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elcorreo
Domingo, 18 de octubre 2015, 01:52
El Naturhouse La Rioja cuenta en la actualidad con dos oficinas. Una tiene el domicilio social en España y la otra va cambiando su dirección a lo largo y ancho del viejo continente (Bielorrusia, Portugal, Serbia, Eslovaquia y Rusia). Sus jugadores acuden a ellas según ... les marque el calendario para fichar y hacer su trabajo como mejor saben. Y no se les da nada mal. Incluso se podría considerar que lo hacen muy bien y que tienen a su jefe más que contento. El conjunto riojano se ha convertido en una máquina de balonmano perfectamente engrasada que apenas comete errores y que vaya donde vaya da muestras de su seriedad y firmeza sobre la pista. Ha dado un paso adelante en la Liga de Campeones, como ha demostrado en sus dos últimas actuaciones. Tras la victoria en Brest ante el favorito del grupo, ayer llegó otro nuevo triunfo frente a la Vojvodina que continúa con los argumentos de una entidad construida desde los cimientos y en la que prima el colectivo sobre las acciones individuales.
En el Naturhouse La Rioja se podrían destacar a varios jugadores, pero la lista sería casi tan amplia como integrantes tiene la plantilla. Se empezaría por la portería, donde Kappelin sigue demostrando que es el guardameta más en forma de la liga Asobal en la actualidad y uno de los mejores en Europa. El que fuera portero de la selección española, ahora en el BM Guadalajara, José Javier Hombrados, señaló durante la retransmisión, tras una parada del arquero del equipo logroñés con la cara: «Por este tipo de acciones nos llaman locos a los porteros. No somos capaces de ver el peligro». El meta sueco llevaba para entonces más de media docena de acciones en las que había desbaratado el ataque serbio y desesperado a sus atacantes. Fue la clave en el arranque. Los pupilos de Jota González cogieron ventaja y no la soltaron. Les bastó con hacer las cosas bien arriba, atrás solo tenían que esperar a los fallos de su rival y al acierto de Kappelin.
La victoria del Naturhouse La Rioja fue un golpe de autoridad en el Grupo C de la Champions League. El equipo riojano tenía que sobreponerse a dos semanas de dudas en el juego, en sus partidos en Asobal, y a la baja a última hora de Alberto Val -por problemas personales-, que dejó a Garabaya como único pívot para este encuentro. Pero ninguna de esas cosas se notaron en el juego del conjunto logroñés, que impuso su juego desde el inicio y controló el partido en todo momento ante un rival que, a priori, es un rival directo en su grupo, pero que ayer no supo reaccionar. La candidatura de los pupilos de Jota González al primer puesto ya está encima de la mesa. Puede verla cualquiera que preste un poco de atención.
Tampoco fue culpa de la Vojvodina. Más bien fue cosa del buen hacer del Naturhouse La Rioja. Acometió un partido muy serio, de esos que se esperan de los buenos equipos, que saben hacer un juego vistoso y, también, administrar su ventaja en el marcador. Esa fue la dinámica del partido disputado en Novi Sad (Serbia), donde el Naturhouse dio una lección defensiva en el primer tiempo. El trabajo y el esquema del técnico pucelano da sus frutos. Hubo momentos en los que la Vojvodina se sentía incapaz de encontrar cualquier resquicio por el que colarse en el área visitante. Y se desesperaba. Y se precipitaba. Y en esas, el marcador se le iba sin que se diera cuenta de manera irremediable. No era una gran ventaja, pero lo suficientemente amplia. Podría asemejarse a ese corredor de encierros que en San Fermín mide su distancia con el toro. Todos ven el peligro y están asustados, pero él sabe en todo momento lo que hace, controla la situación y la conoce a la perfección. No es cuestión de suerte, se trata de experiencia. «Más sabe el diablo por viejo que por diablo». Y el Naturhouse es ahora, además de diablo, un equipo con señorío.
Todo ese análisis a pesar de que el conjunto riojano no empezó bien, falló muchos lanzamientos y tardó más de diez minutos en colocarse por delante en el marcador. Pero desde que consiguió el 4-6 en el minuto 12 ya no volvió a perder la iniciativa; y cuando su defensa funcionó, tanto Ángel Fernández como Pedro Rodríguez mataron el partido al contraataque y lo dejaron sentenciado al descanso (11-16). Sobre todo porque la Vojvodina apenas cambió su juego y no encontró la forma de que el partido tuviera otro destino que el triunfo riojano.
La segunda parte fue un trámite. Un ir y venir del balón que ambos equipos podían haberse ahorrado porque todo terminó al igual que antes de retirarse a vestuarios. Los cinco tantos de diferencia se mantuvieron y la victoria del Naturhouse no peligró en ningún momento. Era una fase en la que los entrenadores disfrutaban moviendo piezas y haciendo cábalas para intentar cambiar el destino de un encuentro que tenía nombre, apellidos y ganador desde que en el 4-3 la escuadra riojana remontara el marcador y no volviera a situarse por detrás en todo el partido.
La mejor noticia, además de la victoria propia, fue la del FC Porto en casa frente al Meshkov Brest (29-28), que sitúa líder al Naturhouse, empatado a puntos con el equipo portugués. Seriedad y firmeza. La candidatura para pasar primeros está encima de la mesa.
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