Cuatro jóvenes eritreas son las primeras refugiadas que llegan acogidas a La Rioja

Las cuatro jóvenes eritreas, con edades comprendidas entre los 18 y 21 años, que desde el pasado domingo están alojadas en el centro de acogida de Cruz Roja en Logroño, tratarán a partir de ahora de recomponer su vida después de haber huido de un país en el que la guerra con Etiopía parece no tener fin.

Son las cuatro primeras refugiadas que llegan a La Rioja en virtud del acuerdo europeo que pretende repartir entre los distintos países miembros a los millones de desplazados que están provocando los conflictos bélicos, entre ellos los miles que han abandonado Siria y que vagan por Europa a la espera de un destino en paz.

Las cuatro jóvenes que llegaron a Logroño el domingo han tenido más suerte que aquellos centenares de compatriotas que perecieron en las aguas cerca de Lampedusa en octubre de 2013. La imagen de aquel terrible naufragio, como la más reciente del niño sirio ahogado en una playa, espoleó las conciencias de muchos e hizo levantar incluso la voz del Papa Francisco.

Pero los trámites burocráticos y administrativos son lentos. En septiembre se constituyó en La Rioja la mesa de coordinación regional para la acogida de refugiados y se anunció que los primeros podrían llegar en octubre.

Fue finalmente el 8 de noviembre cuando estas cuatro jóvenes, integrantes del primer contingente de refugiados que llega España, viajaron en avión desde Italia hasta el aeropuerto de Barajas, donde ya les aguardaban los miembros de Cruz Roja bajo cuya tutela pasarán, por lo menos, seis meses. Con ellos viajaron por carretera hasta Logroño y, desde entonces, viven con otros dieciséis refugiados -procedentes de Pakistán, Siria, Ucrania, Somalia e Irak- en el centro de acogida de Cruz Roja.

Entre ellas no tienen lazos familiares, pero la convivencia de algunos días en Italia les ha proporcionado la complicidad necesaria para que pidieran compartir habitación en la capital riojana. Por esta razón, ocupan sendas habitaciones de dos camas y reciben manutención, tratamiento psicológico, ayuda económica y todo el apoyo social y legal que precisen.

La noticia de su llegada fue ofrecida ayer por el presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, quien incidió en el hecho de que estas refugiadas no serán las últimas en recalar en La Rioja, ya que la región cuenta con infraestructura necesaria para proporcionar asilo a más personas. También reclamó respeto por la identidad de las cuatro jóvenes y pidió que su intimidad sea protegida, a la par que no descartó que, más adelante, puedan estar acompañadas en Logroño por sus familiares.

Isabel Manzanos, responsable del Área de Extranjeros de Cruz Roja en La Rioja, fue una de las personas que recibió en Barajas a las refugiadas. «El programa comenzó en el mismo aeropuerto, queríamos que se sintieran seguras y acompañadas. Son muy jóvenes y con una vivencia muy difícil de transmitir. No se conocían, pero ahora se apoyan entre ellas».

Manzanos explicó ayer que las jóvenes llegaron «muy asustadas» y que de sus rostros se traslucía «el miedo y la incertidumbre» ante la nueva situación. «No sabían dónde estaban, se encontraban desorientadas...».

Cualquiera puede imaginar el trance que tuvieron que vivir en Barajas las cuatro jóvenes eritreas cuando llegaron a España, después de su largo periplo desde el nordeste africano hasta Italia, y cuando, después, fueron trasladadas hasta Logroño.

En el centro de acogida de Cruz Roja de Logroño permanecerán por un periodo de tiempo no inferior a seis meses. Ahora se enfrentan a un duro proceso de adaptación, que será supervisado por expertos en al ámbito social. El fin último es que puedan lograr, a medio plazo, la autonomía personal, de ahí que la responsable del Área de Extranjeros de la institución, insistiera ayer en que se pondrá en marcha el programa de reasentamiento que se aprobó en 2012 para los eritreos desplazados. Cabe la posibilidad de que, transcurridos estos seis meses, pueda prorrogarse la estancia.