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Hay cosas que el dinero no puede comprar' es un eslogan estupendo para vender –tócate las narices– tarjetas de crédito, pero difícilmente aplicable a la vida real. Porque las fiestas, no nos engañemos, tienen muy poco de canto a la frugalidad. Todo lo contrario. Estos han sido días de dispendio, de desenfundar la cartera con la misma velocidad que Lee Van Cleef sacaba el Colt de la cartuchera. Seguro, porque es de los buenos y no de los agarrados, que usted se habrá rascado el bolsillo a base de bien. Habrá invitado a rondas y habrá tirado de tarjeta, a débito, a crédito, en metálico o en perifrástico. Así que aquí estamos, en el último día de esta Blanca y casi con una mano delante y con la otra detrás, con las raspas en el monedero y con la justa dignidad.
Si ya fue complicado tirar toda una noche con 20 eurillos, poco o nada podemos hacer con la mitad. Aunque, bien visto, un día libre de excesos tampoco vendrá mal. El hígado y nuestra maltrecha flora intestinal nos lo van a agradecer.
La gran ventaja es que desde los conciertos hasta los monólogos –alguno que otro con la gracia justa, todo hay que decirlo– las fiestas de Vitoria permiten hacerse un 'gratis total' casi hasta el último momento. Hoy ya no hay bolo en Los Fueros pero sí en las txosnas , aunque si es más verbenero, quizás se sienta más a gusto en la Plaza España, con esas orquestas de cantantes carne de talent show (ahí estuvo Naiara, la ganadora de OT), bailarines todo turgencia y luces de neón en modo ataque epiléptico.
Pero el mejor espectáculo de las fiestas no tiene lugar en ningún escenario. Pida un café, asegúrese un buen sitio en una terraza, en la calle Dato, en la Virgen Blanca o en Fueros, tanto da, y deténgase a observar al paisanaje. 'People watching', le llaman esos que tienen tendencia a cubrirlo todo con una insoportable capa de mal entendida sofisticación.
Agénciese unas gafas de sol que permitan cierto disimulo y observe a esos blusas, juegue a imaginar qué oficio desempeñarán de civiles, si serán currelas de la 'Miche' o prohombres de la 'jet set' vitoriana. Trate de adivinar si, en una ciudad tan sumamente polarizada, ese tipo que tiene delante vota al Frente Popular de Judea o al Frente Judaico Popular. Si se lo curra, bien puede echar así la tarde.
Para la noche, déjese de experimentos. Prepare un bocata en casa y échese, sin rubor, a la calle: hay auténticos expertos en esto del 'picnic' noctámbulo, una especie que se suele congregar en el Monte de la Tortilla a la luz de los fuegos. Vaya, pues al final, va a ser verdad que hay cosas que el dinero no puede comprar.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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