Escalada

Los Pou vuelven a dejar su sello en los Andes

«Probablemente la ruta más dura» a la cima del Pisco. De ahí que la fórmula para lograrlo fuera poner en marcha una larguísima jornada sin apenas descanso. Abandonaron el refugio a las tres de la mañana y regresaron a las once de la noche. La escalada arrancó al filo de las ocho de la mañana «tras una larga aproximación atravesando un glaciar largo, muy agrietado y peligroso». Así, no fue hasta media tarde cuando ya superaron las dificultades más delicadas.

A las 19.30 horas culminaron su segundo ascenso en apenas unos días. No sin ciertos problemas y algún susto. Tanto Quito como Eneko Pou sufrieron sendas caídas en una de las secciones más delicadas. Nada grave, aunque el peruano se llevó la peor parte con una cojera que aún arrastra varios días después de la hazaña. «Pensábamos que iba a resultar mucho mas sencilla de lo que fue, pero el poco hielo que encontramos, sumado a la nieve suelta y la envergadura de la pared- 630 metros de escalada- hizo que no avanzáramos todo lo rápido que queríamos…», explica Iker Pou.

Los tres montañeros llegaron incluso a valorar la posibilidad de hacer noche a medio camino dadas esas inesperadas dificultades. Un horizonte poco atractivo ya que ninguno había desplazado el equipamiento adecuado para dormir. La fortuna les permitió poco después esquivar la zona más delicada y culminar la escalada. Una hora después estaban ya en la cima del Pisco.

«Estamos muy contentos porque creíamos que iba a ser una escalada relativamente sencilla para finalizar nuestro proceso de aclimatación, y nos hemos encontrado con que casi sin querer, hemos firmado una de nuestras mejores ascensiones en la cordillera», analizan los alaveses sobre su ascenso.

Los escaladores vitorianos han logrado el hito apenas unos días después de rescatar el cadáver del italiano Tomas Franchini, muerto en otra cima andina. «Hemos tenido que pelear con nuestra cabeza que ha resultado nuestro peor enemigo», reconocen.