ningún homenaje.

El presidente del club Alpino Tabira de Durango, Julen Fernández, lamentaba el mortal accidente del que fuera socio e hijo de dos de sus integrantes, Karmele Ortega e Iñaki Bilbao. «Con la madre coincidí en un viaje a Croacia», señalaba apenado. En el Ayuntamiento durangués, por otro lado, aseguran haber contactado con los familiares para poner a su disposición todos los recursos que precisen.

El domingo Iker ya recibió un sentido homenaje por parte de la Asociación de Bomberos de Euskadi. Destinado en la localidad alavesa de Campezo, había logrado el traslado a Llodio, donde pensaba incorporarse al regreso de su última aventura alpina.