v. ducrós
Martes, 10 de marzo 2015, 00:14
El perfil del usuario de Proyecto Hombre en La Rioja ha cambiado en los 25 años de existencia de la entidad en la comunidad. Porque en los años noventa, quien acudía a la entidad era un consumidor de heroína de entre 20 y 30 años, ... la mayoría de ellos sin estudios, sin hijos ni pareja, pero sí con problemas legales y de salud. Acudía al centro, además, sin apoyo social y entraba en la Comunidad Terapéutica. En la primera década del siglo XXI coexistían este perfil, catalogado como clásico, con el de un consumidor de cocaína integrado en la sociedad y que mantenía gran parte de su estructura laboral y social, con parejas y muy probablemente con hijos, cuya edad rondaba los 30-35 años.
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Estos perfiles han cambiado sustancialmente en la actualidad. Según explicaron desde Proyecto Hombre en La Rioja. Aunque sigue existiendo el perfil de persona consumidora de heroína, éste queda como residual -un 7% en 2013- y se da paso a una diversificación de los perfiles atendidos, con las sustancias estupefacientes, el cannabis y el alcohol como denominadores comunes.
Por un lado, detallaron desde la entidad riojana, el perfil del nuevo usuario que acude al centro es el de un varón que ronda los treinta años y que consume estimulantes mayores (cocaína y speed). Este consumidor tiene una vida laboral de largo recorrido y lazos sociales. Mayormente son solteros que presentan problemas sociales y familiares y con una baja tasa de comisión de delitos.
Otro de los perfiles que atienden en la institución es el de menores de treinta años que presentan problemas de cannabis. Se trata, sin duda, del perfil con menor edad media y menor tiempo de consumo. Estos usuarios suelen acudir de la mano de su familia de origen y suelen ser solteros. La gran mayoría presenta problemas de salud mental. A estos perfiles se les ofrece, preferentemente, su ingreso en la Comunidad Terapéutica, aunque en algunos casos tienen que realizar primero un tratamiento ambulatorio.
Por último, hay un nuevo usuario, consumidor de alcohol, mayor de edad y también con mayor tiempo de consumo. De este perfil se desprende que son personas con núcleos de convivencia estructurados, pero con muchos problemas familiares y de pareja. En su mayoría son varones, pero también hay mujeres. En general, suelen haber pasado por algún tipo de tratamiento de desintoxicación o libre de drogas. Desde la entidad, se les ofrecerá un tratamiento en el centro residencial.
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Cabe recordar que Proyecto Hombre en La Rioja comenzó a gestarse a finales de los ochenta, en una época donde la heroína hacía estragos. Durante estos 25 años de existencia se han atendido a 3.579 usuarios con problemas de adicción. Pero, además, se estima que se habrá ayudado, asesorado y tratado también a más diez mil personas del entorno, cuyo problema era tener una pareja, familiar o amigo con alguna conducta de adicción.
En La Rioja, la entidad abrió sus puertas de manera provisional al programa terapéutico-educativo. Fue el 26 de septiembre de 1990, en la parroquia de San Millán. En noviembre de ese mismo año se trasladó a la calle Manzanera. Desde el año 1995 el programa se desarrolla en su actual ubicación de Paseo del Prior.
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Durante la primera etapa se consolida el único centro profesional residencial para el tratamiento de las adicciones en La Rioja: la Comunidad Terapéutica, abierta en julio de 1991, que disponía de otros tres programas complementarios: programa de acogida (abierto en septiembre de 1990), dispositivo de reinserción (abierto en mayo de 1992); y programa de Terapia Familiar. A medida que iban apareciendo nuevas necesidades, se estructuraban otros dispositivos, como el Piso de desintoxicación donde en la década de los noventa se superaba el síndrome de abstinencia para pasar posteriormente a los programas terapéuticos; y el Piso de apoyo para quienes realizaban el programa sin apoyo familiar en Logroño.
En 1994 se creó el programa Encuentro Familiar, en el que se ofrece formación y ayuda psicológica a los padres de adolescentes preocupados porque sus hijos presentan conductas de riesgo o consumos problemáticos. Para estos jóvenes usuarios se crea en 1997 el programa Llar, lo que hoy se denomina programa Joven -se han incorporado otras adicciones sin sustancia, como las nuevas tecnologías-. En 2015, los programas de Comunidad Terapéutica, Ambulatorio y para Adolescentes, junto con los programas para familias siguen siendo los pilares. Asimismo, se ha hecho desde Proyecto Hombre una apuesta clara por la prevención.
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