María Ruano
Lunes, 10 de junio 2024
La pasión por la computación informática y la realidad virtual llevaron a Unai Extremo, Sergio Barrera y Álvaro Barrios a fundar en 2004 Virtualware. Quién les iba a decir entonces, cuando este sector apenas tenía vida en Euskadi, y mucho menos ofertas de trabajo, que terminarían convirtiéndose en una empresa referente en realidad virtual. De Basauri al mundo. Y literalmente así ha sido porque, 20 años después, tienen sede en Canadá y Estados Unidos, cotizan en Euronext Access París -el principal mercado de valores de Francia-, y confían en ella más de 50 empresas, como el Ministerio de Defensa, Adif o GE Vernova. Eso sí, el 'core' de Virtualware se mantiene en Bizkaia, donde este proyecto comenzó a germinarse en una pequeña lonja «en la que alguno chocaba con la cabeza en el techo», descubre Aida Otaola, global communications manager de Virtualware.
Arrancaron en el sector inmobiliario, concretamente en el Real Estate. «Hacían maquetas virtuales de cómo iba a quedar un entorno, un edificio, una infraestructura, etc. Era el 'boom' y les ayudó mucho a entrar y a dirigir la realidad virtual hacia las empresas, y no para el ocio o el entretenemiento», cuenta Otaola. A partir de ahí, el crecimiento ha sido constante, «aunque ha habido algunos picos bajos, como la crisis de 2008», reconoce. Ella se incorporó en 2007, cuando apenas eran una docena de personas -hoy suman cerca de 40-. En este tiempo, «nos hemos dirigido a diferentes sectores, hemos visto que no aportábamos valor en algunos mercados y hemos buscado otros. Hemos sabido adaptarnos a las circunstancias», aprecia.
El último año ha sido, eso sí, «el más exitoso en resultados». Los datos lo avalan. Ha ingresado un 40% más respecto a 2022 hasta alcanzar los 4,52 millones de euros, debido a un giro total en su modelo de negocio. «Trabajábamos para grandes cuentas. Si tenían una necesidad, les elaborábamos un proyecto a medida, pero eso con el tiempo se podía quedar obsoleto y actualizarlo era muy costoso», admite. Así que en 2021, Virtualware cambió la estrategia y se focalizó en la realidad virtual como servicio, creando la plataforma digital Viroo. «Ahora estamos recogiendo lo sembrado. Los planes de suscripción han supuesto casi el 95% de la facturación», subraya. ¿Cuál es el secreto de Viroo? «Permite a las empresas e instituciones saltar a la realidad virtual de una manera más sencilla. Pueden crear contenido, gestionar el suyo y desplegarlo de una forma más fácil y autónoma que si tuviesen que hacerlo desde el principio», explica Otaola.
- ¿Qué necesidades resuelve Viroo a las empresas?
- Muchos problemas reales en términos sobre todo de formación y capacitación y en diferentes sectores, como energía, automoción, ferrovial, transporte, educación y salud. La realidad virtual permite simular entornos que serían muy complejos o costosos de recrear en una maqueta física; y también simular procesos imaginarios y formarte de manera ilimitada en diferentes situaciones. Si se comete un error, no pasa nada, porque las formaciones siguen realizándose sin riesgos. Además, implica un ahorro en costes, porque no hay que desplazarse a la formación, tiene ventajas en términos de sostenibilidad y permite la colaboración remota. Es decir, me puedo conectar desde Basauri con Canadá y realizar sesiones colaborativas y, al poder interactuar, serán mucho más enriquecedoras.
El Ministerio de Defensa es uno de los clientes que confían en esta firma vizcaína. Usa Viroo en la Escuela Militar de Sanidad «para mejorar la capacitación del personal médico en protocolos NRBQ -nucleares, radiológicos, biológicos y químicos- y en otros procesos, como triajes». Además de la suscripción a la plataforma, Virtualware ha acondicionado una sala en Madrid, donde pueden realizar esa formación a escala real. Para comprenderlo mejor, imagine que se encuentra en un espacio vacío, se coloca unas gafas de realidad virtual y de repente aparece en una calle de Madrid. Ha habido una explosión, con múltiples heridos. El equipo médico militar se mueve por el escenario conforme caminan por la sala, y se acercan a las víctimas para atenderlas. Un ejemplo de lo que hace Viroo para formar a profesionales en procesos complejos. «Es un proyecto muy interesante. Lo hemos llevado a diferentes eventos de la OTAN porque está siendo un referente a nivel internacional cómo lo están usando, ahorrando costes y formando a sus equipos de una manera mucho más sostenible, interactiva y colaborativa», aprecia.
Otro de sus clientes es Adif, que ha recurrido a Viroo para «el entrenamiento y adquisición de competencias en el mundo ferroviario y en el mantenimiento de la infraestructura catenaria. Además, tienen un módulo que les permite crear contenidos, incluso ellos pueden crear nuevos escenarios y píldoras formativas, y les genera reportes de cómo lo usan los operarios», señala. Este mes les prepararán una sala en su centro de formación, en Valencia, que les posibilitará acceder in situ pero también conectarse desde otros centros de Adif.
Por su parte, con GE Vernova trabajan con simuladores de combustible, con los que hacerlo en real sería complejo y conllevaría importantes riesgos. «Con ellos también trabajamos el 'tracking' de objetos. Por ejemplo, si deben manejar equipamiento especial, hacemos unas réplicas reales sensorizadas que, si tocas el botón, se mueve en virtual y en físico», detalla Otaola. Estos son solo algunos ejemplos de lo que puede hacer Viroo por las empresas. «Nuestra clientela lo está viendo y está apostando por ello, por eso está funcionando nuestro producto», valora. En abril de 2023, dieron el salto a Euronext, la Bolsa de París. «Fue una apuesta para crear confianza en los mercados internacionales. Cerca de 100 personas ya somos accionistas de la empresa», distingue.
El éxito de esta plataforma es fruto de un largo y continuo trabajo. «Creemos que el mercado estaba preparado y pronto demandaría nuestra tecnología, y cuando realmente surgió esa demanda, ya la teníamos muy avanzada y lista para ser implementada», reflexiona. La innovación, además, ha jugado un papel fundamental. «Es un factor intrínseco en Virtualware que nos permite adaptarnos a los cambios, seguir creciendo y cuidar la excelencia», apunta. De hecho, la plataforma Viroo cuenta desde hace dos años con la certificación ISO 27001, «que en términos de privacidad y seguridad da mucha tranquilidad a nuestros clientes». Y como empresa, ha alcanzado el sello ISO 9001. Pero no se acomodan, sino que siguen buscando cómo mejorar. «Si no corres con la tecnología te quedas obsoleto. Nosotros seguimos actualizando, no podemos pararnos a descansar y ver cómo pasan las cosas. Hay que ir siempre por delante y anticiparnos», insiste.
La empresa basauritarra contempla el futuro con nuevos desafíos. El principal, la expansión a Estados Unidos, aunque mantiene también «continuar con el enfoque de Viroo, fomentar la excelencia en el producto y la sostenibilidad. Estamos trabajando para poder certificarnos en B Corp, una asociación que gestiona que las empresas cumplan ciertos requisitos en sostenibilidad y en igualdad. Y en continuar atrayendo y reteniendo talento», repasa Otaola.
Esto último a veces se torna complejo, ya que en Virtualware convergen diversos perfiles técnicos «muy demandados ahora mismo». Para lograrlo, la compañía apuesta por crear un óptimo entorno laboral. Teletrabajo, conciliación familiar y laboral, bolsa de formación interna a libre elección, facilidad para la adaptación escolar de los hijos e hijas, o días de asuntos propios son algunos de los puntos fuertes de trabajar en Virtualware. «Cada dos años realizamos unas valoraciones completas que al equipo de talento le aportan mucho 'feedback' para poder incorporar mejoras en la empresa», afirma.
Virtualware se expande en un espacio diáfano, donde se cuela la luz natural y una máquina Arcade espera en la sala de descanso. «El ambiente es positivo, trabajamos mucho en equipo y las personas que encajan aquí son las que tienen esa capacidad de involucrarse. Nuestro organigrama es muy horizontal. El equipo es jefe de su propio proceso, aunque haya responsabilidades», perfila Otaola. Esto incide en que el grupo se sienta empoderado y cómodo, algo fundamental para soltar nuevas propuestas sin miedo. «Es importante poder aportar ideas, saber que nos escuchan y que nos dan libertad para tomar decisiones», resalta. Sobre todo porque en Virtualware salir constantemente de la zona de confort les permite seguir avanzando. «Cambiamos muchísimo las cosas. Si enseguida vemos que algo nos funciona, intentamos mejorarlo y, si no funciona, lo modificamos cuanto antes», resuelve.
Entre sus planes de futuro trabajan también en abrir su canal de partner, que ayude a expandir Viroo a nuevos mercados. Por ejemplo, en Latinoamérica la plataforma ya funciona en varias universidades. «Las instituciones educativas están apostando fuerte por herramientas que permitan al alumnado incorporar competencias en realidad virtual, crear su propio contenido y formarse», define.
- Requerirán financiación para sus proyectos.
- Las entidades financieras son importantes socios en nuestro negocio. Con BBVA llevamos más de 15 años trabajando y se ha consolidado como un socio de Virtualware tanto a corto plazo con sus líneas circulantes, como a medio y largo plazo con préstamos para apoyar nuestro crecimiento y planes estratégicos, así como en el mercado internacional.
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