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Tras la paliza en el minibús y los todoterreno, había ganas en la expedición de Alex Txikon de echarse las mochilas a la espalda y comenzar a caminar. El recorrido del miércoles combinaba un tramo más en 4x4 de aproximadamente una hora y una caminata de poco más de cinco kilómetros con poco más de 100 metros de desnivel, así que no hay prisa.
Algunos de los expedicionarios incluso se animan tras el desayuno a darse un baño en las termas que hay a las afueras del pueblo antes de afrontar la ruta en todoterreno hasta Tatopani. Discurre por la nueva carretera que se está construyendo para dar servicio a los algo más de mil habitantes que tiene Samagaon, el pueblo que hay debajo del campo base del Manaslu, a 3.500 metros de altitud.
Estamos ante un proyecto colosal que apenas está dando sus primeros pasos y al que aún le quedan muchos años de ejecución, ya que supone abrir un vial en la roca viva de los precipicios que se asoman sobre el cañón del río Budhi Gandaki Nadi durante más de 60 kilómetros. Ycuando hablo de de carretera lo hago en el amplio concepto que aquí se tiene de ellas. Es decir, que lo mismo sirve para definir un vial por el que circula cualquier tipo vehículo, que una tortuosa pista solo apta para vehículos todoterreno, o una ruta que lo mismo vadea un río que se asoma a precipicios de cientos de metros.
Estas dos últimas experiencias fueron las que nos tocaron vivir valle adentro, hasta llegar a Tatopani. Quien dio nombre a este pequeño pueblo no se complicó la vida. Tatopani significa agua caliente y se refiere al manantial termal que hay a la entrada del pueblo en el que las aguas salen a casi cuarenta grados. Allí mismo, Alex Txikon recordó con un punto de nostalgia la anterior vez que pasó por aquí hace ya doce años con el equipo de Edurne Pasaban camino del que se convertiría en el undécimo ochomil de la tolosarra y sexto del propio alpinista vizcaíno.
En Tatopani comenzamos la caminata. Ha sido poco más de una hora, pero suficiente para que seamos conscientes de la majestuosidad del paisaje en el que nos encontramos. A nuestro alrededor, picos de casi cinco mil metros, acompañados de un río cuya fuerza modela figuras mágicas en las rocas de las orillas y un sendero que sube y baja asomado siempre sobre las aguas y en el que no podía faltar el típico puente colgante para vadear el Budhi Gandaki Nadi nada más salir de Tatopani.
Apenas una hora después, llegamos a Dobhan, el coqueto lodge en el que vmos a pasar la noche, a orillas del gélido río (algunos se han animado a bañarse) y rodeados de montañas cuyas cimas no alcanza la vista. Este extraño invierno que vive Nepal incluso nos ha permitido cenar en el jardín poco antes de anochecer, antes de irnos pronto a dormir. En la próxima jornada, la cosa ya se empieza a poner sería, con una marcha de unas cinco horas y algo más de 500 metros de desnivel.
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