Decibelios a tope en Las Gaunas

En realidad, no solo subieron los decibelios por los gritos de apoyo. También hubo nuevos silbidos a Gerard Piqué. Un sector de la grada salió decidido a mostrar su apoyo al central. Pero pronto fueron contestados por otra parte del público con pitos.

Por momentos pareció que el partido no existía. Unas veces se ovacionaba al central por una buena acción y otras se le silbaba apenas se acercaba al balón. Esta guerra en la grada poco beneficiaba el espectáculo y el buen ambiente que se presupone en un partido de la selección española. Faltaba atención a lo que sucedía sobre el terreno de juego, algo que queda en el debe de la afición riojana.

Pero no todo se redujo ayer a Piqué en la grada. También hubo muchos momentos en los que emergió el buen rollo y la magia de una noche de buen fútbol. De los de bocadillo y bufanda (que al final del encuentro se hizo necesaria porque refrescó y bien en la capital riojana).

De la mano de Manolo el del bombo, Makoki y otros grupos, llegó la música a los hinchas de La Roja. Se entonaron durante todo el partido clásicos como Yo soy español, español, español o A por ellos, oé. También clásicos riojanos, como Mi tierra es La Rioja o La Rioja existe pero no es.

Folclore

Esa música llevaba varias horas sonando en el entorno de Las Gaunas cuando comenzó el partido. Y es que fueron muchos los hinchas que decidieron acercarse a la zona un rato antes del partido para disfrutar del ambiente. Algunos dieron la bienvenida a los jugadores de la selección cuando, alrededor de las 19 horas, accedieron en autobús al estadio.

Los niños pedían bufandas, banderas y todo tipo de merchandising. Los mayores apuraban un par de rondas. Muchos se habían pintado la cara. Otros se habían disfrazado del todo. Se pudo ver a unos toreros de lo más marchosos camino del estadio por República Argentina. También a las incondicionales que el día anterior habían dado la bienvenida a la selección con castañuelas. Volvían a llevar su pancarta de «y si somos de La Roja, bueno, y qué».

Prácticamente en cada asiento de Las Gaunas se veía una bandera española. No eran las únicas. Tampoco faltaron las de La Rioja y regiones limítrofes, como Navarra. Pero también hubo banderas que remitían a lugares como Elche o San Vicente del Raspeig. Y es que, como recordó el speaker antes de iniciarse el encuentro, el objetivo era enseñar al mundo «que el fútbol une a las personas».

La grada guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria del recientemente fallecido internacional Ignacio Zoco. Fue el único momento de silencio que se concedió. Después tomaron el protagonismo las gargantas de los 16.000 aficionados, que corearon una vez más el himno nacional a pesar de que, esta vez sí, no como hace cuatro años, la megafonía funcionó. También se unieron los fans de La Roja a la hora de gritar «¡España! ¡España!» o de hacer una ola que recorrió laterales y fondos entre aplausos.

El descanso fue momento para otro clásico de las citas con la selección: sonó por megafonía la mítica canción de Manolo escobar Que viva España. Al momento, muchos se pusieron en pie.

Pero la pasión tardó en desatarse del todo. Y es que La Rioja quería ver goles. Y los de Vicente del Bosque no marcaron hasta el minuto 42. Cuando Cazorla consiguió el tanto que abría el marcador, Las Gaunas se vino abajo por un instante, entregada. Los dos goles de Paco Alcácer y el último, también de Cazorla, sirvieron para dejar satisfecha por la goleda a una afición que también se rindió al capitán de La Roja. Iker Casillas fue ovacionado en varios momentos del encuentro y demostró que sigue siendo uno de los jugadores más queridos por los fans de La Roja.