Txikon lamenta el accidente del Fitz Roy: «Eran dos de nuestros mejores alpinistas»

Dos meses después de partir hacia Nepal, Alex Txikon ha regresado este martes a casa. Lo hace con la cima invernal del Manaslu en la mochila y la satisfacción de «haber saldado una deuda con la montaña», que se le había resistido los dos inviernos anteriores. Nada más pisar tierra –aterrizó a media tarde en el aeropuerto de Loiu–, el himalayista vizcaíno tuvo también palabras de recuerdo para los dos escaladores vascos fallecidos la pasada semana en el Fitz Roy. «Es una auténtica pena, pero el alpinista de élite y las grandes montañas como el Fitz Roy tienen esos riesgos. En cualquier momento puede suceder un imprevisto que desate un accidente. Eran dos de nuestros mejores alpinistas», recuerda.

Alex Txikon prefiere no entrar en detalles sobre el accidente y la decisión de descartar el rescate «porque cuando pasó todo estaba en Katmandú y las noticias me llegaron con cuenta gotas, aunque no tengo la menor duda de que las decisiones que se tomaron a pie de montaña fueron las más adecuadas. El principio básico de cualquier rescate es evita nuevos accidentes y si decidieron descartarlo quienes mejor conocen esas montañas –en referencia a los equipos de salvamento de El Chalten– es por algo».

El propio alpinista de Lemoa se ha visto en situaciones similares «en las que el corazón te pide ir a buscar a un compañero o un escalador accidentado, pero en esos momentos es muy importante mantener la cabeza fría para no tomar malas decisiones», concluye.

Con el recuerdo aún vivo de Amaia Agirre e Iker Bilbao, «a los que conocía de haber coincidido escalando varias veces, aunque con el que mas relación tengo es con Josu Linaza –el superviviente de la cordada– que es de Igorre y con el que he tenido mucha más relación», Txikon aprovecha para lanzar un alegato en favor «de un alpinismo de altísimo nivel que se hace en Euskadi y que no trasciende más allá de los ámbitos especializados», asegura.

«Tenemos un buen puñado de buenísimos escaladores que cada año realizan actividades de altísimo nivel –continúa– pero que como las hacen en montañas no tan mediáticas como un ochomil no tienen la proyección que se merecen», explica.

Respecto a su cima en el Manaslu, y con el poso que dan veinte días desde que la consiguió, Alex Txikon siente que ha «saldado una deuda» y se ha quitado «un peso de encima» que le permite «mirar hacia adelante sin lastres», aunque por el momento prefiere no desvelar sus planes de futuro, «entre otras cosas porque ni yo tengo muy claro que es lo que haré en los próximo años», reconoce.

Su cima en el Manaslu ha llegado rodeada de cierta controversia en redes sociales y medios especializados sobre si es o no la primera invernal, ya que los polacos que lograron la primera ascensión en 1984 iniciaron su expedición en otoño. Txikon rehuye de toda polémica al respecto, proclama, una vez más, su «admiración» por lo que hicieron hace 40 años los polacos, «con los que ni se me ocurre compararme». Aunque también reivindica un hecho irrefutable: su cumbre «es la primera en una expedición íntegramente invernal».

El regreso de Txikon y Eneko Garamendi tras hoyar el Manaslu activa una serie de festejos y recibimientos institucionales. Para empezar, los montañeros serán recibidos este jueves por el diputado general, Unai Rementeria, en el Palacio Foral a las doce y media de la mañana.

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