La espera desde la última edición de 2021 mereció la pena. Los nervios de los mil participantes que se congregaron en la salida de Murguía a las 12 de la noche del viernes al sábado dieron paso a horas interminables para hollar las tres cumbres ... más emblemáticas de la montaña vasca: Gorbea, Anboto y Aizkorri. Un recorrido de 101 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de 5.125 metros. Ya es una proeza acabarla, más aún hacerla pendiente del crono. Algo sólo al alcance de unos pocos atletas más que preparados y preparadas para saber sufrir física y mentalmente. Al menos, las peores previsiones meteorológicas se tornaron en leves lloviznas y temperaturas otoñales que agradeció el millar de inscritos.
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En la retina del palmarés de la prueba fetiche de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, organizadora del evento, la última edición, en la que Julen Martinez de Estibariz, se hacía con la victoria. Un 'déjà vu' al pie de la letra, puesto que dos años después el alavés de Barrundia volvía a entrar victorioso en la meta de Araia, sacando pecho además por hacerlo en menos de once horas. Lo hizo tras un precioso pulso con el salmantino Álvaro Ramos, sabiendo dosificar y esperar su momento.
Los dos juntos desde el inicio, coronó primero el Gorbea y dejó que su rival hiciera lo propio en el Anboto después de verle la matrícula en los ascensos a Oriol, Jarindo o Urkiola. Relevos constantes para un ritmo frenético de una cabeza de carrera a la que ningún otro atleta pudo engancharse. Entre el Anboto (km. 41) y el Aizkorri (km 94) discurre el tramo más largo y rompepiernas de la carrera. Cincuenta kilómetros en los que se sube al técnico Orixol, se baja a la base de vida Landa y se asciende al Mugarriluze para recorrer toda la sierra de Elgea y su parque eólico, donde son igual de importantes la fuerza física y la mental.
Durante ochenta kilómetros, ambos agradecieron la compañía. Sin embargo, los problemas del salmantino, con una herida en la planta de su pie que le sometió a un dolor insoportable, le obligaron a bajar la cadencia. La merma física del uno fue aprovechada por el otro. Martínez de Estibariz imprimió un ritmo infernal, a 6,22 minutos el kilómetro, sabiendo que su doble objetivo estaba en camino. Sus dudas se alejaron para, pleno de confianza, conquistar en solitario el Aitzgorri y afrontar una bajada temible para las piernas tras el esfuerzo sobrehumano. En su cabeza, arañar minutos al reloj.
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Y tanto que lo hizo. Si en 2021 su marca fue de 11 horas, 13 minutos y 30 segundos, la mejora en su registro dos años después, fue notable al parar el reloj en 10:44.48. Un tiempo al alcance de pocos, aunque lejos del récord de la prueba, que estableció en 2012 Iker Carrera con 10 horas y 23 minutos. A casi 12 minutos, llegó Álvaro Ramos, en su segunda experiencia con Los Tres Grandes. Entre aplausos, el corredor local Carlos Jiménez hacía acto de presencia como tercer clasificado El de Araia cruzaba la meta con su hijo en brazos y visiblemente cansado tras 11 horas, 10 minutos y 13 segundos de continuado esfuerzo.
El abanico de favoritas en la carrera femenina se abrió mas tras la ausencia de la última vencedora, Maite Maiora, que además firmó el récord femenino con 12 horas, 9 minutos y 39 segundos. Con expectación llegaban noticias de la guipuzcoana Ana Zabala, que ya desde la subida al Gorbea, a 12 kilómetros de la salida, emprendió su propia aventura casi sin saber que era cabeza de carrera. La atleta de Arrasate compareció sin altas pretensiones, con el único objetivo de disfrutar y quitarse la espina de la edición de 2020 que fue suspendida por el covid.
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Después de sufrir mentalmente en la zona de los molinos en Gorbeialde, fue recreándose en sensaciones para saborear la subida al Aitzgorri y verse ganadora tras 14 horas, 30 minutos y 2 segundos de desgaste. Sin rivales. Con más de treinta minutos sobre la alavesa Aida Delgado, segunda, mientras que Xari Adrián superó las 15 horas para completar el podio.
Más de 400 voluntarios velaron por el correcto funcionamiento de esta legendaria prueba que sigue levantando pasiones entre los que se atreven a afrontarla y sus cientos de acompañantes.
Arropado por su gente y entre el reconocimiento de quienes más saben, la segunda victoria consecutiva del alavés de Barrundia tiene un doble mérito. Repetir en lo más alto del podio y hacerlo con una marca excepcional. «He hecho todo el recorrido con Álvaro Ramos. En una parte se ha ido por delante y luego le he alcanzado. Gracias a que hemos ido los dos juntos he conseguido mejorar el tiempo. La parte más dura para mí ha sido entre Otxandio y Urkiola, que me ha generado las dudas entre seguirle o no. He tenido la paciencia de seguir con mi ritmo y luego le he podido alcanzar», explicaba eufórico en la meta situada en la localidad de Araia entre sonrisas y abrazos cómplices, consciente de que es ya parte importante de la historia de la Hiru Haundiak.
De venir a disfrutar a verse ganadora. La atleta guipuzcoana no escondía su alegría, a la vez que su sorpresa, por estampar su nombre en el palmarés de la prueba. «Era mi primera Hiru Haundiak. Venía a hacerla sin más y a disfrutarla. El año del covid me apunté pero se suspendió. Era una prueba que quería hacer. La sorpresa ha sido cuando la gente me iba diciendo que iba primera. Del Gorbea ya he venido sola y psicológicamente la zona de los molinos me ha empezado a pasar factura. Y aunque la bajada final se hace larga, ya me he visto primera en la meta. No es lo mismo llevar un ritmo sola, que eso pesa mucho. que ir en compañía con alguien con quien poder relevarse», explicaba tras ser consciente de la hazaña que había conseguido.
Un deportista que participaba en la Hiru Handiak tuvo ser rescatado tras sufrir una caída. Según informó el departamento vasco de Seguridad, el percance se produjo pasadas las 7.00 horas en el Anboto, en la zona de Zabalandi y el corredor se lesionó un hombro en la caída. Tras una llamada al 112 que alertó de lo sucedido, se movilizaron recursos de bomberos de Bizkaia, Osakidetza y un helicóptero de la Ertzaintza. El corredor herido recibió las primeras asistencias en el lugar por un médico de la organización y posteriormente un recurso de bomberos lo transportó en camilla hasta un lugar accesible para la aeronave, que finalmente le trasladó hasta el hospital Txagorritxu de Vitoria.
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