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: MARÍA MUÑOZ
Domingo, 19 de julio 2015, 02:07
Contento e ilusionado, «pero sabiendo que queda mucho por hacer». El nuevo presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, afirma tener, como en el fútbol, «buenas sensaciones» sobre la legislatura que comienza y la posibilidad de llegar a acuerdos de envergadura gracias al diálogo, que ha querido comenzar con los alcaldes de Logroño y las cabeceras (y este año quiere extender a todos los municipios de la región).
-¿Se ha habituado ya al nuevo cargo? ¿Se le hace extraño?
-Para mí es casi todo nuevo. Nunca había estado en labores ejecutivas, pero, poco a poco, nos vamos habituando, sobre todo escuchando con mucha atención a quienes ya tienen experiencia de Gobierno.
¿Le han dejado muchos deberes?
-Bueno, deberes... En los comienzos siempre hay más actividad. Ahora estamos formando la estructura del Gobierno y espero que a principios de la semana podamos tenerla. Los consejeros están elaborando los equipos y la idea es que haya una reducción de altos cargos, que a mí me gustaría que llegara al 10%. Habrá cambios, pero la mayoría de los directores generales continuará.
-¿Hasta qué punto es alargada la sombra de Sanz en el Palacete?
-Pedro Sanz y yo somos muy amigos, yo diría que nos podríamos considerar casi como hermanos, porque nos hemos llevado muy bien. Y puedo decir que su comportamiento es modélico. Nunca ha querido interferir ni decirme tienes que hacer esto o lo otro, y prueba de ello es cuando formé mi equipo de Gobierno. Sigue siendo el presidente de mi partido, pero yo no veo ninguna sombra de Sanz por aquí, al contrario. Cuando estoy con él veo a un amigo, que tiene una experiencia en la que nos tenemos que apoyar.
-Hay quien le ve como presidente de transición, ¿usted se ve así?
-Yo, de momento, me veo cuatro años de presidente, que es para lo que me han dado la confianza. Y no voy a estar más de ocho años, eso sí lo digo con toda seguridad, porque es un compromiso personal y también asumido con otros grupos. Yo veo bien la limitación de mandatos.
-¿Entonces no se ve como solución de transición o apaciguador de un supuesto debate sucesorio?
-Nuestro partido no hace falta apaciguarlo, está tranquilo. Somos la mayor organización política de La Rioja, con más de cinco mil afiliados, y el ambiente que reina es extraordinario. Ahora todo el mundo está volcado en preparar esas elecciones generales que, desde 1989, siempre hemos ganado en La Rioja.
-¿Se siente atado por el pacto con Ciudadanos?
-Con Cs tenemos un compromiso, yo no lo llamaría pacto. Llegamos a unos acuerdos para la investidura y vamos a mantenerlos, como ha sucedido con el IES Sagasta. Soy un hombre de palabra y lógicamente los vamos a cumplir, pero no hay ninguna atadura. Además, los otros grupos también están encantados de que llevemos a cabo algunos de esos acuerdos, como por ejemplo la limitación del mandato o la modificación de la Ley Electoral. Hay acuerdos que estoy seguro de que los habrían suscrito también los demás, pero como no se quisieron sentar a la mesa con nosotros...
-¿Y cómo va el intento de diálogo?
-Esta semana me reuniré con los portavoces de los grupos parlamentarios y seguiremos con la mano tendida. Espero que me aporten a mí las propuestas que hicieron en el debate de investidura para seguir trabajando sobre ellas. En varios aspectos no tenemos que tener problemas y llegaremos a acuerdos.
Ilusión contagiante
-¿Qué reacción suscitó en sus propias filas el nuevo Gobierno?
-Ya dije que tenía manos libres, el presidente elige su equipo y a la mayoría de la gente le ha encantado. Estamos en un momento nuevo y había que hacer un Gobierno nuevo, que creo que ha tenido buena aceptación. La mayoría somos nuevos y veo la ilusión que ellos tienen y me la contagian.
-Su Ejecutivo quizá tiene menos perfil de partido que los anteriores. ¿A qué se debe?
-Yo los considero a todos grandes profesionales, comprometidos y capaces de desarrollar la tarea encomendada. Pienso que cuando alguien accede a un cargo como el de consejero, desde el momento en que está ya se compromete.
-Ha pedido a su Gobierno que esté en la calle. ¿Veía lejana la política?
-No digo que antes no se estuviera cerca, claro que sí. Yo lo que no quiero es que los ciudadanos nos vean a los políticos como gente rara que no se relaciona... Somos gente normal. Quiero estar a pie de calle porque tenemos que saber qué opina la gente y, sobre todo, cómo lo está pasando, para ayudarles, desarrollar políticas y que se sientan arropados.
-El principal objetivo que se ha marcado es la lucha contra el paro. ¿Cómo afronta ese reto?
-Los 22.000 riojanos que están buscando empleo son nuestra preocupación principal de la legislatura. Mi foto ideal sería aquella en la que todo el mundo tuviese un trabajo, porque eso da plena capacidad y libertad a una persona. Claro que es difícil llegar al pleno empleo, pero esa ilusión y esa meta no nos la va a quitar nadie y trabajaremos todo lo que haga falta para conseguirlo.
-Otra de sus prioridades son los servicios básicos. ¿Cómo ve su situación? ¿Hay margen de mejora?
-Creo que estamos bien, aunque algo tendremos que mejorar y vamos a apostar fuerte por ello, tratando con los agentes económicos y sociales y con los funcionarios, por los que quiero apostar. Tendremos que incidir en su formación y en el desarrollo de la Función Pública, los funcionarios son fundamentales.
-¿Separar Salud y Servicios Sociales puede aliviar tensiones con los empleados públicos? ¿Influía que estuvieran unidas las dos áreas?
-Creo que no influía. Pero yo sí veía que quizá esa Consejería era demasiado para atender todas esas políticas y siempre tuve claro que Salud debía ser una Consejería, por las políticas que tiene que desarrollar y por su volumen de funcionarios. Y por otro lado priorizamos las políticas sociales, dependencia, igualdad, familia... La apuesta de este Gobierno es eminentemente social.
-Uno de los grandes retos que se ha marcado es la reforma del Estatuto.¿Ve posible hacer en cuatro años lo que no se ha hecho en doce?
-Puede serlo, a lo mejor no se ha hecho porque por parte de algunos grupos no hubo voluntad. En esta legislatura el acuerdo será fundamental y la reforma del Estatuto es obligada. Creo que con voluntad se puede hacer y, si bien se necesita por lo menos a los dos grupos mayoritarios, mi propósito es que seamos los cuatro los que lleguemos a acuerdo.
-Ha pedido «centralidad y moderación». ¿Cree que el debate va por ahí o a una mayor polarización?
-De momento estoy satisfecho de cómo va el debate. Desde la centralidad y las buenas formas podemos conseguir muchas cosas y también siendo transparentes. Ahí tenemos que hacer una apuesta fuerte.
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