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e. a.
Sábado, 2 de mayo 2015, 01:15
Hace 125 años, en varias ciudades estadounidenses los trabajadores salieron a las calles a reclamar una jornada laboral de 8 horas. Hoy, tanto tiempo después, UGT y CC OO planteaban una misma reivindicación que seguiría de plena vigencia, aunque con otro sentido: «8 horas para ... los parados y para los que tienen que aceptar trabajos a tiempo parcial o de 2 horas porque no les queda otra, mientras salen así de las estadísticas del Gobierno», proclamaba la líder ugetista Cristina Antoñanzas en El Espolón.
Las 2.000 personas que se sumaron ayer a la tradicional manifestación del Primero de Mayo escucharon estas reivindicaciones en el cierre de una movilización que, un año más, transcurrió sin incidencias, y en la que va intrínseca la llamada a una votación responsable dentro de 22 días: «En nuestras manos está cambiar las leyes».
Fuera del lado más político, la manifestación, animada por una batukada en las primeras posiciones, partió como siempre de Doctor Zubía y atravesó Portales para subir por avenida de Portugal hasta el paseo Príncipe de Vergara. El poso reivindicativo que todos comparten no se tradujo un año más en unidad de acción, con el sindicato USO celebrando su propia manifestación al margen y ahora también la CNT, con una celebración alternativa media hora antes.
La actualidad de la marcha principal la pusieron las pancartas: después de la inicial, con el lema ya conocido de Así no salimos de la crisis, siguieron las propuestas por los trabajadores de Lanas Stop contra el cierre, y la de los afectados por la Hepatitis C reclamando soluciones porque su vida «está en juego». Siguieron los representantes de Educación, y a continuación otras dos denuncias laborales, la de los trabajadores de Adlar por sus meses sin cobrar y la de los subcontratados por Telefónica.
La manifestación ofreció algunos lemas más: el rechazo de los jubilados al copago de medicamentos o la reclamación de dignidad por parte de los trabajadores sociales. Después de la cabecera con peso sindical, se integraron también las banderas de IU, PCPE y la republicana, la del Grupo de Mayores La Ribera (PSOE), y un puñado de petos de las mareas blanca (sanidad) y sanidad (servicios sociales). Una personalidad como es el secretario de Organización del PSOE nacional, César Luena caminaba con sus compañeros de partido, entre ellos la candidata autonómica Concha Andreu; y también se pudo ver al anterior líder de Podemos La Rioja, Raúl Ausejo.
El respeto perdido
El mensaje emitido de las 8 horas ilustra la exigencia sindical de la recuperación «del respeto que han perdido hacia los trabajadores». Explicaba en la previa Antoñanzas que «hoy es un día de fiesta, pero, sobre todo, de reivindicación de la dignidad, de una subida de los salarios y de un empleo de calidad porque basta ya de contratos basura». Por su parte, Jorge Ruano, en su primer acto como líder de CC OO, planteaba «recuperar los derechos y volver a cambiar las leyes, que han sido modificadas para dar poder a quien ya lo tenía y para que hacer que una parte pueda imponer a otra las condiciones», en alusión a la reforma laboral.
Esas declaraciones entroncan con los discursos del cierre del acto, donde sobrevoló la pregunta acerca de «quién ha salido de la crisis, porque nosotros no», en el recuerdo de que «seis de cada diez contratos que se firman hoy en esta comunidad, que dicen es de la excelencia, son temporales; y nueve de cada diez, a tiempo parcial», expuso Antoñanzas. Por eso, ella reivindicó que «no estamos locos al pedir la subida salarial, porque hemos perdido más de 30 puntos en los últimos años; y ante todo queremos recuperar la dignidad, poder ir al puesto de trabajo, que nos paguen por ello y poder vivir de lo que ganamos, merecemos ese respeto».
Su homólogo en CC OO, Jorge Ruano, recordó los casos de Lanas Stop, Adlar, las falsas cooperativas agrarias o la pérdida de 400 puestos de trabajo en la sanidad riojana; y apostilló que «ellos tienen el dinero pero el poder lo tenemos nosotros, la fuerza del trabajo es la única que ha sido capaz de cambiar las cosas a lo largo de la historia».
Ambos líderes sindicales emplazaron además a la votación «responsable» el próximo día 24, «donde elegimos a los responsables de cambiar las leyes, políticos que deben firmar un contrato con la ciudadanía y cumplirlo o irse». También reclamaron el propio papel de los sindicatos «como última barrera que le queda a los gobiernos y los interlocutores necesarios que defendemos vuestros derechos».
Manifestaciones alternativas
El lunar de la celebración riojana del Primero de Mayo estuvo, un año más, en la falta de entendimiento entre las diferentes organizaciones implicadas. Una vez más, el sindicato USO organizó su propia manifestación, a la misma hora que la general y con punto de partida desde su sede en Avenida de Colón. Allí acudieron unas 200 personas, que secundaron un mensaje de fondo sin embargo parecido, dirigido a la recuperación del derecho a una vida y un trabajo decentes, y el apunte a las próximas elecciones como oportunidad. Su líder, Javier Martínez, reclamó unas nuevas políticas económicas basadas en lo social, «contra el fracasado modelo de la austeridad que tanto destrozo democrático, social, económico, laboral y humano ha causado».
Esa manifestación transcurrió también sin incidentes hasta La Ribera, igual que la organizada por la CNT, con recorrido idéntico a la de UGT y CC OO pero con salida media hora antes, y en la que un centenar de personas respaldó un lema de reivindicación de la clase trabajadora como «motor del cambio» y más agresivo en su llamada a la huelga general, una reclamación exigida también a través de diferentes cánticos.
Esta manifestación contó asimismo con paradas y lecturas en la FER, los juzgados (en apoyo a dos de los encausados del 14N), Delegación del Gobierno y finalmente en la Concha del Espolón. Otros sindicatos como CSIF o STE emitieron comunicados y manifiestos reivindicativos, aunque no formaron como tales en ninguna de las movilizaciones convocadas.
Como siempre, las manifestaciones fueron el centro de diferentes actividades organizadas por las organizaciones sindicales, en el lado más festivo de la jornada. Principalmente, comidas con afiliados, simpatizantes y ciudadanos, y otras acciones como un torneo de fútbol, como fue el caso de UGT.
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