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javier garcía legorburu
Durango
Sábado, 21 de enero 2023
La desaparición del durangués Iker Bilbao atrapado por una avalancha de nieve en la Patagonia junto a su compañera de cordada Amaia Agirre ha costernado a la comarca y a sus compañeros del parque de bomberos Ayala de la localidad alavesa de Llodio, donde ... aún este sábado no acaban de creer que una desgracia como la ocurrida les haya arrebatado a Iker, que tenía previsto incorporarse a su nuevo destino al término de la expedición. El durangués aprobó la oposición en 2018 y logró una plaza en Campezo. Muy poco antes de partir hacia la Patagonia había conseguido el traslado a Llodio, localidad más próxima a Abadino, en donde reside desde hace unos años.
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Precisamente, este sábado se encuentran de servicio el turno de efectivos en el que había sido incluido Iker Bilbao. «El ambiente está muy enrarecido», señala uno de ellos a EL CORREO. Pese a que la mayoría apenas han tenido ocasión de conocerle, esperaban impacientes su llegada para que les desvelara los detalles de su última aventura. Todos conocían ya su pasión por la escalada de alto nivel. «Ha sido un auténtico mazazo, un golpe duro que nos remueve por dentro», se sinceraban sus nuevos compañeros.
«Lo tenia todo»
En este parque de Álava, donde trabajan treinta bomberos, aseguran encontrarse «con el corazón en un puño». Un sentimiento que comparten quienes le conocen en las localidades de Durango, de donde era natural, y Abadiño, donde había asentado su vida. «Estaba en su mejor momento, lo tenía todo», señalan algunos de sus conocidos, a quienes nunca les extrañó que Iker llegara tan alto en esta disciplina deportiva. «En el instituto ya le decían los profesores que era muy inteligente y podía llegar a realizar todo aquello que se propusiera», recuerdan muy dolidos.
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Iban Ibáñez, integrante del club de la asociación de promoción del monte y piragüismo Ourdaybi de Durango, echa la vista atrás y cuenta que Bilbao «es socio del club y empezó muy joven a escalar, hace diez o quince años». «Primero hizo escalada deportiva y luego, poco a poco, se pasó a la montaña. Hace tres años, sacó la plaza de bombero para disponer de tiempo y ejercer lo que más le gustaba, que era escalar» se sinceraba apenado.
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A sus 29 años, Bilbao acumulaba una dilatada experiencia en la escalada. El expresidente de la Federación Vizcaína de Montaña, Víctor Vivar, le define como un joven intrépido y con muchas ganas de aprender. «Durante un tiempo, fue monitor de escalada para grupos de jóvenes en la provincia», recordaba emocionado. El joven desaparecido en las entrañas del pico Fitz Roy vivió durante muchos años en el barrio de Murueta Torre, aunque actualmente estaba afincado con su pareja en el de Muntsaratz, de Abadiño. En este municipio trabajó de camarero en el bar Abarkateruena. Su dueña, Ana Mari Urizar, se refiere a él como un «apasionado de la montaña». «Era como de casa y solía estar muchos fines de semana aquí». El Ayuntamiento de Abadiño se ha sumado a las condolencias y ha mostrado «todo su cariño, apoyo y solidaridad con sus familias y amigos».
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