«Yo he construido mi vida»

La historia de Chhepal es como la de tantos otros sherpas. Nació en una aldea llamada Okhaldhunga, situada a 2.200 metros en las faldas del Himalaya oriental. Era tan pequeña y remota que no había escuela, así que sus recuerdos de niñez son las correrías descalzo por sus callejuelas. Pero pronto sintió la llamada de las montañas. Aunque no con el concepto místico de occidente, sino «porque mi tío era sherpa y lo vi como la mejor forma de ganar dinero y salir adelante».

Su padre es monje budista y pudo mandarlo a estudiar a Katmandú. Pero la capacidad económica de la familia no daba para enviarlo a la universidad, así a los 22 años empezó a trabajar como sherpa. Tras casi una década como porteador, dio por fin el salto a guía de altura y hoy en día es uno de los más reputados sherpas en activo. «Yo he construido mi vida», proclama orgulloso.

Ha hollado casi todos los ochomiles, algunos varias veces, pero si le preguntas por cifras no las recuerda. «No llevo la cuenta», responde sin darle importancia. En realidad, lo importante para él es que aquel chaval que correteaba descalzo por su aldea rodeada de las montañas más altas del planeta va a conocer hoy por fin el mar.