Leydi Delgado
Viernes, 9 de agosto 2024, 17:09
El último día. La comparsa de Gigantes, Cabezudos, Caballos y Sotas se ha despedido entre aplausos. Tras una mañana de recorrer las calles del centro de Vitoria, han dicho adiós, mejor un hasta luego, a lo grande en la confluencia de la calle San Antonio ... con San Prudencio.
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Los txikis y los más grandes se han reunido para despedir a esos personajes de cartón y a sus bailes inolvidables. «No los dejamos escapar nunca. Buscamos siempre a los Gigantes y hoy en Vitoria no podíamos fallar», dice Aitor Alzaga entusiasmado mientras su hijo Alazta de tres años baila al ritmo de la música.
Confiesa que el niño le cogió afición a los Cabezudos desde bebé. «Mi hijo es seguidor, es más, tenemos uno en casa» y cuenta que jamás le tuvo miedo a los «terroríficos» personajes, por el contrario, «le encantan».
Entre aplausos y algarabía los protagonistas de las calles de Vitoria se despidieron ante un público multitudinario. «Agur», «Adiós», se escuchaba entre la gente mientras los músicos no dejaban de tocar txistus y sus tambores para despedir a las figuras legendarias de la capital alavesa.
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«Hemos venido con mis tres hijos a despedir a la comparsa», explica Silvia junto a sus tres hijos de 12, 9 y 5 años que se reunieron en la calle San Antonio para mirar el último espectáculo. Cuenta que su marido es de Pamplona, por lo «que tienen mucha cultura de los Gigantes y del pasacalle». «Se les quiere mucho a estos personajes y hay mucha afición», revela. Además, narra que los pequeños, y hasta ella misma, siente «mucha tristeza porque los Gigantes y los Cabezudos se guardan hasta el próximo año». Pero no sólo eso… Silvia dice que hoy es momento especial para todos porque uno de los cabezudos «se jubila de estar bajo el traje de Ojo Biriqui».
Eneko Llinás da vida a Ojo Biriqui y hoy les dijo adiós a sus compañeros y todo el público de la comparsa. Llevaba 19 años interpretando a uno de los cabezudos más populares de Vitoria. Y este año fue su último paseo por las calles de la capital alavesa. «Ahora mismo siento muchos nervios y nostalgia viendo todo esto», dice conmovido Eneko Llinás mientras le piden fotos para el recuerdo.
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«Ojo Biriqui es una parte de Eneko. Mucha gente me ha conocido a través del personaje», confiesa. «Es un gamberrete que le gusta chinchar, que pega fuerte, que corre detrás de los chavales y le gusta jugar, pero también es cariñoso y le gusta acercarse a los bebés y abuelos», explica sobre el que ha sido su personaje durante casi estos 20 años.
Se despidió de su icónico personaje entre aplausos y lágrimas después de que sus compañeros lo cargaran en hombros para despedirlo. «Me quedo con el agradecimiento de los txikis, niños y hasta de las familias. Esa interacción que he tenido con ellos ha sido una pasada. Es muy gratificante», confiesa. El joven de 34 años relata que ahora no sabe qué va hacer con su tiempo durante las fiestas de La Blanca. «Ahora no sé qué va ser de mi vida» y dejó un mensaje para el sucesor de Ojo Biriqui: «Que sea auténtico».
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